Segundos fatales

La excesiva velocidad, adelantamientos incorrectos, no ceder el paso cuando corresponde y seguramente algunas infracciones más son el pan nuestro de cada día en las rutas del país. Conductas que pueden constatar quienes viajan frecuentemente y que se ven, lamentablemente, incrementadas durante momentos de mayor afluencia vehicular como son el inicio, recambios y finalización de la temporada estival, feriado de Carnaval incluido.
En estas fechas aumenta considerablemente la cantidad de vehículos nacionales y extranjeros en las rutas, dado que al movimiento interno se le suma el tránsito de vehículos de países vecinos, fundamentalmente argentinos en viaje a las playas del Este o Brasil.
También se incrementan los riesgos en la circulación vial. La velocidad desarrollada por un vehículo tiene un efecto exponencialmente perjudicial sobre la seguridad, ya que a medida que la primera aumenta, el número y la gravedad de los traumatismos también aumentan. Esto determina que, a mayor velocidad del impacto mayor es la posibilidad de consecuencias graves o mortales.
La probabilidad de lesiones graves para los ocupantes del asiento delantero que usan cinturones de seguridad es tres veces mayor a 48 km/h y cuatro veces más elevado a 64 km/h, comparado con el riesgo a 32 km/h. Y, para los ocupantes de un automóvil, la probabilidad de morir en una colisión es 20 veces mayor a una velocidad de impacto de 80 km/h, que a una velocidad de impacto de 32 km/h, por ejemplo.
A partir de lo que se observa en las rutas, podría deducirse que de estas cuestiones elementales –así como de otras conocidas hasta por los niños que van en el asiento de atrás, como no adelantar en tramos con línea amarilla– se olvidan muchos conductores en el momento decisivo de ejercer ese rol: cuando están ante el volante.
Si esto ha incidido realmente en el incremento de accidentes, no se sabe. Lo que está comprobado es que el año pasado se quebró la tendencia a la baja en la cantidad de siniestros de tránsito fatales que había comenzado en 2011. La cifra subió de 446 fallecidos en 2016 a los 467 registrados durante 2017.
Ahora se informó que enero cerró con una cifra preocupante: más de una persona por día murió en un siniestro de tránsito. Concretamente, 47 personas perdieron la vida en rutas, caminos o ciudades entre el 1º de enero y el 29 del mes pasado, según las cifras de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev). De ellos, 24 viajaban en auto o camioneta. Y otro dato: de los 47 fallecidos de este año, 20 fueron en ciudades y caminos departamentales y 27 en rutas. De acuerdo con lo expresado por el secretario ejecutivo de la Unasev, Adrián Bringa, en declaraciones a El Observador, por el momento el país no cuenta con evidencia sobre cuáles son las causas de los siniestros de tránsito, tanto aquellos con fallecidos como de los que resultan personas lesionadas. Es más, de los más de 23 mil siniestros con lesionados que hubo en 2017 –por ejemplo-, la gran mayoría no se estudió y solamente se cuenta con “pequeñas informaciones” que permiten tener alguna idea sobre qué patrones se repiten en los accidentes.
No obstante, las causas son relevantes y por eso la Unasev y el Ministerio del Interior, a través de la Policía Científica, comenzaron un trabajo para estudiar los casos en los que haya muertos para poder ver cuáles fueron los determinantes y poder tomar medidas respecto a ese tipo de situaciones. En este sentido, el jerarca explicó que el Ministerio del Interior está obligado a intervenir en los siniestros en los que hay lesionados o muertos y en los últimos años se unificó el criterio con el que se procesa la información, porque existe un formulario que la Policía debe llenar. Sin embargo, muchas veces, la causa se asocia a un “despiste” en una ruta o calle pero no se explica por qué el auto “despistó”, así que ahora se indagará más a fondo.
Ciertamente, contar con este tipo de información facilitará la toma de decisiones pero también son necesarios instrumentos legales que impacten en la disminución de la siniestralidad. A las medidas ya implementadas como la tolerancia cero al consumo de alcohol o la obligatoriedad de usar elementos de seguridad al circular, el gobierno planea agregar nuevas exigencias para contar con vehículos más seguros, tales como el control electrónico de seguridad, apoyacabezas en los asientos traseros de los vehículos, neumáticos certificados y la implementación de frenos con sistema antibloqueo de ruedas (ABS) con sistema de frenada combinada (CBS) en motocicletas, entre otras novedades.
No obstante, se deberían atender también con urgencia los reclamos de otros sectores sociales que procuran una solución a vacíos legales importantes como el referido a la atención médica y traslado de las personas heridas en accidentes en rutas.
En este sentido, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) reclama que se apruebe cuanto antes un anteproyecto de ley que redactó junto a la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) denominado “Sistema Nacional de Trauma y Emergencias Médicas” que busca una “rápida y adecuada atención de pacientes con traumas por siniestros de tránsito”.
Según cifras de la propia Unasev, el 58% de las personas fallecidas en 2017 como consecuencia de un accidente, murió en el mismo lugar del siniestro. Además, el 83% falleció durante las primeras 24 horas posteriores. Los siniestros de tránsito tienen un 25% de mortalidad en las primeras cuatro horas del trauma y entre 40 a 50% pasadas las primeras seis horas, de acuerdo a lo publicado por el SMU en su sitio web.
Recibir atención médica lo antes posible y ser trasladados en un tiempo razonable a un centro de emergencia médica o al centro que pueda darle la mejor atención de acuerdo a su estado, es lo que cualquiera desearía para sí mismo o sus familiares en caso de sufrir un accidente. A eso hay que organizarlo con urgencia y en forma racional, utilizando las tecnologías disponibles de comunicaciones y georreferenciación, coordinando prestadores públicos y privados.
Ninguna persona que circula por una ruta está libre de sufrir un accidente y muy pocas saben cómo proceder si se ven involucrados o les toca asistir a uno porque va en un vehículo que justo acierta pasar por ese lugar. Mejorar no solo la prevención sino la atención de la siniestralidad vial salvará vidas que suelen perderse en esos segundos fatales, producto de un desperfecto mecánico, un descuido, o la irresponsabilidad propia o ajena en el tránsito.