Víctimas y Familiares de Siniestros y especialistas rechazan abandonar el cero de alcohol al conducir

La Red Nacional de Víctimas y Familiares de Siniestros de Tránsito Uruguay, tras las declaraciones del ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca Carlos María Uriarte en pro de una posible flexibilización de la ley 19.360 (Tolerancia cero de alcohol en sangre), expresó que rechaza “enfáticamente dicha posición de flexibilizar la graduación de alcohol en sangre al conducir, porque entendemos que su función es una medida segura que salva vidas, porque conducir bajo los efectos del alcohol eleva el riesgo de tener un siniestro de tránsito”.
En una declaración hecha pública en las últimas semanas, destacó que “esta ley que está basada en estudios de la Academia, de técnicos y científicos y de un historial que existe desde los años 90 con los conductores de vehículos de carga, transporte de pasajeros, ambulancias y otros, que ya estaban controlados y conducían desde entonces con 0.0 grados de alcohol en sangre”.
“Con el estudio de diferentes especialistas como los nombrados y este historial, y al verse aumentado el número de las personas habilitadas para conducir, entendemos que son las acciones positivas de esta ley que favorecen la toma de decisiones del ser humano, al no asumir conductas de riesgo; y no nos deje como resultado un siniestro de tránsito, el cual es un hecho que puede causar la muerte o dejar un elevado número de seres humanos con secuelas permanentes”.
Como víctimas y familiares, indicaron que “somos testimonio de estas trágicas experiencias, cuyas consecuencias afectan de por vida a familias, entornos de trabajo, estudio u otros y que originan el empobrecimiento de familias, además de la ocupación en centros de CTI con costos que el Estado tiene que solventar, o sea, todos nosotros”.
“Porque la vida es un derecho de bien superior, y para que nadie más sea afectado por conductas irresponsables, rechazamos dichas expresiones y defenderemos los logros en los ámbitos que corresponda”, concluyó el colectivo.

“SERÍA LA PEOR DE LAS SEÑALES POLÍTICAS”

Por su parte el doctor Fernando Machado, jefe de la Emergencia del Hospital de Clínicas, aseguró en una carta abierta que “sin llegar a los extremos de lo expresado por el exintendente de Cerro Largo, Sergio Botana: ‘Siempre dije que cero alcohol, es cero vida’, es evidente que los argumentos esgrimidos (por el ministro Uriarte), son falacias basadas en asimilar la prohibición de conducir bajo los efectos del alcohol con la prohibición de tomar ‘esa copita de cortesía’, como la denomina el actual ministro”.
“’Deberíamos discutir nuevamente el tema, afirma el ministro’. Sí, podemos discutir si la tierra sigue siendo redonda o la teoría del sistema heliocéntrico mantiene su vigencia luego de tantos años de enunciada. Porque si bien es cierto que quien se dedica a la vida política no puede ser un erudito en todos los temas, lo que sí aspiramos aquellos que pertenecemos a la vida académica que el ministro reclama para un adecuado análisis, que la toma de decisiones políticas también se base –cuando la salud y la vida de las personas están en juego– en evidencia científica y no en especulaciones”.
“Reconozcamos que el consumo de alcohol u otras drogas forma parte del comportamiento humano –al menos de una buena parte– en Uruguay y en todo el mundo, en nuestra época y en todas las culturas, a lo largo de la historia. Pero la problemática generada por el vínculo entre el alcohol y la conducción de cualquier tipo de vehículos es un tema, si no propio, sí muy típico de nuestro tiempo”, agrega el médico cirujano y emergencista.
Tras reconocer que “no todos los heridos y muertos de la siniestralidad vial son consecuencia de conductores alcoholizados. Por supuesto que esto no es así. Pero, con una ley como la que tenemos, con una tolerancia cero para conducir bajo los efectos del alcohol, más de 14% de los siniestros ocurridos los fines de semana han involucrado a conductores alcoholizados. Y éstos son datos tomados por espirometría, método que lleva implícito un subregistro: es imposible hacer espirometría a los conductores más gravemente heridos, a los que están en coma”.

MÁS ALLÁ DEL GRADO

Fernando Machado informó entonces que “en el Departamento de Emergencia del Hospital de Clínicas llevamos adelante en el año 2019 un proyecto de investigación en base a la medida de la alcoholemia de más de 100 víctimas de la siniestralidad vial que, por su grado de lesión, llegaron a nuestro centro. En esta población, la tasa de alcoholemias positivas fue de 28% (el doble de lo registrado por espirometrías) y, precisamente, los que tenían alcoholemias positivas mostraron mayor severidad del trauma. Pero aún más relevante fue el hallazgo de no poder encontrar una relación entre los niveles de alcohol en sangre y la gravedad: muchos de los heridos graves, estaban alcoholizados pero tenían bajos niveles de alcohol. En conclusión, en este trabajo el alcohol actuó como un indicador de severidad independiente del grado de alcoholemia”.
Aseguró además que el hecho que en muchos países se permite conducir con mínimos niveles de consumo de alcohol, eso ocurre “porque las presiones de los grupos económicos –igual que en Uruguay– han tirado por tierra toda iniciativa de llevar a 0 los niveles de alcoholemia para conducir. Eso es lo que ha sucedido y sucede en países como los que frecuentemente se citan, con fuerte cultura de consumo alcohólico, como algunos de los países desarrollados de Europa”.
Modificar la ley y aceptar como máximo tolerado hasta 0,3 o 0,5 “sería la peor de las señales políticas. Una marcha atrás histórica que se quiere vestir de una ‘defensa de la libertad del individuo’ como también ha sido públicamente expresado. Sería similar a ‘flexibilizar’ los límites de velocidad, la detención obligatoria en los carteles de “Pare” y la normativa de tránsito en general, cuyas consecuencias son harto conocidas: aumento de la morbimortalidad por siniestralidad vial”, subrayó el director del Departamento de Emergencia del Hospital de Clínicas.