Giro hacia el interior

Los programas oficiales de expansión de tecnologías de la información y comunicación han tenido, consecuentemente, nombres de árboles: primero fue Ceibal, luego Ibirapitá y ahora se viene Jacarandá, un proyecto impulsado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería, Antel y la Cámara Uruguaya de las Tecnologías de la Información (CUTI) que pretende promover el desarrollo de equipos de trabajo de empresas TIC o de base tecnológica que quieran radicar actividades en ciudades del interior del país.
Antel proveerá a los proyectos participantes de salas equipadas adecuadamente para el desarrollo de sus actividades y facilitará el equipamiento informático, así como también acceso a Internet mediante la red de fibra óptica nacional, servicios que serán acordados con cada empresa mediante contrato que permitirá acceder a tarifas bonificadas en el marco del Programa Jacarandá y períodos de gracia con posibilidad de canjear los servicios que brinde Antel por horas del equipo de desarrollo de la empresa a instalarse en el Interior.
Se trata de un sector de actividad en el que las exportaciones aumentaron un 10% en 2016, lo que permitió que la facturación total del sector de las TIC alcanzara los U$S 1.158 millones.
Las empresas que contratan este tipo de servicios en Uruguay destacan el hecho de contar con una cultura de trabajo parecida a la de Estados Unidos y Europa, la buena calidad de diseño y código de los productos o servicios digitales desarrollados o el buen nivel de inglés de los profesionales, entre otros aspectos.
Cabe señalar que existen antecedentes de empresas del sector que descentralizaron sus tareas con la conformación de equipos de trabajo en Paysandú, Salto, Bella Unión, Colonia y Maldonado, y brindan servicios para Estados Unidos, España, Argentina y Centroamérica, algo que como bien se ha señalado desde la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información, es posible debido a la alta conectividad móvil y el ancho de banda que cuenta el país.
Este impulso estatal para que un rubro tan exitoso como el del software avance en el interior del país también es importante para la actividad empresarial y la consolidación de iniciativas en curso así como otras nuevas que seguramente se acogerán al plan propuesto.
La del software es una industria que tiene desempleo cero y problemas para conseguir todos los profesionales y técnicos que necesita, por lo que este avance hacia el Interior puede llegar a ser una palanca importante para la generación de empleo a partir de los recursos humanos preparados ya existentes y la formación de nuevas generaciones.
No cabe duda que si llega a materializarse, será una buena oportunidad para los jóvenes del Interior que estudian carreras tecnológicas en UTU o la Universidad, sin que tengan que emigrar de sus ciudades para desempeñarse laboralmente en un sector cuyos salarios se ubican 27% por encima de la media industrial y requiere la incorporación de más personal pero en el que las empresas más importantes históricamente han operado en la capital.
También es de esperar que la radicación de empresas de software en las ciudades del Interior ejerza sinergias positivas para contar con una mayor oferta de oportunidades de formación profesional especializada.
En este sentido, cabe señalar que apenas el 1% de la oferta universitaria de grado en TIC se encuentra en el Interior y la Ucudal es el único Centro Educativo que tiene oferta académica de grado en el interior del país con las carreras de Licenciatura e Ingeniería en Informática dictadas en la sede de Salto.
La oferta académica de la Universidad de la República en esta área del conocimiento se concentra en Montevideo y representa la mitad de la oferta de grado para el sector.
Los datos surgen de un documento elaborado por CUTI que recopila y procesa información sobre la oferta académica en Tecnologías de la Información en base al Anuario Estadístico de Educación MEC 2016.
En tanto, la UTEC iniciará en el segundo semestre de este año una Licenciatura en Tecnologías de la Información en Juan Lacaze.
En lo que respecta a la oferta académica de educación técnica en TIC, es liderada por la ORT y la Universidad Tecnológica (UTEC) y representa el 39% del país, con una matrícula de 2013 estudiantes y 280 egresos anuales.
En tanto en el Interior, la oferta académica de la educación técnica es considerablemente mayor que la universitaria de grado, a pesar de seguir concentrándose en Montevideo con un 71% de la oferta. El 29% restante se distribuye en siete departamentos del país (Colonia, Durazno, Maldonado, Paysandú, Rocha, Salto y San José); de los cuales seis, individualmente no superan el 5% del total de la oferta.
Otro tema que no pasa desapercibido es que el de las TIC sigue siendo un sector donde la brecha de género es significativa: en 2016 el 78% de los que ingresaron a estas carreras fueron hombres.
En Uruguay, las adolescentes y jóvenes mayoritariamente no estudian ni trabajan en tecnología. La información aportada por la Cámara Uruguay de Tecnologías de la Información (CUTI) se puede comprobar en los centros de estudio donde los estudiantes de estas carreras son predominantemente varones y lo mismo pasa si recorremos los departamentos de tecnología de las empresas.
Resulta llamativo que esto ocurra en un país en el que hace al menos 10 años el sector de las TIC no ha dejado de crecer y en el que las empresas tienen dificultades para conseguir personal capacitado.
A medida que avanzamos hacia una sociedad del conocimiento basada en las TIC, junto con el surgimiento de nuevas aplicaciones y la explosión de la telemedicina, los sistemas de aprendizaje a distancia y las actividades de investigación y desarrollo hacen del sector de las TIC una opción sumamente interesante para cualquier joven, tanto varones como mujeres.
En este sentido resulta preocupante que –quizá por aspectos culturales, estereotipos, falta de información o de oportunidades de formación en el lugar de residencia– las mujeres uruguayas no estén accediendo a un mercado laboral dinámico, de alta calificación, con remuneraciones por encima de la media.
Es de esperar entonces que la industria del software, que siempre ha mirado al exterior para encauzar hacia allí –y con éxito– sus esfuerzas, sea capaz de visualizar el potencial del Interior y que el sistema educativo pueda adecuarse a este giro y mejorar su oferta de formaciones técnicas y profesionales en un sector que tiene mucho para crecer todavía.