“En 20 años nunca vi plantas de soja quemadas por falta de agua”, dijo el director de la Eemac

Mientras en algunas zonas del departamento y la región los cultivos de soja presentan buen estado, en otros puntos la situación es muy crítica, a tal punto que se obtendrá cero kilo por lo sembrado. Tal es lo que sucede con plantaciones de la zona de San Félix, en donde “en 20 años nunca vi plantas de soja quemadas por la falta de agua”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Luis Giménez.
El actual director de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, e investigador en cultivos y riego, dijo que todo “es muy aleatorio y no es una zona en particular. Debemos referirnos a cuándo se sembró y cuándo le cayeron las precipitaciones. Y así es en todo el país, algunos cultivos están buenos y los que definían rendimiento en febrero o marzo, si no llovió, se complicaron mal”.
Como ejemplo citó el caso de la Eemac, en donde llovió 37 milímetros en febrero “por lo que se complicó fuerte. En enero llovió a partir del 25, por lo que se evidencia el impacto que eso tuvo en los cultivos”. A eso debe agregarse que “en los primeros 12 días de marzo van 17 milímetros y en algunos lugares 5, lo que es nada”.
Al referirse a la situación concreta de un cultivo de la zona de San Félix, comentó lo sucedido a un productor, para el que en 100 hectáreas de soja las pérdidas son muy importantes “y lo va a enfardar para las vacas”. El productor de referencia cuenta con 75 hectáreas con riego y alrededor de 100 en secano, en la zona.
“La soja está quemada como si se hubiese incendiado”, enfatizó Giménez. “Sin agua no hay fotosíntesis, no hay área foliar y las plantas se secan. Además la temperatura y el cambio climático están jugando su papel. Marzo parece igual que enero con más de 30 grados todos los días”, comenta.
Respecto al déficit hídrico, Paysandú actualmente está dividido en dos. La zona norte del departamento, tomando como referencia al Este de ruta 3 y el eje de ruta 26, presentan campos muy verdes y con cultivos en algunos casos exuberantes por las buenas lluvias recibidas. En cambio, en el resto del departamento y en especial en un radio de 30 kilómetros de la ciudad de Paysandú, el panorama es muy distinto, con campos que recibieron muy poca agua en lo que va del año, y arrastrando serios problemas hídricos desde agosto del año pasado.
En el corazón agrícola del país, comprendido en el departamento de Soriano, entre Mercedes y Dolores, la situación está muy complicada, “y si esto sucede en esta zona, se complica el país, porque está entre el 60 y 70 por ciento del área agrícola de Uruguay”, sostiene el investigador.
Y puntualizó que “la sequía no es generalizada, pero en donde no llovió el impacto es grande”.

Regar a 500 dólares

Con los precios actuales para la soja que se encuentran cercanos a los 500 dólares, “ni se habla de la importancia que el riego tiene para los cultivos y la rentabilidad del negocio”, enfatizó Giménez.
“Si obtenés entre 4.000 y 5.000 kilos de soja por hectárea, estás hablando entre 2.000 y 2.500 dólares de ingresos brutos. Los costos oscilan entre 700 y 800 dólares, por lo que no se compara con nada”.
De todas maneras, reconoce que la situación “se complica con los U$S 340 que estaba la soja el año pasado, y ahí los números eran más ajustados. Ahora con U$S 500 en la soja, regar es fundamental”.
Sostiene que “si perdiéramos 500 kilos por hectárea a U$S 500 como está habitualmente, se van a perder alrededor de 200 millones de dólares haciendo la cuenta tipo país” y aclarando que “no se puede regar en todos lados, porque se debe ver la cuenca hidrográfica y otros aspectos”.
“Pero esa cuenta de almacenero, de perder entre 400 y 500 dólares por hectárea, implica perder 200 millones como país, eso implicaría poner a regar alrededor de 80.000 hectáreas por 20 años. Si hubiera una política de Estado que apoyara el riego, estaríamos en otra situación”, dice el director de la Eemac.
Recordó que “hace 20 años que se refiere a esto”, en artículos que han sido elaborados en las páginas de rurales de EL TELEGRAFO, “y un año sí, y otro también, siempre hay problema de deficiencia hídrica. Y hace 20 años que tenemos la soja como cultivo de cabecera en la agricultura”.
“La realidad es tan clara económicamente, pero no hay forma que se entienda”, dice en un claro mensaje hacia quienes deben adoptar medidas al respecto.

Productores regantes

Un grupo de productores que ha invertido desde hace algunos años en equipos de riego, hoy obtienen en maíz rendimientos iguales a los de la experimentación, que solo se lograba en el arroz, que es un cultivo 100 por ciento regado.
“En maíz logran 15.000 kilos por hectárea, como se obtienen en cuadros chicos en condiciones controladas, ellos lo obtienen a nivel comercial”, explica Giménez. Aclaró que en soja “aún necesitan ajustes, pero los productores regantes no se bajan, incluso el grupo se incrementa”.
Sostuvo que en soja “andan en 4.000 kilos por hectárea aproximadamente, y en maíz entre 12.000 y 15.000 kilos”. De todas formas, “en la experimentación de la Eemac estamos llegando a 6.000 kilos por hectárea, e incluso en alguna oportunidad a 7.000 kilos, y esos productores comerciales aún no lo obtienen”, dijo.

Ley de riego

El ingeniero agrónomo Luis Giménez recordó que el ingeniero agrónomo Tabaré Aguerre, cuando fue durante más de 7 años ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, “había propuesto una Ley de Riego, que tenía un marco jurídico para inversiones en riego, fundamentalmente de personas fuera del sector”.
“El preveía que con ese marco jurídico ingresarían personas que no estaban en el sector a hacer obras de riego –obras muy eficientes– que permitieran el riego colectivo”, indica el profesional.
“En la discusión que tuvimos en algún momento, le expliqué que eso no alcanzaba, porque si no había un apoyo del Estado, las inversiones para riego colectivo no funcionan. En esto debe estar el Estado, y primero se debe tener en cuenta que el riego cambia significativamente la productividad del país”, dijo.
Para el investigador “debía haber otros beneficios, especialmente para pequeños y medianos productores. Porque se debe entender que no es solo para la agricultura; también la lechería y la ganadería sufre la sequía, y la agricultura de verano, ni que hablar”.