Descienden PAP y consultas ginecológicas; especialistas esperan estadíos más avanzados

Director departamental de Salud, Carlos Leoni.

En el mes de la prevención del cáncer de cuello uterino, las autoridades sanitarias promovieron acciones de sensibilización e información sobre los controles ginecológicos, que durante la pandemia se restringieron a las consultas puntuales.
En Uruguay, este tipo de cáncer ocupa el tercer lugar de prevalencia después del cáncer de mama y colorrectal. De acuerdo a las cifras del Instituto Nacional del Cáncer, hasta 2017 se diagnosticó un promedio de 311 mujeres y murieron 141 por año. Estas estadísticas ubican al país entre las naciones más desarrolladas, a pesar de una leve disminución de la mortalidad en los últimos años. La tasa de incidencia demuestra que afecta a 14,2 mujeres por 100.000, con una mortalidad de 5,62 por 100.000.
La principal causa es la infección por ciertos tipos del virus del papiloma humano (VPH). Existe más de un centenar de genotipos, de los cuales 40 se transmiten sexualmente y 15 pueden vincularse al cáncer de cuello uterino.
La Guía de Práctica Clínica de Tamizaje de Cáncer de Cuello Uterino del Ministerio de Salud Pública recomienda realizar el screening de cuello uterino con el estudio del papanicolaou (PAP) a partir de los 21 años y hasta los 69, cada 3 años, si las dos primeras pruebas de PAP anuales fueron normales.
En 2019, desde ASSE se ingresaron 72.812 PAP a la base de datos de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer de Cuello Uterino, correspondientes a mujeres de todas las edades. Durante la pandemia se registra una baja en la realización del PAP, con mayor impacto en ASSE. Los informes de 2020 constataron un descenso del 44%, en comparación al año anterior.
La cobertura nacional de PAP que abarca a mujeres de 30 a 64 años que se hayan realizado el estudio en los últimos 3 años, en 2020 registró un 55,6% de promedio nacional entre los sectores público y privado. En 2019 se había alcanzado un 57% en el mismo rango etario. A nivel nacional, la cobertura nacional bajó 1,4%.
Las mujeres mayores de 21 años tienen un día de licencia anual paga para realizarse el PAP según la ley 17.242 y es uno de los requisitos obligatorios para la obtención del carné de salud, según decreto Nº 571/2006. La ordenanza 402/2006 dispone que el PAP sea sin costo por el subsistema privado.
La vacuna contra el HPV está incluida en el esquema nacional de vacunación a partir de los 12 años desde 2017. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud, con la finalidad de eliminar el cáncer de cuello uterino para el año 2030, establece la necesidad de vacunar al 90% de las niñas antes de los 15 años, realizar el tamizaje del 70% de las mujeres a los 35 y 45 años con un test de HPV y realizar el tratamiento del 90% de las mujeres con resultados positivos en las pruebas de tamizaje.

Por la pandemia

Consultado el director departamental de Salud y ginecólogo, Dr. Carlos Leoni, explicó que “la mujer actúa en forma responsable y, al menos antes de la pandemia, concurría a hacerse los controles. Evidentemente que esta contingencia sanitaria hizo un corte que no depende de las personas”.
Explicó que específicamente para la consulta de cáncer de cuello uterino, “debe darse la consulta presencial y la presencia preventiva, con más razón. Pero con este escenario, por un lado prevenimos la pandemia evitando la presencialidad de la consultas y por el otro, se retrasa una medida de prevención que se hacía bien en Paysandú”.
Según Leoni, una vez finalizada la pandemia, “no sabemos qué pasará, pero pensamos que podemos tener una repercusión a largo plazo. Las consultas preventivas ayudan al diagnóstico precoz, para llegar más fácil a un estadío para curar”.
Al omitir las etapas correspondientes a la prevención, “es posible que se diagnostiquen etapas más tardías de la enfermedad. Por eso, la prevención nos permite llegar más rápido a la curación. Puedo pensar que cuando volvamos a la normalidad, no veremos tantos estadíos precoces, que no será responsabilidad de la mujer ni del médico, sino de la situación que nos tocó vivir”, dijo a EL TELEGRAFO.
Recordó que es un tipo de cáncer “manejable en un altísimo porcentaje. Actualmente el médico puede pedir un PAP, pero sabemos que una paciente no se acercará tanto por consulta preventiva sino por la preocupación por una enfermedad. Hoy no hay consultas pro-prevención. Es decir, se hacen los PAP pero no se toman como una consulta urgente. Y esa es la gran moraleja que nos deja la pandemia. Apenas salgamos, esperamos que las personas vuelvan a las consultas preventivas como antes”, concluyó.