Las manos de la Blanca dejaron atrás la pesada mochila

Ayrton De León confesó que el arco sanducero comenzó siendo fue una mochila pesada.

Las manos de la Blanca están tranquilas. La inactividad deportiva, que llevó a que se paralizara la Copa Nacional de Selecciones, no le vino mal a Ayrton De León, el golero de la selección de Paysandú, para disfrutar a la familia.
“Parados totalmente, se disfruta de la familia”, remarcó el golero que se reparte entre el trabajo y los mimos de su hijo de cuatro años, que no puede creer que papá tiene tiempo libre para disfrutar.
“El fútbol se paró después de un año movido y de un comienzo intenso. Más allá de que lógicamente uno intenta mantenerse, y teniendo en cuenta que trabajo de tarde y mis horarios son medio cruzados, paré un poco y voy a comenzar la semana que viene”, dijo ayer el arquero. Y llegó la confesión: “Esto va para largo y dejé un poco para aprovechar a estar con mi nene”.
Igual, está claro que “se extraña el fútbol porque también es una distracción, pero esto va para largo y hay que intentar que cuando se reanude se pueda llegar bien, y recuperar en el tiempo que nos den para entrenar” antes de la competencia.
De León admite que para un arquero es más complicada la inactividad. “Y sí… en nuestro puesto sabemos cómo es: si no te mantenés movido, es difícil”.
Pero será cuestión de volver a estar en rodaje. “Me pasó al principio, después de los partidos agarré confianza y pude sobrellevarlos, porque el rodaje es fundamental, porque un error del arquero y se pierde un partido”, explicó.
Las manos de la Blanca no la tuvieron fácil. Y es la realidad si se tiene en cuenta que debió sustituir al golero campeón del Interior el pasado año, Lucas Giossa, que fue factor fundamental para alcanzar el título de campeón nacional.
“Fue cargar una mochila pesadísima, importante”, confesó. “Pero traté de sobrellevar lo lo mejor posible”, aseguró. Y para ello fue “clave el apoyo”.
“Carlos (Cabillón, el DT) me tuvo confianza desde el principio, y mis compañeros siempre estuvieron apoyando y hablando conmigo”, sumó.
Y recordó que “en un partido Rossi me tranquilizaba”, porque se reconoce “calentón” adentro de terreno. “Pasa que entrás a la cancha y largás todo lo que tenés adentro, todo lo que no podés largar con la familia o el trabajo”, se sinceró.
Pero también dijo que “la fui llevando”, y reafirmó que “fue clave el apoyo de mis compañeros y el cuerpo técnico”.
Dicen que los arqueros están un poco locos, por esto de jugar al límite. “Te mandás un partidazo y si tenés un error te quedás afuera. Es un puesto ingrato. Y sí: hay que estar medio loco. La mayoría sí”, dijo esbozando una sonrisa.
Y si bien no sabe cuándo continuará todo, sí asegura firmemente que “las chances de Paysandú son buenas” para conseguir el bicampeonato.
“Empezamos mal, con muchas lesiones, cambio de equipo y eso complica; más al inicio. Nos faltaba el ‘Tito’ (Andrioli) que arriba es imprescindible, pero nos fuimos recuperando. Recuperamos el juego del año pasado, la memoria. No merecimos perder con Salto y quedar afuera de la final (del regional Norte Litoral), pero fue lo que tocó y ahora tratar de conseguir una revancha: salir bicampeones”, dejó, sin guantes, sobre la mesa.
Y se fue a disfrutar de los cuatro años de su nene, sin pelota de por medio.