Juan Castillo atajó penales a los Sub 17 de Paysandú

Juan Castillo (centro) es hoy integrante del cuerpo técnico de Peñarol.

Sin fútbol, con entrenamientos individuales intentando mantenerse en forma, y llevando adelante algunas premisas para que el ánimo siga arriba, la selección Sub 17 de Paysandú se sigue moviendo pensando en la vuelta de la Copa Nacional de Selecciones.
Una de las tantas facetas de este entrenamiento especial es el encuentro virtual con jugadores y ex vinculados al profesionalismo, que enriquecen la formación de los juveniles.
La semana anterior, fue el turno de acribillar a preguntas a Juan Castillo, exgolero de Defensor, Peñarol y selección uruguaya, entre otros, hoy integrante del cuerpo técnico carbonero que lidera Diego Forlán.
Castillo, que se retiró como jugador en 2018 jugando en Fénix, y que fue mundialista en 2010 y campeón de América en 2011, dejó frases y conceptos interesantes más allá del fútbol, aconsejando a los juveniles a tener más de un plan de cara al futuro. Y confesó que cuando dejó su Durazno natal para ir a la capital, prefería jugar al básquetbol que al fútbol.

Su mejor atajada

“Tuve varias buenas atajadas, pero recuerdo una del partido contra Colombia en Bogotá”, vistiendo la camiseta celeste.
“Ganamos 1 a 0, y creo que fue una tapada a Falcao, un tiro cruzado abajo. Fue un partido redondo desde lo grupal y lo personal, porque ganar en la altura de Bogotá es complicadísimo y el grupo se fortaleció de manera impresionante”.

La receta mágica

“¿Cómo se hace para mantener la motivación cuando no se juega? Es una situación que solo lo sentimos los goleros. Juega uno, no pueden jugar dos. Si el arquero juega bien es difícil que el técnico haga cambios. Hay que tener una fortaleza emocional muy grande, entrenar al máximo todos los días esperando la oportunidad. Pero hay que estar preparado para cuando llegue esa oportunidad. El arquero es el que más situaciones entrena en la semana, para en el partido quizás tener muy poca acción”.

Los penales

“Atajar un penal es una combinación de las cosas. De instinto, percepción, del momento del partido, de cómo va el resultado porque hay jugadores que cambian la pegada según eso, y también en base a tu fortaleza. Igual, un penal bien pateado es casi imposible de atajar”.

La fórmula perfecta

Mientras jugaba al fútbol, Castillo estudió y se recibió de profesor de Educación Física.
“Me recibí en marzo de 2001. Fue un esfuerzo grande, pero mi consejo es que sigan los estudios, que le busquen la vuelta para tener otro plan, porque nunca se sabe si podés llegar a ser profesional o no. Hay que ser realista: llegar al profesionalismo es para un porcentaje ínfimo de la población. Hay que estar preparado, incluso si sos profesional, para la otra parte de la vida, porque con suerte podés llegar a los 40 años jugando, y hay que tener esa otra situación para el después, para realizarse como persona”.
“Hoy hay mucho bombardeo con lo que se gana, la plata que se mueve, ese entorno que es un poco nocivo, porque los chicos ven eso y piensan que pueden alcanzarlo. En mi época no se veía tanto así. Me sentía con potencial para ser profesional, pero no me lo planteaba como una obligación. Tenía esos dos caminos. Me encanta ser profesional y prefería serlo a ser profesor de Educación Física”.
“En Durazno hacía básquetbol y fútbol, y cuando me mudo a Montevideo tengo que decidir si jugar al básquetbol o al fútbol. En ese momento pensé que el fútbol tenía un poco más futuro, aunque en realidad disfrutaba más jugar al básquetbol”.

El mal día

“Si un arquero tiene un mal día, no hay posibilidad de que lo cambie a lo largo del partido. Los arqueros estamos expuestos al error, que influye en tu rendimiento y en el estado general del equipo, porque si tus compañeros ves que estás dubitativo, que cada vez que llega la pelota al arco es una situación de peligro y no tienen seguridad, es difícil. Pero hay que saber convivir con el error, aunque no es nada fácil de sobrellevar. Si suceden los errores hay que dar vuelta la página. El arquero se va formando en base a los goles que le van metiendo. Es el que tiene que trabajar más, porque es el que se tiene que equivocar menos, porque el error nuestro ocasiona un gol”.