Como te digo una cosa, te digo la otra

El presidente Tabaré Vázquez no tiene quien lo asesore sobre la pertinencia e importancia de los anuncios que realiza y su impacto. O, si lo tiene, no hace caso a las sugerencias.
Cuando faltaban pocas horas para que finalizara la Conferencia Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Enfermedades No Transmisibles (ENT), en Montevideo, al mandatario se le ocurrió tirar un pique al aire. Le dijo a los periodistas que el gobierno haría un anuncio muy importante y las miradas se pusieron sobre el tan anunciado –y demorado– acuerdo con UPM para la instalación de la tercera planta de celulosa en el país. Pero no iba por ahí la cosa.
Un comunicado colgado en la web de Presidencia en la tarde del viernes con los logos de la empresa Schuepbach Energy, del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) y Ancap señalaba “la presencia de hidrocarburos” y nada más. Pocas horas después, la comunidad científica uruguaya hervía.
Desde una fuente calificada del ministerio de Industria que definió a EL TELEGRAFO la misiva oficial como “una vergüenza”, una “tomada de pelo”, porque “si está hecho por técnicos es para enojarse”, ante la falta de detalles técnicos que denotan “un bluff”, hasta los detalles técnicos que brindó el presidente de la Sociedad Uruguaya de Geología, Claudio Gaucher, se destaca el apuro por un anuncio que no es novedad.
Cualquiera puede comprobar que la información sobre el hallazgo de hidrocarburos ya estaba presente en la web de la empresa encargada de las perforaciones (2014) y hasta en estudios científicos de la Facultad de Ciencias, a los que puede acceder cualquier curioso. Por ejemplo el documento denominado “Cuencas sedimentarias del Uruguay”, publicado por Gerardo Veroslavsky, Martín Ubilla y Sergio Martínez (Segunda edición de 2004) analiza los recursos naturales existentes en el país, correspondiente al Mesozoico. “La perforación que inició en 1951 el Instituto Geológico del Uruguay en procura de agua para el abastecimiento de la localidad de San Jacinto (departamento de Canelones) fue responsable del descubrimiento de la Cuenca Santa Lucía. En 1954, Ancap inició la primera campaña de prospección petrolífera sistemática en la cuenca con el asesoramiento de la empresa petrolera Degolyer and MacNaughton Inc”. Señala que “la principal base de datos de la cuenca (sísmica, gravimetría y perforaciones profundas) surge de las dos campañas de exploración de hidrocarburos; la segunda se inició en 1975”.
Incluso va más allá y define bajo el subtítulo de “una cuenca aún subexplorada”, a “la Cuenca Punta del Este”, donde “hay que tener en cuenta que sólo se dispone de dos perforaciones profundas y 6.500 kilómetros de líneas sísmicas para cubrir una extensa cuenca offshore. En este sentido, se asigna particular importancia al reciente conocimiento de que la aplicación de nuevas tecnologías ha permitido detectar importantes cantidades de inclusiones fluidas de petróleo y gas en las muestras”, efectuadas en 1996. O sea que desde hace décadas que tanto los organismos gubernamentales bajo otras administraciones, como empresas petroleras consultadas y, por supuesto, los científicos uruguayos saben que hubo hallazgos de similares características. La noticia, tal como dijo Gaucher, hubiese sido que ya se está bombeando lo que se sabía que existía.
Las motivaciones y objetivos de este anuncio quedan en el fuero íntimo del mandatario, sin embargo, no parece difícil imaginar la necesidad de respuestas oficiales a los partidos opositores que reclaman por “una agenda” y, a pesar de que ya bajó al llano, confirma que su “agenda” es salir a responder de cualquier manera a quienes lo cuestionan con “noticias” de corto efecto. Porque si el mandatario no estuviera tan ceñido a su propia interna, tendría las manos bastante más libres para hablar de un TLC entre Uruguay y Chile o con la Unión Europea, a través del Mercosur. O se conocerían más detalles de los acuerdos a punto de firmar con UPM, cuya “confidencialidad” se ha transformado en un blasón para no mencionar lo que se deja en la cancha.
Por eso, cada vez que el presidente se olvida de la investidura y confronta con la oposición a la que juzga por sus “pompitas de jabón”, o el Ejecutivo confirma el “hallazgo de hidrocarburos”, no queda claro si la oposición está fuera o dentro de su propio gobierno y fuerza política. Por otro lado, tampoco existe “alguien” que marque un rumbo coherente entre las personalidades “bienvenidas” y las que no lo son tanto. Y en este caso, también citaremos solo un ejemplo.
En el marco de la conferencia mundial de la OMS que analizó estrategias para enfrentar a las ENT, Vázquez recibió a Robert Mugabe. El presidente de Zimbabue ejerce una sangrienta dictadura en su país desde 1987 y, a los 93 años el presidente más viejo del mundo va por un nuevo mandato.
El dictador africano, que fue orador en la cumbre realizada en Montevideo, prohibió la homosexualidad en su país y se define a sí mismo como “el Hitler de nuestro tiempo”, y “sólo Dios que me nombró, me va a quitar” de la presidencia. En su país, “el ciudadano blanco es de segunda, porque el único hombre blanco fiable, es uno muerto” y en cuanto a la igualdad de género, afirma que “no es posible que las mujeres estén a la par con los hombres”. Es también muy interesante su mirada sobre los partidos opositores: “Los que perdieron las elecciones se pueden suicidar, si así lo desean. Aunque mueran, los perros no se comerán su carne”. Las organizaciones sociales hubiesen prendido fuego el Edificio Mercosur o al Raddison Victoria Plaza, pero en realidad no se les movió un pelo.
Sin embargo, por mucho menos, el propio gobierno de Vázquez y el Pit Cnt armaron un escándalo cuando se anunció la presencia de Luis Almagro en el Foro de Cyber Seguridad de las Américas. “Rechazamos la visita del Sr. Luis Almagro a nuestro país, quien representa los intereses imperialistas de EE.UU. en América Latina, que ha atacado a la República Bolivariana de Venezuela y no se ha pronunciado sobre el golpe institucional en Brasil así como los ataques permanentes en Cuba”, decía el comunicado que rechazaba “estas prácticas entreguistas”. Y como tampoco iba a ser recibido por el Ejecutivo ante las presiones del Frente Amplio, decidió cancelar su viaje. Por eso, más allá de una agenda, lo que falta es coherencia porque el humo ya resulta una neblina que molesta.