Proyecto sobre celíacos no tuvo aportes de las instituciones que los representan

El 22 de diciembre de 2017, el Poder Ejecutivo envió al Legislativo un proyecto de ley para regular el acceso a los celíacos de productos sin gluten, en complementación con la Ley Nº 16.096 de 1989. En el texto, se establecen detalles de cómo debe trabajarse para la producción de alimentos para celíacos, normas de inscripción para los productos aptos y obliga a bares y restaurantes a disponer de al menos un menú libre de gluten.
Si bien no hay cifras definitivas ni oficiales sobre la cantidad de celíacos que hay en Uruguay, las estimaciones con base en estadísticas indican que podrían ser unas 30.000 personas que padecen este problema, un 0,8% de la población del país. Esos datos maneja la Asociación de Celíacos del Uruguay (Acelu) que, si bien coincide con parte del proyecto de ley elaborado por el Poder Ejecutivo, tiene algunas observaciones sobre el aspecto reglamentario. La presidenta de Acelu, Susana Tchekmeyan, dijo a EL TELEGRAFO que la institución no fue consultada para la redacción del proyecto de ley, que podrían haber aportado mucho para redactar esta norma. Aclaró también que hay otras organizaciones de celíacos, algunas en Montevideo, aunque también hay en Treinta y Tres, Artigas, Salto, Tacuarembó, que son muy fuertes “y también hay que convocarlos”.

NO SE ENTERARON DEL PROYECTO

“Tuvimos contacto con el proyecto el 22 de diciembre. Estábamos trabajando con el Ministerio de Salud Pública por varios temas relacionados con la parte regulatoria de cómo tiene que ser el etiquetado de los alimentos, ya que Acelu tiene la patente de la espiga barrada (símbolo internacional de alimentos sin gluten) y tenemos el protocolo para los alimentos recomendados por Acelu. Estábamos trabajando con el Ministerio de Salud Pública, pero no nos comunicaron que iban a hacer un articulado basado en la Ley 16.096, en eso no tuvimos participación”, aseguró. “Realmente lo lamentamos, porque podríamos haber aportado muchísimo”.
Reconoció que, “desde el punto de vista sanitario, fue redactado muy responsablemente y es positivo para los celíacos. Pero, desde el punto de vista reglamentario, es muy deficitario”. En cuanto al artículo 3 del proyecto, que establece la obligatoriedad de bares y restaurantes de tener al menos un menú para celíacos, dijo que “eso es muy complejo y debería haberse redactado con otros detalles, porque no alcanza con decir que hay que tener un menú para celíacos. Hay que ver bajo qué condicionantes está este menú, con qué garantías de calidad y si fue hecho con buenas prácticas de manufactura”.

PUEDE SER UNA VIANDA

En cuanto a la obligatoriedad a los expendios de alimentos, “deberíamos haberlo discutido en equipo, porque nosotros tenemos experiencia y damos capacitaciones a restoranes, hoteles y bares. Y mucha gente se asusta, porque piensa que para ofrecer un alimento para celíacos debe tener dos cocinas (ya que no pueden mezclarse los alimentos). Sí deben tener mucho cuidado al momento de la manufactura, pero también hay otras alternativas, como por ejemplo que un restorán pueda comprar a un servicio tercerizado y tener el menú en un lugar exclusivo en la heladera y estaría ofreciendo al celíaco un producto de máxima calidad. Por eso, creo que este artículo deberían haberlo conversado con Acelu y otros actores sociales, que podrían haber aportado mucho al Ministerio”.
A su juicio, “cuando se van a instrumentar procedimientos, hay que consultar a todos los que están involucrados y se puede llegar a un muy buen resultado. Sí es muy importante ese artículo para el celíaco, que esté en libertad de ir a cualquier bar, pizzería o lo que fuera y pueda acceder, como cualquier otra persona, a su alimentación. Creo que la intención es excelente, pero también hay que tener en cuenta a qué precio se lo van a cobrar, porque los celíacos están pagando un menú o los productos importados a un costo demasiado elevado”.
Al menos en Montevideo, según detalló, hay algunos bares y restoranes “donde se puede concurrir y quienes deseen pueden llamarnos a Acelu y les contamos lo que vimos en esos lugares y cuál es nuestra recomendación”. De todas maneras, hasta ahora “no hemos tenido ningún llamado (de bares o restoranes) que nos pidieran autorización para colocar la espiga barrada para tener la seguridad que es recomendado por Acelu. Hay algunos que ponen la espiga barrada, pero sin la autorización de Acelu, y eso muestra la falta de fiscalización de los órganos regulatorios”, aseguró.

CONTACTOS CON PARLAMENTARIOS

Al presentarse el proyecto al Legislativo, el camino ahora será trabajar con los diputados y senadores sobre el texto del proyecto de ley. Consultada sobre si tienen vínculos con legisladores, dijo que “sí, tenemos con varios. Por ejemplo, con Cecilia Bottino –que es celíaca y una persona encantadora, que nos acompañó en actividades de Acelu– y Daniel Placeres del Frente Amplio, con Valentina Rapela del Partido Colorado –que presentó un proyecto de ley hace dos años–, Pablo Abdala y Javier García del Partido Nacional, y con Daniel Radío del Partido Independiente. Pero no hemos tenido apoyo de la Comisión de Salud de Diputados, que desde el año pasado pedimos que nos reciban”.