Sin gasto cero y un equilibrio que no es tal

El proyecto de ley de Rendición de Cuentas que he presentado en las últimas horas en el Parlamento el Poder Ejecutivo centra prioridades en educación, salud, vivienda y seguridad pública, y según el ministro de Economía y Finanzas, Cr. Danilo Astori, la propuesta del Gobierno no tendrá impacto fiscal. Subrayó que las proyecciones de crecimiento del país son de 2,5% para este año y de 3,3% para 2019, y evaluó que “el proyecto de Rendición de Cuentas y Balance Presupuestal Ejercicio 2017 equilibra las restricciones fiscales que tiene el país, con el necesario avance que es preciso materializar en la práctica respecto de las prioridades programáticas”.
El secretario de Estado indicó que en ese camino se inscribe este proyecto, pues evaluó que se debe mejorar la calidad del gasto en relación a las posibilidades fiscales. “Tenemos que equilibrar posibilidades con los límites fiscales para asegurar que en el futuro Uruguay llegará a tener una relación sostenible entre la deuda y lo que produce”, sostuvo.
Astori afirmó que el proyecto de Rendición de Cuentas “sigue tendiendo” al 6% para la educación. En ese sentido detalló que en este período se comenzó con una atribución a ese sector de 4,8% y ahora queda en 5,15%, lo cual corresponde a tres puntos porcentuales del Producto Bruto Interno, equivalente a 1.800 millones de dólares.
Más allá de esta mirada optimista sobre el tenor del gasto y la supuesta austeridad de la Rendición de Cuentas, los antecedentes en cuanto al gasto, el creciente déficit fiscal y la incidencia innegable de que estamos entrando en año electoral, no respaldan esta evaluación previa de cómo se va a desarrollar esta instancia. Tenemos por ejemplo que ya desde varios sectores de la coalición de izquierdas, caso del Partido Comunista –que en ningún país del mundo se ha caracterizado precisamente por ser buen administrador–, se sigue demandando más recursos porque porfiadamente consideran que hay “espacio fiscal”, que la plata va a salir de algún lado.
Naturalmente, no solo el Frente Amplio tiene legisladores, y por lo tanto los partidos consideran que tienen la chance de presentar batalla por los recursos en el tratamiento parlamentario del proyecto, que ingresara este lunes a la Cámara de Diputados.
Paralelamente, hay que tener en cuenta que la intención de Astori de presentarse a la precandidatura presidencial del Frente Amplio es un factor que puede resultar decisivo a la hora de adjudicar recursos en la Rendición de Cuentas, por cuanto el secretario de Estado, que promueve una posición moderada dentro de la izquierda, no es santo de devoción en sectores de la coalición que entienden ha desarrollado una gestión “neoliberal” de la economía.
Es que a esta altura no estamos ante las expectativas inherentes al inicio de toda gestión de gobierno, sino que este es el tercer gobierno del Frente Amplio, y entre sus virtudes y defectos –no hay gobierno que no los tenga– figura el incremento desmesurado del gasto estatal, al punto de que lejos de decrecer el déficit fiscal, nos encontramos actualmente con un déficit del orden del 4 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), y sistemáticamente no se han cumplido las metas fiscales que se han ido estableciendo por el gobierno.
Es decir, que nunca pudieron contener el déficit fiscal dentro de sus propias metas –actualmente está incluso por encima del lo que se situaba en plena crisis de 2002, que era del 3,6%–, topear el endeudamiento –multiplicaron la deuda externa por 3 en los últimos 15 años, y sigue creciendo–; y en los últimos años, tampoco han logrado contener el desempleo y la caída de la actividad económica, que se está manifestando ya con mayor énfasis en el Interior .
En el articulado del proyecto de Rendición de Cuentas que acaba de ser distribuido entre los legisladores, surge un nuevo pedido para el aumento del tope de endeudamiento por 200 millones de dólares para 2018 y 2019, constituyéndose en la cuarta instancia en que ello ocurre desde el año 2010. Poco antes de asumir la Presidencia Tabaré Vázquez, el Parlamento votó el más reciente aumento del tope de endeudamiento y cuando el déficit fiscal se ubicaba en 3,5% del Producto Bruto Interno (PBI).
“Esto significa que todo el déficit fiscal se paga con deuda”, reflexionó por ejemplo el presidente de la Cámara de Representantes, Jorge Gandini, quien recordó que en las últimas horas se informó que el déficit había trepado al 4% del PBI, aunque el gobierno explica que responde a una situación coyuntural.
Este proyecto de ley de Rendición de Cuentas habilita un aumento del gasto de $4.700 millones, exquivalente a unos U$S 146 millones, lo que demuestra que por más austeridad y reconocimiento de situación se diga, en los hechos se sigue expandiendo el gasto.
Para Gandini el pedido de aumento del tope de endeudamiento se explica por la suba del déficit fiscal que, según él, le demandará al gobierno 2.400 millones de dólares.
En la misma línea, el senador colorado José Amorín analizó que “después de 15 años de crecimiento, el déficit fiscal es del 4% y la deuda pública el 66,9% del Producto. La irresponsabilidad es enorme. Malgastaron recursos como nunca. Y van a aumentar el gasto público. Esto lo terminamos pagando todos los que trabajamos y producimos”.
Estamos por lo tanto muy lejos de la mentada Rendición de Cuentas cero, mientras el endeudamiento está llegando a niveles preocupantes, según estiman analistas del área económica.
El escenario de hoy no se ha dado por casualidad, sino que a partir sobre todo del gobierno de José Mujica se ha incrementado sustancialmente el gasto estatal, con despilfarro con la excusa de encender una “vela al socialismo”.
Es así que se perdieron decenas de millones de dólares en sostener emprendimientos irrecuperables a través del Fondes, sumado a las pérdidas de ochocientos millones de dólares en Ancap, y el caso Pluna, además de la financiación de una empresa “uruguaya” como Alas U, a la que hace pocos días precisamente se le terminó de rematar bienes que no alcanzan para pagar un grano de arena en la duna de las pérdidas de la compañía fracasada.
Y pese a la supuesta mirada “neolibral” de que se le acusa por los sectores sesentistas, el ministro Astori es corresponsable de este entuerto, porque en el económicamente nefasto gobierno de Mujica él era su vicepresidente, además del hecho incontrastable de que el manejo de la economía estaba a cargo de su sector, como ahora.
La fiesta del gasto nos está marcando a fuego, con la diferencia respecto a la época mujiquista de que ha llegado la hora de pagarla, en año preelectoral, y con una coyuntura que si bien no es tan mala, tampoco es todo lo favorable que le ha sido a los gobiernos frenteamplistas que lo precedieron.