Solicitada

DOS DE ENERO
Otra vez a comienzos de año conmemoramos un aniversario más de la Caída de Paysandú. Como cada año rendimos culto a la gesta heroica de los defensores de nuestra ciudad. Tal acontecimiento es para nosotros un gran orgullo, naturalmente por ser nacionalistas y blancos, pero por sobre todas las cosas, por ser hijos de esta hermosa tierra sanducera, a la que tanto debemos y que siempre llevamos con nosotros en nuestros pensamientos.
Y cuando recordamos, todos los años, los hechos ocurridos en esta ciudad hace ya más de 150 años, a la memoria se nos vienen imágenes de actos heroicos, de lucha y de sacrificio en pos de un ideal, y de la enorme capacidad del hombre de dejar todo por aquello en lo que cree.
Seguramente, entre las filas de los defensores había opiniones divididas. Seguramente no todos formaban un grupo homogéneo de idénticas voluntades e intereses, pero sin embargo fueron capaces de aunar esfuerzos y hacer causa común, cuando la urgencia de la hora demandaba semejante sacrificio. ¡Cuánto debemos hoy, como nacionalistas aprender de semejante lección! Durante 93 años el Partido Nacional no fue gobierno. Y en gran parte, no lo fuimos por estar divididos, y gran parte de esa división fue en su momento entre herreristas y blancos independientes. Que las sombras de ese pasado de división y lucha en menoscabo de la gran causa del partido no extienda sus garras a este presente lleno de alegría, de esperanza y colmado de la férrea voluntad de volver a ser quienes conduzcamos los destinos de la patria. Que las viejas divisiones no ensucien ni empañen la alegría de nuestra juventud. Esta juventud nuestra, de muchachos y muchachas que con una sonrisa y llenos de fe, levantamos con orgullo la hermosa bandera de nuestra colectividad; de esta hermosa juventud, plural, abierta, sana y con debate, integrada por todos nosotros quienes estamos tan convencidos de que nos asiste la razón en aquello que defendemos y creemos, que no necesitamos imponer nuestras ideas prohibiendo a los demás decir las suyas.
Decía Wilson que cualquier solución sin el Partido Nacional, o no es solución o es solución corta, a medias o injusta. Y que es bajo estas banderas, donde radica, necesariamente, la esperanza del país.
Nuestro país, esta comunidad espiritual como se refería Wilson, necesita hoy más que nunca que el Partido Nacional se erija como la gran opción de gobierno. Tenemos que erigirnos como un partido con gente responsable, como una opción de gobierno auténtica que convoque a votarnos, a confiar en nosotros a personas con los más diferentes puntos de vista. Porque como también expresaba Ferreira Aldunate: “un partido para ganar las próximas elecciones tiene que demostrar que es un partido capaz de asumir las responsabilidades de gobierno”.
Creo que estamos listos para hacerlo; y estamos listos para hacerlo porque este país no puede, ni debe soportar cinco años más de Mujica y su estilo; cinco años más de Ancap, ALUR y sus pérdidas millonarias, tapadas con el bolsillo de todos nosotros; cinco años más de Alas U, de Envidrio, de Cotrapay y los subsidios otorgados a dedo; cinco años más de Sendic y Lucía, del título que no existe pero que todos lo vieron y de Suárez y las firmas truchas.
No nos merecemos cinco años más de una educación pública paupérrima cuya única función parece ser, en vez de ser la gran niveladora de las oportunidades, la de agrandar la brecha entre aquellos que pueden optar por una educación privada, y aquellos que no.
Tampoco nos merecemos cinco años más de una salud pública endeble, donde conseguir una cita con un especialista es una odisea, donde nunca hay fecha, o la próxima más cercana es dentro de cuatro meses. Este país no puede ni debe soportar otros cinco años de ajuste fiscal, de tratar de solucionar los problemas inherentes al déficit fiscal a costa del bolsillo del uruguayo promedio. Porque también hay que decirlo: al gobierno no le cierran los números, pero tampoco se atreve a revisar el gasto social ya que ahí está sostenido gran parte de su caudal electoral.
Pero sobre todas las cosas este país no puede ni debe soportar otros cinco años más de Bonomi y su justificación a todos sus errores. Un ministro que no tiene autocrítica, apañado al extremo por un gobierno cómplice, y que cree que todos los uruguayos no debemos hacer ostentación de aquello que hemos comprado con el legítimo fruto de nuestro trabajo para evitar tentar a los delincuentes. Cada semana, nos enteramos que al menos un compatriota murió a manos de un delincuente, y ya casi nos hemos acostumbrado a esta noticia, que pasa prácticamente sin sobresaltos y que es rápidamente olvidada. Y a pesar de esto, Bonomi sigue, impávido, en su cartera. Por todo esto y por mucho más, debemos hoy más que nunca, presentarnos como la gran solución a la causa nacional. ¿Acaso existe alguna duda que solamente el Partido Nacional puede presentarse como el único adversario con oportunidad de ganarle al Frente Amplio?
Sin embargo, solamente vamos a tener oportunidad de triunfar, si demostramos, y con hechos, nuestra unidad. Necesitamos, al igual que los defensores de esta plaza, dejar de lado las diferencias que naturalmente tenemos, que orgullosamente llevamos, en pos de algo mucho más grande que cualquiera de nosotros.
La victoria exige de cada uno de nosotros, los mayores sacrificios. El objetivo de nuestro partido, como decía Ferreira Aldunate, no es servir a los blancos, sino servir a los uruguayos todos. Que sea esa la brújula que nos indique el norte que debemos seguir. Y que trabajando juntos, aunando esfuerzos y voluntades, logremos finalmente, llevar a nuestro Partido a la victoria.
Agustín Silva Caccia