Ganan ellos

Al finalizar el Consejo de Ministros el lunes 9 de julio, el prosecretario de la Presidencia, Juan Andrés Roballo, anunciaba en conferencia de prensa la obligatoriedad de la instalación de un sistema de entintado de billetes en la totalidad de los cajeros automáticos. Incluso informó que iba a ser obligatorio a partir de la semana siguiente a dicho anuncio y las empresas tenían –desde aquel momento– un plazo de 90 días para su aplicación.
Según la firmeza de sus palabras, los cajeros que no cumplieran con ese plazo máximo para el entintado, quedarían inhabilitados y mientras corriera ese plazo, se iba a aumentar el patrullaje en aquellos locales donde aún no estaba aplicado el sistema. Como prueba de la efectividad de la medida, el jerarca aseguraba que el mecanismo ha sido el más efectivo en los países donde estableció este dispositivo ante la modalidad delictiva de la explosión de cajeros.
Sus palabras, que aún pueden repasarse en la web de Presidencia, apuntaban a la seguridad pública antes que nada, en tanto la justificación no podía centrarse en la cobertura de las pérdidas del banco a través del seguro contratado. “Es importante asegurar la disponibilidad de efectivo para el sistema de pago de la población”, decía Roballo e insistía en que la instalación del sistema iba a bajar la cantidad de cajeros que optaron por cerrar de noche.
“Constituye una inversión para las instituciones porque cuantos más cajeros y más disponibilidad de servicios, resulta mejor”, afirmaba el prosecretario.
Pues bien, se acabó el tiempo y hasta el momento no se hizo pública ninguna fiscalización u otro tipo de medidas a partir de los 90 días señalados por el gobierno. Tampoco bajó la cantidad de cajeros que “optaron por cerrar de noche”, sino todo lo contrario: casi no quedan cajeros habilitados pasadas las 22 horas en Paysandú.
Ayer martes, el Banco República (BROU – “Banco País”) informó a través de un comunicado que “por razones de seguridad” en los cajeros “más expuestos a acciones delictivas” y que aún no tienen el sistema de entintado no se puede hacer extracciones de dinero ni depósitos entre “aproximadamente” las 19 y las 9 de la mañana del día siguiente.
Si bien la medida afecta al 6% de los dispositivos que operan por el BROU, ninguna terminal existente en el país –fundamentalmente en el Interior– estará libre de las acciones delictivas porque el radio de acción se expande. Y aunque nos encontremos a varios kilómetros de esa realidad, es incierto saber si nos sucederá en el corto o mediano plazo porque lo realmente clave es que no estamos “vacunados” por vivir lejos. De hecho, lo más probable es que en algún momento, entremos al club de las ciudades robadas.
Sin embargo, estamos convencidos que los usuarios de los cajeros seremos los únicos afectados, más allá de la disposición de otro tipo de empresas para la extracción de dinero pero no para depósito, ante la dinámica del funcionamiento de determinados servicios.
De lo único que estarán seguros los usuarios de Montevideo y la zona metropolitana es que: “Los cajeros automáticos en que se reducirá el horario de disponibilidad de efectivo retomarán la operativa habitual cuando pasen a estar equipados con el sistema de entintado”, sostiene el texto. Un aspecto sobre el que tampoco se informó, sino que proyecta culminar el proceso de entintado “antes de fin de año”, por lo tanto faltan al menos dos meses y medio, de acuerdo a esas proyecciones. El último cajero explotado (el número 62 en lo que va del año) se encontraba en Sauce, no tenía sistema de entintado y los delincuentes lograron llevarse las bandejas con dinero que sumaron cuatro millones de pesos.
Las bandas criminales han resuelto comenzar sus ataques en localidades del Interior. Por lo tanto, se debería comenzar por allí, mientras falla la inteligencia policial porque no logró la prevención de los ataques ni tampoco atrapar a los responsables. Además, es llamativa la impunidad de sus actuaciones y la información que manejan sobre la situación de los dispensadores que no tienen el sistema de entintado. ¿Cómo saben cuáles están equipados con tinta, si se supone que físicamente son los mismos?
La Policía estima que es la misma banda que la semana pasada explotó el único cajero de Los Cerrillos y que el fin de semana asaltó otro cajero sobre Bulevar Artigas y Colorado. ¿Entonces? Las estimaciones solo sirven a las crónicas, por la realidad atraviesa por otro lado y las estadísticas confirman la falta de preparación para un fenómeno que ya existía en el mundo desde comienzos del año 2000 en Europa. Solo faltaba instalarlos aquí, en Uruguay.
Porque las cámaras de seguridad confirman que son delincuentes bien armados y capacitados para actuar en un mínimo de tiempo, tan mínimo que cuando llegan los efectivos solo pueden constatar los destrozos.
¿Qué hacen con los datos? ¿Engrosan estadísticas y relatos periodísticos? Ahora se sabe que comienzan a actuar “pequeños ejércitos de delincuentes” con armas largas y vehículos modernos que se hacen de un botín interesante, mientras la Policía monta grandes despliegues después que ocurren los hechos.
Y de nuevo la pregunta: ¿qué pasa con la inteligencia policial? Porque ahora asaltan a efectivos bajo el único interés de robar sus armas de reglamento y chalecos antibalas. Parece que sorprende poco la organización de estas bandas y su poder de fuego, a juzgar por la actuación en territorios verdaderamente liberados. Hasta hace tres meses, en julio, Banred tenía 60 aparatos más distribuidos en el país y la empresa anunciaba que ante la continuidad de los asaltos, se iba a afectar la cantidad de cajeros y por ende el servicio.
Son medidas que, claramente, no alejan a la delincuencia sino que cercan a los usuarios con las restricciones. Por eso, al menos por ahora, ganan ellos. Y lo hacen por goleada.