Pesca artesanal como recurso económico para decenas de familias

Mientras que en Paysandú y el Norte del río Negro son poco más de 20 los pescadores artesanales registrados formalmente -aunque son más según se puede constatar- la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) está tratando de organizar a los pescadores, de manera de regularizar la situación de decenas de personas que tienen este medio de vida en la región.
Según dijo a EL TELEGRAFO el director general de la Dinara, Daniel Gilardoni, se busca que generen grupos para optimizar las condiciones en las que realizan su actividad, para mejorar su calidad de vida y obtener ingresos a partir de un recurso natural y renovable.
“En la nueva ley de pesca de 2011 se crean los `Consejos de pesca artesanal´ la primera institucionalidad pesquera en el país. Y si lo comparamos con la actividad agropecuaria, hay cientos de ejemplos de institucionalidad pública y privada, pero en la pesca es la primera vez y están integrados por pescadores, por Dinara, la Prefectura Nacional Naval -que es otro jugador importante- y por los gobiernos departamentales y municipales”, señaló. En Paysandú, el Consejo aún no está creado. “Hay 10 en el país, el último fue en Villa Soriano y la meta para este período de gobierno son 14”, indicó el director.
APOYOS ANTERIORESSIN RESULTADOS
Afirmó Gilardoni que “hemos cambiado el paradigma, porque décadas atrás se trabajaba llevando proyectos y estimulando a los pescadores para que se organizaran para acceder a infraestructura, cámaras de frío o cámaras de hielo, y eso, evaluando los resultados, no ha perdurado”. El jerarca agregó que “estos Consejos lo que hacen es dar un ámbito de articulación donde se puede ir avanzando en las soluciones que los pescadores requieren; como tales creemos que están dando resultados y los creamos donde los pescadores sienten que tienen esta necesidad y pueden nombrar sus representantes”.
Como ejemplo del resultado del trabajo de los Consejos el director dijo que “en la Barra del Chuy y Coronilla hay un grupo de 30 almejeros, una actividad de mariscos que es atípica en el país, que se recuperó después de unos 20 años que el recurso había sufrido una enfermedad y casi había desaparecido, se recuperó y hay un grupo de pescadores que le venden a una pequeña planta que hicieron ellos mismos con una inversión mínima, pero para ellos muy importante”.
En ese lugar se depura la almeja con circulación de agua, se le saca la arena “y eso permitió que la almeja que antes se vendía como carnada a 50 pesos hoy se vende a 250 o 300 pesos directamente a restoranes”. Detalló que “eso se hizo en el Consejo a partir de las distintas alternativas que había”, señaló.
Otro caso que mencionó fue el de San Gregorio de Polanco, donde “se han hecho cosas muy interesantes como la Fiesta de la Tararira en el circuito de festivales del interior, con un importante concurso de pesca deportiva organizado por pescadores artesanales. Dinara declaró una veda de un mes solicitada por el Consejo a propuesta de los pescadores artesanales y creó una reserva de pesca deportiva en la ensenada de San Gregorio, trabajada en conjunto con los pescadores deportivos”.
LOS PESCADORES DE PAYSANDÚ
En cuanto a la situación en Paysandú, Gilardoni dijo que “hasta hace tres años no teníamos ningún pescador con permiso registrado y a partir de algunos controles de Prefectura surgió la necesidad de los propios pescadores de obtener los permisos. Dinara ya hizo su trabajo, le entregó la constancia de incorporación a todos, y hoy el tema está trancado por la obtención de los certificados de Prefectura. Dinara, por ley, no puede entregar un certificado de pesca si no tiene ese certificado”.
Adelantó que “estamos buscando una solución razonable, porque a Dinara le interesa que todos los pescadores que estén en el agua tengan su permiso, porque estamos haciendo controles muy fuertes en la cadena, y queremos que estén también los pescadores. Paysandú tiene una fortaleza importante, y es que está en Centro Universitario con gente a la que le interesa el tema y está tratando de apoyarlo con mucha fuerza y conocimiento”.
El jerarca dijo que el primer paso es “que todos tengan su permiso, después instalar un Consejo de Pesca, y ver cómo ellos mismos eligen la manera de organizarse, qué tipo de producto hacer, dónde venderlo y cómo, para obtener un mejor ingreso”.
Consultado sobre los apoyos públicos y privados que se han dado en equipamiento a pescadores artesanales, como el de la Asociación Cristiana de Jóvenes en Constitución con un muelle y cámara de frío para los pescadores, que no tuvo éxito, Gilardoni dijo que “la mayor parte de esas intervenciones están en desuso, porque no es solo dar una cámara. Hubo proyectos del Ministerio de Ganadería en el primer período de 2005 a 2009 donde se hizo un trabajo similar y los resultados fueron algo decepcionantes”.
EL NECESARIO SERVICIO INTERMEDIARIO
El director explicó que siempre se critica la función del intermediario, “pero alguien tiene que hacerlo. El que tenga éxito un grupo de pescadores en esa función dependerá de su eficiencia, de que tenga menores costos que el intermediario y que los pescadores obtengan más dinero por su kilo de pescado. Pero cuando al pescador le damos una fábrica de hielo, una cámara de frío y parece que le solucionamos un problema, si no están preparados para eso (la gestión) le estamos aumentando los problemas, porque al mes de instalado tiene que pagar la UTE, la OSE, los impuestos, y además discutir con los compañeros cómo se paga”, detalló.
“Creemos que primero hay que fortalecer el grupo y que ellos se vayan incluyendo en otro tipo de trabajo, pero el intermediario hasta ahora ha demostrado ser útil porque da un servicio para poder colocar el pescado y tiene hielo, transporte, financiación y el cliente final”, resumió.
“VERDADERA DESCENTRALIZACIÓN”
Gilardoni aclaró que “si bien los Consejos no son vinculantes, sí hay temas que son consensuados, para la dirección de Dinara es muy fácil ponerle la firma en Montevideo, pero eso en realidad es verdadera descentralización porque quienes trabajaron el tema lo hacen con la gente en el lugar donde viven”.
En cuanto a los intermediarios, actores privados que proveen los servicios de frío y transporte, y cómo se vinculan con el trabajo y los valores del pescado, el director dijo que “hay acciones concretas. La relación entre el productor primario, sea ganadero o pescador artesanal, y la industria final, siempre es discutido”. Al respecto puso por ejemplo que “los ganaderos todavía discuten el margen de los frigoríficos y el precio que le pagan por el ganado, imaginemos con los pescadores artesanales, que no tienen los mismos mecanismos de organización e intervención en la cadena”.
En el caso de los pescadores artesanales “el camino que vemos es fortalecer la organización, y por eso los Consejos locales de pesca. Y a partir de ahí ya hay resultados, como el ejemplo de San Gregorio de Polanco, que con lo que ganaron con el concurso de pesca deportiva invirtieron en instalaciones y procesamiento de pescado para la venta en cercanía, y sacan más dinero que vendiéndolo directo para la exportación”.
CONSIDERAR LAS COMPRAS PÚBLICAS
Otro de los caminos señalados por Gilardoni es el de las compras públicas, donde “hoy hay un 30% de reserva para productores agropecuarios familiares o pescadores artesanales. Aunque es un paso muy grande para los pescadores artesanales llegar a eso la Dirección de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería está financiando proyectos, tiene herramientas y ha creado recientemente un registro de productores pesqueros familiares para ser objeto de políticas públicas y que así se integren en distintas líneas de proyectos, como uno de mayor tecnología cuando quieran agregarle más valor. Hay varios de esos proyectos financiados y trabajando en el interior del país”, afirmó