El vuelo Moscú-Madrid está repleto de todo tipo de viajeros. Un extravagante vendedor de zapatos argentino, un matrimonio de boda de miel, una viuda con sus hijos, una joven bella y taciturna y Slastan (Alex García), un terrorista de Karadjistán con un chaleco-bomba a punto de detonar. Para sorpresa de todos, el temporal obliga a desalojar el avión y todos acaban conviviendo una semana en un hotel aislado por la nieve. Siete días parecen escasos, pero pueden ser suficientes para formar una familia accidental, y que para que un desdichado joven del Este se dé cuenta que merece darle una oportunidad a la vida.
“Kamikaze”, ópera prima de Alex Pina, se basa en la novela homónima de Iván Escobar. Es una película profunda y llena de matices grises en la que el destino está en manos de las decisiones que día a día tomamos. Es cierto que es difícil de clasificar en un único género, pero aun teniendo en cuenta el reparto coral y los golpes de humor que, sin duda, tiene el filme, el de comedia no es el más acertado. “Kamikaze” es la vida misma, situaciones dramáticas que perfectamente pueden ser reales vistas desde un punto positivo y con un toque de humor bajo el paraguas de la esperanza y de las segundas oportunidades.
El protagonismo de “Kamikaze” recae en Alex García, que permanece acompañado por un coro de actores del que forman parte Verónica Echegui, Carmen Machi, Héctor Alterio, Eduardo Blanco, Iván Massagué y Leticia Dolera. Las actuaciones de todos ellos son buenas pero sin duda cabe destacar la gran interpretación del protagonista y de su compañero Eduardo Blanco, el vendedor de zapatos “tan cómodos que hasta un hombre puede llevarlos”.
Bombas que se secan en cunas de bebé, terroristas que sufren y sienten, canciones sobre venganza bajo una música alegre, risas y palmas, una mujer “con gran sentido del humor en la estepa rusa” víctima de los malos tratos. “Kamikaze” es un enfrentamiento constante entre la vida y la muerte, el héroe y el villano, lo positivo y lo negativo o la amistad y el amor frente al egoísmo y la violencia.
Se exhibe en la sala 1º de Julio de EL TELEGRAFO a las 20 horas, con entrada libre y gratuita. La sala se habilita a las 19.30 con cortos y trailers de próximas funciones.