Paysandú, ciudad cultural

Uno de los aspectos que desde su inicio ha caracterizado la gestión del intendente Guillermo Caraballo ha sido el impulso de la actividad cultural, tanto a través de la difusión de artistas sanduceros como de otros departamentos e incluso del exterior. Queda claro que todas esas acciones forman parte de una política departamental que el actual jefe comunal ha señalado como relevante, desplegando en los hechos un compromiso personal e institucional que va dando sus frutos.
Las áreas de actuación en esta materia han sido varias. Sin perjuicio de los esfuerzos para desarrollar una cartelera de eventos que resulte atractiva para los sanduceros y para toda la región, se ha trabajado asimismo en la infraestructura que aloje las mismas. Las obras que actualmente se desarrollan en el teatro Florencio Sánchez y en el excine Astor forman parte de un esfuerzo sistemático y global para contar con escenarios que permitan recibir espectáculos de la más diversa naturaleza. Como dice el dicho: “para muestra basta un botón”, y así la decisión de dotar de un foso de orquesta al teatro Florencio Sánchez (máxime cuando no existe en ningún teatro en el interior del país o en la región) habla a las claras de una voluntad de enfocar las obras pensando en espectáculos de indudable jerarquía.
Las iniciativas en esta materia no se agotan, sin embargo, en los aspectos locativos y han puesto especial énfasis en la gestión, un verdadero talón de Aquiles para un país en el cual muchas veces las obras logradas con un gran sacrificio terminan por volverse inoperantes por falta de una administración y planificación adecuada. En esta área, el Intendente ha realizado en las últimas semanas algunos movimientos que respaldan una visión de largo plazo en la materia. En efecto, la Intendencia sanducera celebró un convenio de cooperación con la Intendencia de Montevideo, que incluye la colaboración del Teatro Solís y de todo su equipo con el teatro Florencio Sánchez, así como la incorporación de la gestora cultural Virginia D’Alto al equipo del más importante escenario cultural sanducero. Asimismo se ha iniciado en las últimas semanas un ciclo de formación sobre gestión cultural que comenzó con un taller dictado por Gerardo Grieco (figura relevante en la puesta en marcha y gestión de instituciones culturales tales como la Sala Zitarrosa, el Teatro Solís y el Auditorio Nacional del Sodre), convocando a unos treinta representantes de diversas áreas de la cultura. Este ciclo de formación, impulsado por la Intendencia de Paysandú y la Facultad de la Cultura del Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh) deja en claro que el Ejecutivo departamental es consciente de que, más allá de la importancia de generar instalaciones de calidad, es necesario contar con los recursos humanos adecuados para desarrollar su actividad.
Es importante tener en cuenta que el desarrollo de las actividades culturales tiene además un beneficio adicional e intangible: la recuperación de la autoestima de los sanduceros. Durante las últimas décadas actores políticos y sociales han manifestado en varias ocasiones la necesidad de superar un estado de ánimo negativo por el hecho de creer que “todo tiempo pasado fue mejor” y que no existen posibilidades de desarrollo para del departamento fuera del tradicional –y hoy casi inexistente– esquema de la industria manufacturera. La actividad cultural forma parte de una manera diferente de vernos a nosotros mismos y de mirarnos desde otras perspectivas y eso sin duda alguna impulsa estados de ánimo y reflexiones colectivas que son una herramienta eficaz contra el desasosiego que muchas veces parece habernos ganado a los sanduceros. Sobre este punto el académico de la Universidad de Sevilla, Enrique Hernández Pavón ha expresado que “lo que le confiere a la cultura su carácter estratégico en las relaciones sociales es, sin lugar a duda, su papel como instrumento de cohesión social, de desarrollo humano y de comunicación creativa”. Así pues, una política cultural como la que viene desarrollando el Intendente Caraballo es un aspecto de indudable importancia para “dar vuelta la pisada” luego de varias décadas de pesimismo sobre el presente y el futuro de Paysandú.
Pero las ventajas de la existencia de una comunidad local activa que desarrolle, difunda y consuma diversos productos culturales coloca a Paysandú en una senda virtuosa para transformarse en un referente a nivel nacional y regional en esa materia. Esos avances permitirían al departamento la creación de industrias culturales que potencien el trabajo de los actores locales en el ámbito cultural. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) las industrias culturales son consideradas como aquellas que “combinan la creación, producción y comercialización de contenidos que son abstractos y de índole cultural. Estos contenidos que pueden tomar forma de bienes y servicios, generalmente están protegidos por “derechos de autor”. Así también, un importante aspecto de las industrias culturales de acuerdo a la Unesco es que “están centradas en promover y mantener la diversidad cultural y asegurar el acceso democrático”. Sin dudas Paysandú tiene una oportunidad en esta materia, la cual debe ser apoyada por políticas públicas que permitan al departamento fortalecer un área de actividad cuya particularidad consiste en combinar lo cultural y lo económico.
Por todo ello, no podemos ni debemos concebir a la actividad cultural como un fenómeno ajeno a las necesidades diarias de los sanduceros. Nada más lejano de la realidad. En efecto, tenemos que entender que no se trata solamente de la actividad cultural en sentido estricto, sino también en los bienes y servicios que estas actividades producen, incluida la creación de empleo en las más diversas áreas. Como ha señalado la Organización de Estados Americanos (OEA), “La cultura, y especialmente las industrias culturales, tienen un papel protagónico en el alcance del desarrollo tal y como atrás se concibe. Por una parte, por su aporte a la economía, al empleo y al bienestar material. Pero ante todo porque las industrias culturales son constructoras de identidades sociales y son lugares donde se desarrolla innovadoramente la civilidad. En ellas se vehiculan las demandas colectivas de amplios sectores sociales. Así, desde esta perspectiva, la construcción del desarrollo tiene una dimensión cultural inherente”.
Así las cosas, los pasos que en materia cultural ha dado la Intendencia Departamental muestran un rumbo claro, firme y acertado para contribuir a un cambio de paradigma en la actividad cultural y económica de Paysandú, un paso que sin dudas tiene una relación directa con el desarrollo local y la calidad de vida de todos sus habitantes.