El empleo, una política de verdadera inclusión social

El índice de desempleo refleja que el deterioro continúa profundizándose, en tanto se han perdido casi 53.000 puestos de trabajo entre marzo y mayo de este año.
Según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), el guarismo llegó a 8,7%, el porcentaje de actividad promedia el 32% y la tasa de empleo se ubica en 56,8%. Es decir que la tasa de empleo ha sido la más baja en lo que va del año y, según algunos analistas, hay que remontarse hasta el año 2006 para comparar con un escenario de similares características. En relación a los años anteriores del actual período, la tendencia profundiza el deterioro del empleo y las señales son cada vez menos alentadoras. Hay que tomar en cuenta que en mayo del año pasado el nivel del desempleo estaba entorno al 8,3%, por lo tanto, con el porcentaje actual significa que hay 8.800 personas más que no encuentran trabajo.
Si lo analizamos a nivel departamental, la situación es compleja en sectores específicos de la industria. Más de 300 trabajadores de las obras viales que se llevan a cabo en el departamento quedaron sin trabajo, que sumado a otros 300 trabajadores de la construcción y 300 más del sector metalúrgico que están desempleados, demuestran la problemática y sensible situación del empleo local.
Mientras tanto, desde distintos sectores de la actividad se reclaman planes y soluciones. Sin embargo, el problema del empleo parece estar sólo en los discursos y las plataformas reivindicativas. Es decir, no pasan de los análisis y diagnósticos. Por lo tanto cabe preguntarse por qué se demoran las inversiones en la región, porque de no hacerlo desde ya podría suponerse que solo son pretextos para la campaña electoral.
El ministro de Trabajo, Ernesto Murro, alertó en una reciente entrevista con radio Universal 970 que si gana un gobierno de coalición, se estancarán los salarios y las jubilaciones. En su discurso apuntó: “Ya sabemos cómo gobernaron Uruguay. Había más desempleo del que hay ahora. Hoy quieren apelar a una operación amnésica”. Apela de esta manera al “Cuco de la derecha” que tan buen resultado de ha dado al Frente Amplio hasta ahora. Pero en su hemipléjico análisis tribunero olvida mencionar los tiempos extraordinarios que le tocaron en suerte para gobernar, con la mayor bonanza económica que se recuerde desde la posguerra, precios excepcionales para los commodities que produce Uruguay, así como el incremento exponencial del turismo internacional en la región gracias a la inclusión del cono Sur en los circuitos de cruceros y el abaratamiento de los viajes aéreos, entre otros muchos motivos. Y aún así, a pesar de los ingresos que año a año superaban las expectativas más optimistas, lograron lo inimaginable: gastarse todo y dejar al país con un déficit fiscal que pisa el 5% y una deuda externa multiplicada por tres. Y para peor, se terminaron las vacas gordas y en vez de poner a dieta al Estado, siguen alimentando al paquidermo que ya no puede más de grasa.
En el caso de Paysandú, el guarismo de desempleo está en los dos dígitos y, a pesar de los trabajos zafrales, las estimaciones lo ubican por encima de la media nacional. Porque las zafras específicas tampoco sirvieron para revertir este panorama complicado. La informalidad ronda el 30% y, al desglosar los datos, nos encontramos con que el desempleo afecta en mayor medida a los jóvenes y a las mujeres.
Por lo tanto, debemos comprender que las inversiones que hasta ahora se han logrado no tienen gran incidencia en los puestos de trabajo. Y si vamos por el lado de un aspecto profundamente difundido y promovido –al menos en el departamento–, como es el emprendedurismo, la realidad indica que las micro empresas que han logrado formarse también están navegando en un mar de dificultades y a la vez tampoco generan suficientes puestos de trabajo.
En tanto, si realmente Uruguay apuesta a potenciar el emprendedurismo, deberá cuestionarse para qué futuro educa. Y por lo que se aprecia el propio Estado fomenta más las áreas de corte social en la educación que el perfil científico o técnico.
Para mejorar el acceso al mercado del trabajo es necesario analizar las capacitaciones que surgen desde los organismos creados para tal fin, como es el caso del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop). En este aspecto, lo importante no deberían ser los números de personas alcanzadas, sino que las capacitaciones respondan a las verdaderas necesidades del país. Mientras tanto, es claro que continuamos con las metas a la cortita, cuando en el mundo entero se planifican los países a 30 o 50 años.
Además, cuando Uruguay habla de las nuevas tecnologías aplicadas en los procesos industriales, aún no están dadas las condiciones para su regulación y normatización desde el punto de vista laboral. Por lo tanto, este es un tema más –de tantos– donde nuevamente ponemos la carreta delante de los bueyes.
Por lo tanto, urge un cambio cultural al respecto y más aún con los cambios establecidos en el tablero político desde el pasado 30 de junio. Y porque el empleo es el principal factor de inclusión social, aunque insistan en otras “políticas sociales” que ya sabemos, se inclinan al asistencialismo en un Estado que, como ya comprobamos, no da más.