Solicitada

“El Frente Amplio convirtió el vertedero en basurero y le agregó un asentamiento irregular de hurgadores”
El buldócer Caterpillar D6 de trescientos mil dólares que compró la Dirección General de Servicios de esta administración municipal del Frente Amplio, no duró un mes en funciones que ya se rompió (rompió la bomba de agua y se recalentó). Pero esa es solo una de las desgracias que pagamos todos los sanduceras en el relleno sanitario municipal, porque a eso hay que sumarle las miles de horas de máquina que se han contratado a privados prácticamente desde el inicio de esta administración, a un costo de hasta 180 dólares la hora y que, roto el buldócer nuevo, se siguen contratando para lo que definen pomposamente como “gestión de los residuos”.
Pero todo eso es “venta de humo”, porque hace poco una de las máquinas de los privados se quedó enterrada entre los residuos del basurero, dejando en evidencia que se trabaja dando “palos de ciego”, sin un objetivo a obtener técnicamente definido, sin planificación ni previsión. En fin, no hay capacidad técnica para ordenar dónde y cómo usar bien la maquinaria pesada para trabajar entre los residuos de forma de alcanzar la necesaria compactación de los mismos.
Resolver eso, es la única forma de logar reducir el espacio que hoy ocupan y ganar así espacio para la disposición final de los nuevos volúmenes que llegan diariamente, al tiempo que favorecer la normal y correspondiente cobertura de todos los residuos.
Ante esta deplorable gestión, los contribuyentes tenemos el legítimo derecho de preguntar: ¿Cuántos miles de dólares se tienen gastados por esta administración a empresas privadas, por el uso de su maquinaria en el relleno sanitario municipal? Y si a eso le sumamos lo que costó el nuevo buldócer que ya se rompió y sumamos el costo de la reparación del mismo, ¿no se podría haber construido el nuevo relleno sanitario municipal para lo cual la administración 2010-2015 del Partido Nacional ya había puesto en marcha los estudios de base?
Los que tienen poder legítimo dado por el Pueblo que los votó, para obtener del Sr. Intendente, sus directores y sus técnicos, las contestaciones a todas esas y otras muchas dudas, son los señores ediles. Y ante el Pueblo deberán responder si lo logran o no. Lo cierto es, “que el Pueblo quiere saber”.
Llegados a este punto, abordemos ahora el tema de ¿quién manda en el relleno sanitario municipal? Porque si alguien cree que quien decide dónde y cómo se dispone la basura es la Intendencia, está equivocado. Los que mandan en el relleno sanitario municipal son los hurgadores que pueblan la zona. Porque ya no es solo el basurero: ¡pueblan la zona! Ellos son amos y señores del lugar, también como consecuencia de la incapacidad de la Intendencia para resolver el tema. Tema cuya solución se la dejó servida en bandeja el gobierno saliente del Partido Nacional. Esa Administración había iniciado el proceso de regularización con la construcción del “punto de clasificación”, con el cual y a través del cual se proyectaba regularizar su situación. Pero llegó la Administración Caraballo “¡y mandó parar!” En sociedad con el Mides, que teóricamente debería ser el encargado de lograr el desarrollo social de esos hurgadores, no quisieron terminar ese proceso iniciado para ordenar el lugar. ¿Torpeza política o incapacidad funcional? ¿O mantenerlos pobres condicionando la dádiva oficial a cambio del voto?
El resultado es que hasta el día de hoy se siguen sucediendo incidentes de violencia de parte de los hurgadores hacia los funcionarios municipales de la recolección, que arriesgan desde su seguridad laboral hasta el peligro de muerte. La última amenaza de muerte sucedida en estos días, por parte de un hurgador a un funcionario, está denunciada ante la Justicia por la Dra. Cristina Zeni, contra la Intendencia empleadora del amenazado.
En definitiva, al día de hoy tenemos un basurero municipal dominado por los hurgadores, donde el pueblo paga los miles de dólares que se gastan en sobrecostos, errores y horrores y cuya vida útil se acorta cada día que sigue soportando su mala gestión. Dineros que podrían haberse invertido en construir uno nuevo como estaba proyectado.
Los contribuyentes no tenemos que pagar la incompetencia.
En otra oportunidad quizás no refiramos a la contaminación ambiental que provoca este basurero. Esa es otra larga historia.
Ing. Ramón
Appratto Lorenzo