Expectativa ante las vacunas

Uruguay comenzará el próximo lunes la vacunación contra COVID-19, con cierto atraso a nivel regional pero gran expectativa nacional. Son varios los países de la región que desde diciembre del año pasado –como es el caso de Chile– ya llevan millones de dosis inoculadas, mientras aquí se espera para mañana viernes el arribo de las primeras 192.000 dosis de vacunas del laboratorio Sinovac, destinadas a vacunadores, trabajadores de la educación, policías, bomberos, militares y trabajadores del INAU en actividad.
El cronograma del gobierno incluye el arribo de 1.558.000 dosis de Sinovac el 15 de marzo y, luego, entregas semanales de la vacuna de Pfizer. Una vez cubiertos los grupos prioritarios, el plan de vacunación continuará con el resto de los adultos, primero los de mayor edad, hasta alcanzar a los jóvenes de 18 años. Por su parte, el laboratorio Pfizer BioNTech transferirá 468.000 dosis entre el 8 de marzo y el 26 de abril, que se destinarán a personal de la salud y adultos mayores que residan en instituciones. Este proceso está siendo seguido de cerca por los científicos en Uruguay, que recomiendan que la gente se vacune.
En este sentido, el grupo ad hoc a la Comisión Nacional Asesora de Vacunas, integrado por científicos de la UdelaR, el Grupo Asesor Científico (GACH) y el Ministerio de Salud, divulgó recientemente un informe sobre las vacunas disponibles contra el COVID-19, en el que se enfatiza que “en Uruguay, dada la situación epidemiológica actual, con crecimiento sostenido de los casos, transmisión comunitaria del virus y las perspectivas que esto condiciona, la medida de la vacunación es una urgencia de salud pública y es necesario extremar los esfuerzos para iniciar una campaña de vacunación lo antes posible”.
Asimismo advierte que dado que el país tendrá dosis de diferentes vacunas, se deberá asegurar que cada persona reciba la dosis de la misma vacuna en el marco de una campaña que también se deberá dejar muy en claro para todos que, aunque se haya administrado la vacuna, es necesario seguir con las medidas no farmacológicas como el distanciamiento físico y el uso de tapaboca, ya que aún no es posible determinar cuándo se podrán modificar dichas medidas ni qué cobertura de aplicación de las vacunas debería alcanzarse para ello.
Según el informe del grupo ad hoc a la Comisión Nacional Asesora de Vacunas, “en el mejor escenario de todos modos, la campaña llevará muchos meses, por lo que es importante que la población comprenda que para lograr el control de la epidemia se deberán mantener las medidas no farmacológicas”.
En el escenario actual y ya superados los episodios de marchas y contramarchas del gobierno referente a la negociación por las vacunas –que fueron seguidos muy de cerca no solo en los ámbitos de la salud sino también por los medios de comunicación y la población en general–, la gran interrogante sigue siendo cuál será la respuesta de la población.
No es un tema menor, dado que parte de la efectividad de las vacunas contra esta enfermedad pandémica radica en alcanzar una amplia cobertura que otorgue inmunidad a la población.
A diferencia de lo ocurrido en otros momentos de la historia de los avances científicos en el campo de la salud, todas las vacunas para la prevención de la infección por el SARS-CoV-2 han sido de muy rápido desarrollo y está siendo una tarea llevada adelante en simultáneo en diferentes laboratorios del mundo. En este sentido, cabe señalar que hace 15 días la OMS reportaba 178 vacunas candidatas en fase preclínica, y 69 en fase clínica.
Se trata de una empresa realizada en tiempo récord, lo cual “ha permitido lograr diseños de vacunas que han avanzado en las fases de desarrollo clínico (I, II y III) en tan solo 11 meses, después de que la secuencia genética completa del SARS-CoV-2 se hiciera pública” señala el informe antes citado, que remite a varias explicaciones de expertos internacionales sobre este punto. Algunas de ellas son que ciencia actual en materia de vacunas está científicamente mucho más avanzada, que el desarrollo no ha partido de cero (las plataformas tecnológicas fueron culminadas previamente y exploradas para los coronavirus del SARS-CoV-1 y MERS), y también porque “grupos de expertos independientes han evaluado los datos que se generan en tiempo real para progresar rápidamente en las fases, a que muchas empresas han sido subsidiadas por gobiernos de países industrializados, organismos científicos (CEPI, GAVI) y fundaciones filantrópicas”. También facilitó el hecho de contar con un enorme número de voluntarios en los que se probó la protección y seguridad de las vacunas.
Estamos iniciando una experiencia global de vacunación sin precedentes, que va acompañada de una buena dosis de incertidumbre puesto que hay muchos aspectos de las vacunas que aún se desconocen, tales como la seguridad a mediano y largo plazo, su eficacia por grupos de edad y en los asintomáticos así como en casos severos del virus, la duración de la inmunidad, las contraindicaciones finales para su uso o los beneficios a menores de 16 años, los beneficios y riesgos para embarazadas, el impacto que tendrá en las personas que se vacunen pero incumplan las medidas de bioseguridad (tapabocas, distanciamiento físico), la efectividad en reducir los síntomas prolongados o las secuelas.
No obstante, los científicos estiman que estas vacunas cuentan con perfiles de eficacia y seguridad adecuados, considerándose una herramienta fundamental para avanzar en el control de la pandemia ya que al reducirse la cantidad de personas susceptibles a la enfermedad, disminuirá también la cantidad de personas que enferman y, en consecuencia, cuanto mayor sea el porcentaje de población inmunizada, menor será la probabilidad de que el resto de las personas se expongan al virus.
En este contexto, resultará crucial la velocidad con la que se llega a la meta de inmunización de la población y el mantenimiento de un buen ritmo de vacunación. En ese sentido, es Chile quien lleva la delantera a nivel regional pero si Uruguay administrara unas 30.000 dosis diarias durante seis días a la semana como aspira el gobierno, demoraría unos 17 días en llegar al porcentaje chileno de vacunación y en menos de una semana alcanzaría el porcentaje de cobertura de vacunación que actualmente tienen Brasil y Chile respecto a su población total.
En este sentido, el gobierno tiene las fichas puestas en que –aunque haya largado con rezago la vacunación– el ritmo de inmunización de la población sea rápido. Pero claro, la última palabra sobre esto la tiene cada uno de los ciudadanos uruguayos porque la vacunación es voluntaria. Así que muy pronto la pelota estará fuertemente instalada en la cancha ciudadana. ¿Se vacuna usted?