Se estrecha el cerco

Que los Kirchner son unos corruptos ha sido un secreto a voces desde hace un buen tiempo a esta parte. Pero, claro está, hay que probarlo para que deje de ser comentarios de corrillos, especulaciones periodísticas, rumores de la calle, versiones de la opinión pública.
La expresidenta Cristina Fernández, viuda del también exmandatario Néstor Kirchner, ha sido apuntada por varios casos de corrupción, como el de enriquecimiento ilícito; y esta semana, la Justicia de Argentina rechazó la apelación y ratificó el procesamiento de Cristina por asociación ilícita y fraude por presuntamente otorgar a un empresario obras valoradas en 2.200 millones de dólares, y le trabó un embargo equivalente a 565 millones de dólares, en una causa vinculada con la adjudicación de obra pública al empresario Lázaro Báez, quien está preso.
De esa forma, la decisión de la Sala IV de la Cámara Federal dio vía libre para juicio oral y público, que también comprende al exministro de Planificación, Julio De Vido –quien recientemente perdió sus fueros parlamentarios y también fue detenido– y el exsecretario de Obras Públicas, José López.
La causa investiga presuntas irregularidades en la adjudicación de obras públicas viales al Grupo Austral, presidido por el empresario Lázaro Báez, en la provincia de Santa Cruz (Patagonia) durante el mandato de Cristina Fernández (2007-2015), quien obtuvo inmunidad parlamentaria al ser electa senadora en las legislativas del pasado 22 de octubre.
En otra investigación, Cristina negó la semana pasada ante un juez haber encubierto a iraníes acusados en Argentina del atentado contra el centro judeo-argentino AMIA que causó 85 muertes en 1994, un señalamiento que calificó de “gran disparate jurídico”. Fernández presentó un escrito de 17 páginas ante el juez Claudio Bonadío, que la citó a indagatoria, en una causa abierta a raíz de una denuncia del fiscal Alberto Nisman presentada cuatro días antes de morir, el 18 de enero de 2015. “De usted, no espero justicia”, escribió en el texto dirigido a Bonadío, a quien había intentado destituir durante su gobierno al acusarlo de mal desempeño.
Bonadío la investiga por traición a la patria o encubrimiento agravado por haber firmado en 2012 un pacto con Irán, que buscaba poder indagar en Teherán u otro lugar convenido a ex altos funcionarios iraníes acusados del atentado. El juez tiene 15 días para decidir si la procesa junto al excanciller Héctor Timerman y otros imputados que fueron indagados en la última semana.
En agosto pasado un artículo de The New York Times analizó el caso argentino en torno a la corrupción y señaló que en ese aspecto el kirchnerismo resultó ser peor que el menemismo. “Lo ocurrido con los funcionarios del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que dejó el poder el año pasado, ha enojado a la nación a un punto que no se había alcanzado en dos décadas, cuando había una serie de acusaciones contra la administración del expresidente Carlos Menem”, afirmó el Times.
“A medida que jueces y fiscales avanzan con los casos muchos argentinos se preguntan si los gobernantes pueden superar una cultura de corrupción que ha evitado el progreso del país”, agregó el diario estadounidense. La corrupción ha rondado la herencia del kirchnerismo desde que Cristina Fernández entregó el poder hace más de un año al actual presidente argentino Mauricio Macri. “La imagen del máximo responsable de la obra pública, Julio López, intentando ocultar bolsos con 9 millones de dólares dentro de un convento fue la foto más evidente, mientras en los tribunales avanzaban las causas contra la expresidenta y su entorno, sobre todo empresarios beneficiados con los negocios del Estado”, subrayó un reporte de El País de Madrid.
El diario La Nación de Buenos Aires ordenó en un muy interesante artículo interactivo el frente judicial que afronta la viuda de Kirchner. Allí se apunta el caso Hotesur, la segunda parte de la causa de las obras viales; el caso Los Sauces, donde fue procesada por asociación ilícita, negociaciones incompatibles y lavado de dinero (le embargaron 130 millones de pesos argentinos y le prohibió salir del país y fueron también procesados sus hijos); los contratos a Báez, por los cuales Cristina fue llamada a indagatoria por el juez Julián Ercolini a pedido de los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques. La acusan de haber direccionado contratos de obra pública para beneficiar a Lázaro Báez.
Otra cuestión ha sido la de la ruta del dinero K. “Solo está imputada por la declaración de Leonardo Fariña. El juez Casanello tiene a Báez preso y a Cristina Fernández investigada por Marijuan”.
“El fiscal pidió su indagatoria por mandar a destruir registros de transferencias de allegados al kirchnerismo desde Estados Unidos”, indicó La Nación. También está el asunto del dólar futuro, donde el juez Bonadio procesó a Cristina por indicar al Banco Central que venda dólares en el mercado de futuro a mayor precio que el de mercado; por último, el diario mencionó el asunto del encubrimiento en el caso del atentado a la AMIA.
Son muchas causas abiertas como para salir airoso y que la carrera política de la exmandataria no se mancille. El cerco judicial se estrecha sobre Cristina. Pero, cabe aclarar, es Argentina. Todo puede pasar.