Lluvias desbordaron pluviométros y los productores respiran aliviados

La zafra de cosecha de soja se detuvo por unos días a causa de las lluvias, pero ayudará a mejorar la humedad del suelo para las siembras de invierno.

Las precipitaciones registradas desde el sábado hasta la víspera fueron más que bienvenidas para el sector agropecuario, desbordando en varios puntos del país los pluviómetros y generando alivio para los productores, muchos de los cuales –especialmente al Sur y Este del país– la venían pasando mal desde hace varios meses.
Y más allá de que no llueve pasto, la esperanza de que las primeras heladas de consideración no aparezcan por varias semanas permitirá que las pasturas tengan rebrotes de calidad que permite a los campos un mejor ingreso al invierno.
De acuerdo a datos recabados por EL TELEGRAFO, y tomando registros también del pasado sábado y domingo, hasta las 17 horas en la Estación de Meteorología de Paysandú llovió 140 milímetros.
Datos aportados por productores establecen que en La Tentación fueron 202 milímetros, Quebracho 157, Arroyo Negro 140, Guaviyú 137, Guarapirú, 122, Santa Blanca 110, Piñera 107, El Eucalipto 105, Arroyo Malo 98, Santana (a 15 kilómetros de Guichón) 95 y Piedra Sola 65.

LA NOTICIA MÁS ESPERADA

“Fue una lluvia con muy buenos volúmenes, pero además con una interesante intensidad, porque fueron muchas horas de precipitaciones y eso va a cubrir de buena forma los perfiles de suelo”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Rómulo Cesar.
El técnico en Paysandú del Plan Agropecuario indicó que sobre fines de abril “llega la noticia más esperada”, y a pesar de que es tarde para algunos sectores, “aún es posible esperar algunos rebrotes de pasto de buena calidad, y ni que hablar para esos sistemas que tienen pasturas sembradas”.
Para el litoral, la situación “es buena desde el punto de vista forrajero. Pero en los últimos 30 días las lluvias fueron muy escasas, estaban empezando a hacer mella en los suelos más superficiales y frágiles, que están ubicados al Este del departamento”, dijo.
La falta de lluvias y las temperaturas elevadas (durante una semana prácticamente las máximas fueron de 30 grados), “generan una pérdida importante en la calidad del pasto, porque el pasto es muy fino y se vuela”.

LINDA AGUA PARA EL CAMPO

Llovieron 58 milímetros desde la noche del lunes hasta media mañana de este martes, y más los 28 del sábado “significó una agua muy linda para el campo”, dijo a EL TELEGRAFO el productor Giancarlo Menegazzi desde la zona de Merinos.
Aclaró que las lluvias “llegaron un poco tarde porque ya estamos entrando al invierno, pero igualmente son bienvenidas”.
Reconoció que “nos estamos en la zona más castigada por la seca. En marzo y abril al igual que el año pasado, que es cuando más se precisa agua, no tuvimos lluvias abundantes. Los campos que tenían algo de pasto y estaban cuidados, se mantuvieron y vinieron bien; los campos más bajos de pasturas les costó venir”.
Y acotó que “no tuvimos barro prácticamente en marzo y abril, y no se lograron lluvias seguidas que permitieran que el terreno tuviera humedad y que las pasturas aprovecharan las buenas temperaturas y días de sol”.
Respecto a las aguadas, dijo no tener problemas “y tampoco escuché que algún productor las tuviera, como sé que ocurrió en otros lugares del país”.
Sobre el manejo con el ganado, explicó que “a principios de marzo destetamos las piezas de cría, vendiendo los terneros machos y quedándonos con las hembras. Estaban como hacemos desde hace varios años en un potrero grande, el cual se cierra hasta agosto, cuando a fin de ese mes entra el ganado a parir”.
Precisó que “pudiendo, eso se hace todos los años y ahora vemos que el pasto respondió, por lo que con estas precipitaciones vamos a llegar muy bien a esa fecha”.

ZAFRA AGRÍCOLA

“Es un agua muy bienvenida, a pesar que cae en medio de la cosecha de soja, pero la necesidad de lluvias en los campos era grande”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Luis Simean. Consideró que es una zafra que se caracteriza por “avanzar lentamente, se ha extendido bastante más de lo que sucede habitualmente con la soja, en donde en pocos días se levanta toda la cosecha”.
Entiende que “la anomalía del clima y la falta de lluvias ha hecho que los cultivos respondan en forma diferente, extendiéndose más de lo común el período de cosecha. En esta zona llevamos aproximadamente un 40% del área cosechada, con rendimientos muy dispares y promedios por debajo de la expectativas que teníamos en enero-febrero, cuando los cultivos venían con muy buen desarrollo”.
Los de primera fueron “los cultivos más castigados por la sequía de fines de febrero y marzo. Y las expectativas de que los cultivos de segunda tuvieran una recuperación importante en los rendimientos por lo que se veía a nivel de chacras, no ha sido de la magnitud que teníamos esperanza”, dijo Luis Simean, acotando que estima que los promedios de la zafra “oscilarán en 2.000 kilos por hectárea”.