La Comisión del Órgano Histórico en tiempos de pandemia

Desde que fue reinaugurado el órgano Walker de la Basílica Nuestra Señora del Rosario, en noviembre de 1997, la Comisión del Órgano Histórico de la Basílica ha mantenido un inagotable trabajo en torno a la preservación y difusión del instrumento. Este año, ante las medidas tomadas por el Gobierno Nacional para impedir la propagación del coronavirus, por primera vez en mucho tiempo la Comisión debió interrumpir parte de sus actividades. La más notoria es el ciclo anual de conciertos, que ha hecho posible la presencia en Paysandú de extraordinarios músicos de todas partes del mundo. Otras tienen que ver con el cuidado y mantenimiento del órgano.
Aunque la Comisión no se ha reunido, sus integrantes han mantenido un contacto permanente a través de WhatsApp. Para asegurar el mantenimiento del instrumento, en primer lugar es necesario que esté en uso, explicó Susana Goncálves, secretaria de la Comisión. Para lograrlo, por estos días, la profesora Laura Sarlo tiene previsto comenzar a visitar la Basílica periódicamente para tocar el instrumento, y se propone invitar a hacer lo mismo a la profesora Gloria Vivian. Ambas son integrantes de la Comisión que poseen los conocimientos y la capacidad técnica necesaria. En lo que respecta a la afinación, desde hace unos años esta tarea está a cargo del concertista y organólogo argentino Enrique Rimoldi, de Buenos Aires.
“Evidentemente, por la situación que estamos viviendo, no ha venido ni vendrá por ahora”, informó Goncálves.

CONCIERTOS SUSPENDIDOS

El 13 de marzo, cuando se conocieron los primeros casos de coronavirus en nuestro país, la Comisión venía ajustando los detalles para la presentación del argentino Matías Sagreras, una semana después. “Esa noche estuvimos en continua comunicación con Matías.
Y ahí mismo, entre todos, nos comunicamos por WhatsApp y consideramos que era mejor que no viniera. Al otro día el presidente cerró las fronteras”. El músico incluso tenía reservados los pasajes de ida y vuelta, y se había gestionado ante la Intendencia el espacio donde se alojaría. No era la única fecha ya programada para temporada 2020. También se venía organizando la participación en una red de conciertos regionales “en honor al cumpleaños de Bach”, que abarcaría “Buenos Aires, otra provincia argentina, y Paysandú, con órganos del Barroco”. Para mayo estaba agendada la presentación de Cristina García Banegas. Posteriormente llegaría el suizo Jean-Christophe Geiser, organista titular de la Catedral de Lausanne, y Enrique Rimoldi, “que cada vez que viene a dar un concierto también afina el órgano. Así que teníamos planificado más de la mitad del año con conciertos, y esto nos ha llevado a suspender todo. Realmente es una pena. Pero más pena son los que están enfermos, los que han muerto. Eso sí es una pena”.

SOCIOS COLABORAN

Como se ha informado en otras oportunidades, el trabajo de la Comisión se financia principalmente a través de un sistema de socios, que colaboran con cuotas de 100, 150 o 200 pesos mensuales. “Me gustaría resaltar que hemos contado con el apoyo de muchos de ellos –casi todos–, que a pesar de no recibir ningún beneficio de la Comisión –porque no hay conciertos–, han seguido pagando su cuota”, expresó Laura Sarlo. “No queríamos obligar a nadie a pagarla, pero voluntariamente se han solidarizado. Si no cobramos, cuando llegue el momento de traer algún organista no vamos a tener dinero para pagarles. Más allá de eso, uno entiende que hay quienes pueden estar en este momento pasando una dificultad económica. Contamos con la buena voluntad de los que pueden pagar”.
Cada integrante de la Comisión tiene a su cargo un número de socios, “que no son muchos, porque tenemos que ir a cobrar cada mes, y somos nosotras mismas las cobradoras”, continuó diciendo Goncálves. “Vamos por la casa de cada socio, y hasta han venido a pagarnos. Cada una de nosotras se encarga de cobrar, y llevamos el dinero a nuestro tesorero, que es Jorge Buzzo”. En marzo y abril, cuando la cuarentena fue más estricta, las cuotas no se cobraron.
“Debido a la pandemia, estábamos con un poco de atraso. Luego enviamos un texto diciendo que comenzábamos nuevamente a cobrar, un poco poniendo de manifiesto a nuestros socios la necesidad de continuar aportando para el órgano. La mayoría ha continuado aportando”. En estos meses, agregó, “todo lo cultural fue conteniendo a la gente emocionalmente. Si bien no es una necesidad como otras que esta pandemia está exigiendo –un respirador, o mascarillas, o alimentos–, de alguna manera la cultura es un respirador emocional. Todos hemos visto cómo las redes han volado con todo lo que tiene que ver con la música, el canto, el baile”.