Empresas y Derecho: Los efectos del COVID-19 sobre el empleo

El crecimiento de los casos de afectados por el coronavirus COVID-19 en nuestro país constituye no sólo un llamado de alarma para la sociedad en general, sino también para los empleadores y trabajadores en distintas áreas de la economía nacional. En la presente entrega consideraremos los efectos globales de esta pandemia en relación con los salarios en general y con el trabajo de las mujeres en particular.

1. Salarios

De acuerdo con un informe difundido hace algunos días por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) bajo el título “Informe Mundial sobre Salarios 2020-2021. Los salarios y el salario mínimo en tiempos del COVID-19”, en el primer semestre de 2020 “la crisis de la COVID-19 imprimió una presión a la baja en el nivel o en la tasa de crecimiento de los salarios medios de dos terceras partes de los países para los cuales se disponía de datos recientes; en otros países, el salario medio aumentó, en buena medida artificialmente, como reflejo de la pérdida sustancial de puestos de trabajo entre los trabajadores con salarios más bajos”. En época de crisis, las variaciones drásticas en la composición del empleo pueden distorsionar los salarios medios, lo que se conoce como “efecto de composición”, el cual se produce porque “cuando la mayor parte de quienes han perdido su trabajo son trabajadores mal remunerados, automáticamente se produce un aumento de la mediana salarial de los demás asalariados. (…) En Brasil, Canadá, Francia, Estados Unidos e Italia, el salario medio ha ido aumentando notablemente porque la pérdida de empleo ha afectado sobre todo al extremo inferior de la escala salarial. En cambio, en la República de Corea y el Reino Unido se ha observado una presión a la baja sobre el salario medio. En los países en los que se han aplicado fuertes medidas de retención del empleo, o donde las medidas se han ampliado a fin de preservarlo, el aumento del desempleo ha sido moderado, de modo que los efectos de la crisis pueden haber sido perceptibles como una presión a la baja sobre los salarios, más que como pérdida masiva de puestos de trabajo”.

2. Género

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “los datos muestran que la pérdida del empleo en la región está afectando principalmente a las mujeres, aunque con variaciones entre países. Colombia es el país con la mayor brecha de género en la pérdida de empleo: 25% de las mujeres empleadas perdieron sus puestos de trabajo, en comparación con un 14% de sus de sus pares masculinos. En el caso de México se registra una pérdida del 16% del empleo femenino, más del doble que entre los hombres. En Perú y Chile, las brechas de género en la caída de empleo son de menor magnitud, pero igualmente importantes. Los datos regionales también muestran que, con la flexibilización de las medidas de restricción a la movilidad, la recuperación de los puestos de trabajo no ha sido igual para hombres y mujeres”.
Según el BID existen tres rasgos importantes que afectan particularmente al mercado laboral femenino:
a. En primer lugar, “la suspensión de actividades presenciales en materia educativa y de cuidado implicó un aumento de las actividades en el hogar, que recaen principalmente en las mujeres. Antes de la pandemia se observaban importantes brechas de género: las mujeres en la región dedicaban más del doble de horas a responsabilidades domésticas y de cuidado no remuneradas que sus pares masculinos (38 frente a 16 horas semanales). Evidencia durante la pandemia señala que el aumento de las tareas domésticas y de cuidado durante la crisis profundizó esta carga desigual del trabajo no remunerado dentro del hogar. Esta sobrecarga afecta no solo la decisión de participación laboral de las mujeres, sino también las posibilidades de progresión profesional a futuro.
b. En segundo lugar, “la crisis en el empleo no está siendo homogénea a lo largo de los sectores de la economía. Las políticas de restricción a la movilidad y la promoción del distanciamiento social produjeron que algunos sectores se vean más afectados por la crisis que otros. Datos para Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México resaltan que las pérdidas de empleo se concentraron mayormente en sectores de alta empleabilidad femenina, como comercio, construcción, turismo y gastronomía”.
c. En tercer lugar, “las medidas de distanciamiento social llevaron a que muchas personas y empresas optaran por el trabajo a distancia o teletrabajo. Las posibilidades de teletrabajar difieren para hombres y mujeres dependiendo de dos aspectos: acceso y uso de tecnología y tipo de tarea desarrollada en el trabajo. Antes de la pandemia se evidenciaban rezagos importantes en cuanto al uso y acceso  de las tecnologías TIC para las mujeres, una barrera relevante para la realización de teletrabajo. Sin embargo, cabe resaltar, estimaciones realizadas en seis países de la región, Europa y EE.UU señalan que las mujeres tienden a presentar una mayor probabilidad de realizar trabajo de forma remota puesto que suelen estar involucradas en tareas administrativas que requieren menos trabajo manual y uso de equipamiento específico”.

Dr. Rodrigo Deleón