“Pocos ponen sobre la mesa cuál debe ser el modelo productivo que el país debe seguir”

Cuando ocurren fenómenos climáticos como la sequía del verano pasado, “enseguida se sienten voces, en general urbanas, que indican que la solución es cambiar el modelo productivo del país, para no ser dependientes de los commodities, ni de las lluvias, ni de los precios internacionales”, sostiene a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Luis Giménez.
“Ahora, pocos ponen sobre la mesa en forma sólida y sobre todo probada, cuál debe ser el modelo productivo que el país debería seguir, para no depender de la exportación de alimentos y que la economía nacional funcione mejor”, sostiene el docente e investigador de la Eemac.
“Parece ser claro, que la inteligencia artificial y la robótica son áreas del conocimiento que seguramente tienen un desarrollo creciente a nivel mundial. La pregunta es ¿la mayor parte de la sociedad uruguaya puede vivir de estas áreas del conocimiento en el corto plazo?; ¿se han realizado las necesarias inversiones en investigación, formación y desarrollo para que sea esta la apuesta de la economía nacional? En forma clara, hasta el presente pensamos que no, pero siempre estamos a tiempo de comenzar a cambiar”.
No obstante, afirmó que existen herramientas que “nos permiten estar en una situación mucho mejor de la que estamos actualmente en la producción de alimentos. Y específicamente en los cultivos de verano que como se indicó tienen un peso significativo en la economía”. Y acotó que en el país “hay conocimientos suficientes para desarrollar la tecnología que permite incrementar los rendimientos y hacerlos mucho más estables ante las deficiencias hídricas y mejorar los márgenes económicos”.
Y manifestó que “no solo ante situaciones de sequías de 40 o 50 días como las de la temporada 2017, sino ante las deficiencias hídricas que ocurren todos los años y que obligan a tener rendimientos de soja magros que varían entre 2.000 y 2.500 kg/ha, cuando nuestro potencial de producción es al menos el doble de estos valores, no solo en soja, en todos los cultivos de verano”. Aclaró que los rendimientos expresados “no solo son provenientes de resultados de investigación, ya son los rendimientos que obtienen los mejores productores de soja con riego en el país. Estos resultados alientan a seguir trabajando para que esta tecnología sea de mayor adopción y ayude a la economía nacional y a los uruguayos en su conjunto a no tener estos sobresaltos económicos”.

¿QUÉ ESPERAMOS PARA CAMBIAR?
El problema es que en Uruguay “no es fácil realizar cambios”, entiende Giménez, “ya que ante el surgimiento de propuestas de cambio, en general si no se está de acuerdo, no hay una propuesta alternativa mejor, sino que lo que hay es un ‘no’. Y el riego es un ejemplo claro, desde el Estado se impulsaron modificaciones a la Ley de Riego para disponer de mayores volúmenes de agua para regar más y aumentar los rendimientos y la estabilidad productiva de los cultivos y pasturas de verano. Pero en forma inverosímil, hay organizaciones que salieron a enfrentar la idea a los medios y a la calle, a decir que se va a privatizar el agua, y esto genera confusión en la población la gente piensa que se va a privatizar el agua potable y eso es una falacia”.
“Desde hace décadas, hay más 1.200 represas de riego que son privadas, se riegan 200.000 ha en forma privada, ¿alguien escuchó algo de que el agua es privada en Uruguay?”, se pregunta el profesional. “Estas represas privadas las realizan solo los dueños de la tierra que tienen el capital suficiente, la tierra suficiente y las condiciones topográficas dentro de su predio, nunca nadie dijo nada que se privatizó el agua en Uruguay”, agregó.
La Ley de Riego pretende que esas características (capital y situación topográfica de los productores) “no sean limitantes para quien quiera regar y hacer más accesible y democrático el riego agropecuario en el país a través de represas multiprediales. El agua continuará como hasta ahora, siendo de dominio público ejercido por la autoridad del agua y si hay interés y se cumple la normativa, principalmente ambiental, el Estado puede otorgar permisos de uso del agua a privados para riego agropecuario”.
Explica que “antes de aprobada la ley era de la misma manera, por ejemplo, la represa de India Muerta que almacena 120 millones de m3 de agua y su sistema de riego se extiende por 180.000 ha, ¿es usada por el Estado?”, se pregunta. “No, la usan los productores arroceros bajo la administración de un consorcio privado que el Estado le concedió el uso. Se ataca la ley desde el punto de vista ambiental y la ley propone el triple de controles ambientales de los que había antes de que se aprobara la misma y hay organizaciones en contra, no se comprende. Pero como siempre ocurre, hay escasas propuestas viables para solucionar los problemas evidentes que tenemos”.
Para Luis Giménez “sería bueno preguntarle a los detractores de la ley cómo solucionar las deficiencias hídricas que tenemos casi todos los años en verano. Es difícil avanzar sin propuestas y con este conservadurismo cultural”.

EL ESTADO
Sostiene que el Estado “debería promover en forma más firme el riego suplementario de cultivos y pasturas, con créditos a largo plazo, con tarifas de energía más accesibles, actualmente prender una bomba eléctrica para riego es un gasto enorme”.
Las inversiones necesarias para disponer de agua e instalar sistemas de riego en pequeños predios “es de un costo casi imposible de solventar por los productores. Se deberían tener políticas diferenciadas que permitan a los pequeños y medianos productores competir en un mundo donde prima el mercado; mercado en el que claramente subsisten los grandes productores y desaparecen los pequeños productores”.
Por lo tanto, entiende Giménez que fomentar el riego también en pequeños y medianos productores, “es una de las formas de ayudar a que los sectores más postergados del campo no continúen desapareciendo. El Estado debería comprometerse mucho más con el riego, de esa manera, se mejorarían las condiciones para competir. Se requiere perfeccionar más la política nacional de desarrollo del riego”.
Recordó que el MGAP ha tenido iniciativas “serias e importantes, pero falta mucho más. Se requiere un mayor compromiso del Ministerio de Economía, de la OPP, de la UTE y conjuntamente con el MGAP y los productores desarrollar un Programa Nacional de Riego en forma integral, sólo de esa forma se podrá mover la aguja productiva y económica del país, al menos en los cultivos de verano”.
Estas sequías de tan sólo 40 o 50 días en verano cada pocos años y las deficiencias hídricas que tenemos todos los años, “afectan en forma determinante la economía y son mucho más caras que llevar adelante una política nacional de desarrollo del riego. De esa manera, ganaría la economía nacional y la sociedad en su conjunto, de lo contrario perdemos el control y solo nos queda la esperanza de esperar que llueva”, finalizó diciendo.