Instituto Cuesta Duarte presentó investigación sobre trabajo y salario

Cuando en breve se realizará un nuevo Consejo de Salarios, que será de los más grandes de la historia del país, en el que negociarán todos los grupos, el Instituto Cuesta Duarte presentó una investigación denominada “Trabajo y salario”. Este documento permite tener una mirada a largo plazo de los Consejos de Salarios, sus incidencias y el aporte que puede tener en las negociaciones que se aproximan. En la instancia, estuvo presente el economista Daniel Olesker.
La investigación, que comenzó el año pasado y fue presentada por primera vez el 11 de abril en Montevideo por el equipo técnico y económico del Instituto Cuesta Duarte, muestra cuatro conclusiones claras, que inciden en la plataforma para el próximo Consejo.
La primera es que, en los últimos 75 años, en Uruguay hubo cinco momentos en que la economía creció de manera importante, permanente y en un largo tiempo: en la década del 50, en la dictadura, en el primer Gobierno de Julio María Sanguinetti (1985-1990), en la década del 90 y en el período 2005-2014. En estos cinco períodos, hubo tres en los que el salario real creció y el desempleo cayó, en tanto, en los otros dos el salario real se estancó, mientras que en la dictadura el salario cayó y el desempleo aumentó.
La diferencia de los tres períodos con los otros dos es que hubo negociación colectiva por rama de actividad y una política de elevación de los salarios mínimos. “Cuando hay negociación colectiva, el crecimiento económico se transforma en crecimiento de salario y cuando no hay, no se transforma”, aseguró el economista Daniel Olesker. La segunda conclusión se centra en que en estos tres períodos “la desigualdad entre los salarios se reduce y eso es producto de una política de elevación del salario mínimo”, explicó.
“No hay ninguna evidencia empírica para decir que si aumenta el salario va a caer el empleo o que hay que reducir los salarios para que aumenten los empleos”, puntualizó Olesker. Según el estudio, el salario y los empleos generalmente van en la misma línea y eso está ligado a que el 75% de los empleos del país son actividades que producen para el mercado interno. En tanto, solamente uno de cada cuatro demandan en sectores que exportan.
Otra de las conclusiones que se desprenden de esta investigación es que aún en los sectores exportadores en el que el salario es un costo de producción dado que no es un mercado porque venden al resto del mundo, “el peso de los salarios en la competitividad es bajo”. En la industria frigorífica es de un 18 por ciento, en la láctea un 19, en el arroz un 13 por ciento y en la soja es aún menor. “Quiere decir que el peso de los salarios es bajo y no es restringiendo los niveles salariales que se va a lograr competitividad externa”, señaló Olesker.

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