El desafío es de los dirigentes

El fútbol sanducero baraja la posibilidad de volver a coquetear con el profesionalismo después de dos intentos fallidos. Primero Bella Vista y luego el Paysandú FC tuvieron sus respectivos pasajes dentro de la AUF, se aventuraron en búsqueda de un porvenir mejor, aunque las cachetadas recibidas terminaron por cortar abruptamente la vida profesional de ambas instituciones.
La idea volvió a surgir hace algunos meses, y más allá de que la posibilidad fue pensada y puesta sobre la mesa en varias ocasiones previas aunque sin apretar el acelerador, el interés de algunos inversores reavivó la posibilidad. En este caso se planteó en primer lugar revivir al Paysandú FC, teniendo en cuenta que eso permitiría acelerar la vuelta al ámbito de la AUF y poder así jugar en la Primera División Amateur. Además, la deuda que todavía mantiene el Paysandú FC por aquella participación profesional tanto en Primera como en la Segunda División, sigue latente, pero es viable poder saldarlas.
Las conversaciones telefónicas y por Zoom se sucedieron, pero no terminaron de cuajar. El plazo para intentar dar ese salto a la AUF es cada vez menor, pero los inversionistas plantearon otra posibilidad ante la Liga de Fútbol y la Intendencia, las tres patas del proyecto que estarán involucradas en caso de que todo se concrete, aunque con responsabilidades diferentes: la creación de un Club Atlético Paysandú.
A grandes rasgos, la idea es poder conformar esta nueva institución con el apoyo del fútbol local, de los clubes del medio, a través de la Liga de Fútbol. Tal como en su momento informó EL TELEGRAFO, para la primera temporada saldría al ruedo la selección de Paysandú para jugar con el primer equipo, mientras se comienza a trabajar, ya pensando en el segundo año de esta nueva incursión del fútbol sanducero en la AUF, con las formativas.
La idea trazada dice que en tres o cuatro años se puede pelear por el ascenso a Primera División, ya con un club afianzado y con una base importante de futbolistas del medio local, que habrán hecho su camino en las formativas de la Asociación.
La idea, pese a lo que podría imaginarse teniendo en cuenta los antecedentes, no es mal vista sobre todo entre los clubes del fútbol local. O al menos por muchos de ellos, que piensan en esta posibilidad permitirá dar un salto de calidad y también económico. Y pelear de otra manera contra los clubes capitalinos, que se llevan a los futbolistas por migajas, o peor, sin pagar ni un peso a las instituciones de origen. La novela de siempre.
Teniendo a la selección como cara de este Atlético Paysandú en la Primera División Amateur, los clubes del medio también aportarían a sus jugadores para conformar las diferentes categorías formativas. Los inversores están dispuestos, de arranque, en colaborar cubriendo todos –o en su gran mayoría– los gastos que insume a los clubes del medio competir en el ámbito doméstico, algo que todas las temporadas se traduce en un dolor de cabeza para los dirigentes.
No son pocos los clubes que extraoficialmente han opinado que la posibilidad es buena, y se debe avanzar rápidamente. Ahora, la pelota está en el ámbito de la Liga de Fútbol, que debe definir si abraza la idea en procura de trabajar en esta apuesta, o si se mantiene sobreviviendo en esta realidad diaria.
Las dos incursiones anteriores en la AUF fueron complicadísimas. Bella Vista sufrió en soledad lo que significa sumergirse en un ámbito difícil, en el que es complicado poder salir a flote en medio de situaciones muchas veces anormales que nacen con intereses que van muchísimo más allá de lo deportivo. Y las deudas terminaron por liquidar el sueño.
Paysandú FC vivió de manera similar la experiencia, pese a que el club nació con el apoyo de algunos clubes de la Liga, aunque solo dos eran de Primera División. También los números en rojo a la hora de hablar de dinero terminaron por tirar la expectativa por el piso.
La sensación es que hoy Paysandú cuenta con otras armas para hacerse valer en ese ámbito. Y que aprendió de los errores. Pero hay algo clave dentro de esta posibilidad: contaría desde el vamos con el apoyo de la Intendencia.
Eso sí: más allá de las variables y posibilidades, el gran desafío pasa casi exclusivamente por los dirigentes.
En los últimos años se ha apostado a un trabajo profesional en las formativas sanduceras, sobre todo en lo que a selecciones se refiere. Los jugadores que han pasado por los combinados tuvieron la posibilidad de contar con cuerpos técnicos del mejor nivel, profesionales en cuanto a su trabajo y sobre todo con formación, apostando a sumar deportólogos, sicólogos y otros profesionales que hoy son indispensables a la hora de pensar en el desarrollo de un futbolista.
La apuesta, incluso, ha surgido en muchos casos de los propios cuerpos técnicos, que alejados del pensamiento dirigencial tienen en claro qué es lo que el futbolista debe recibir en cuanto a formación. Pero no pensando en el resultado deportivo (intrascendente a nivel local) sino, justamente, en cómo puede servirle esa formación integral a futuro.
La ecuación es clara: el club sufre el día a día por la falta de dinero, y muchas veces ni siquiera piensa en que su jugador no solo se muestra en las selecciones sino, por sobre todo, que está trabajando de una manera profesional, que le brindará mayores posibilidades de no fracasar al dar el salto al profesionalismo. Y a mayor formación, seguramente mayor rédito conseguirá la institución. Lo mismo sucedería con el futbolista que aporte un club al Atlético Paysandú.
Los entrenadores del medio, y no solo a la hora de hablar de fútbol, gritan a cuatro vientos la vital importancia de que un futbolista en crecimiento pueda desarrollarse en su lugar, en su medio, donde pueda tener las mismas posibilidades que en un club profesional capitalino, pero sin dejar su casa. El propio Oscar Tabárez, técnico de la selección uruguaya, se ha expresado una y mil veces sobre la importancia de evitar el desarraigo.
El fútbol local ha crecido en cuanto al trabajo que se realiza en formativas, y ha contado también con el apoyo de la Intendencia como institución, que se ha preocupado y colaborado con diferentes programas puestos a disposición que, también justo es decirlo, no siempre han tenido la respuesta esperada.
Se ha repetido hasta el cansancio que en cuanto a fútbol, Paysandú tiene materia prima de sobra. Y las muestras están a la vista.
Pero ahora –y más allá de esta posibilidad concreta de la formación del Atlético Paysandú–, el desafío es de los dirigentes, que tienen que comenzar a pensar qué idea se abraza para de una vez por todas hacer valer para el fútbol sanducero esa fábrica interminable de buenos valores, que casi siempre termina beneficiando a otros para quedarse con migajas en las manos.