“Covidiota”; la pandemia afecta hasta el idioma

Pocos pueden dudar a esta altura que la pandemia de COVID-19 marcará un parteaguas en la historia de la humanidad. La presencia global del virus ha ocasionado, además de los millones de muertes y problemas sanitarios, cambios de hábitos en la especie humana y entre ellos, cómo no, están los cambios en el idioma, y en este caso específico, en nuestro idioma español.
La Real Academia Española (RAE) incorporó un total de 2.557 nuevos términos en su última versión online de su diccionario, la actualización 23.4, muchos de ellos relacionadas directamente con la pandemia por COVID-19 generada a raíz del nuevo coronavirus surgido a fines de 2019 en China.
Y quizás la terminología más llamativa, entre varias curiosidades relacionadas con el virus SARS-CoV-2, sea la palabra “covidiota”, definida como “la persona que se niega a cumplir las normas sanitarias dictadas para evitar el contagio de la covid (COVID-19)”. Se trata, explica, de un término acuñado en inglés, en los Estados Unidos, para referirse a “los que no respetan las reglas del confinamiento y ponen a otros en riesgo”, explica.
“Covidiota” tiene su etimología en el “calco estructural del inglés covidiot, voz atestiguada en esta lengua desde 2020 en la prensa, y consignada ya en el Oxford Advanced Learner’s Dictionary (2020); y esta, a su vez, de covid e idiot”, señala la RAE en su portal.
Para este término en especial se describieron tres usos, el primero de ellos como sustantivo, de género masculino y femenino. En su resumen cita tres ejemplos de su uso, entre ellos la traducción de una noticia publicada por BBC Mundo en 2020, una traducción de la original en inglés. “Mucha gente se quitaba las mascarillas y deambulaba por los pasillos para hablar con otros”, relató. “Tan pronto aterrizó el vuelo, muchas de personas se quitaron las mascarillas inmediatamente. El vuelo estaba lleno de ‘covidiotas’ egoístas y una tripulación inepta a la que no le importaba lo que sucedía”, añadió.
Luego se define además su uso como adjetivo, atribuido a una persona que se niega a cumplir las normas sanitarias dictadas para evitar el contagio de la COVID-19. Se citan también tres ejemplos, uno de ellos del suplemento Levante, de El Mercantil Valenciano, de Valencia: “Por si faltaban chivos expiatorios este año, los medios, las redes y parte de este grupo de edad han contribuido a construir el estereotipo del joven hedonista y ‘covidiota’ que no está dispuesto a renunciar a nada porque –cree que– el virus no afecta a su salud”.
El tercer uso de esta palabra es también en forma de adjetivo, pero como algo “Típico o característico de un covidiota”. Y el ejemplo citado es una publicación de el diario El Universal de Ciudad de México, de diciembre del año pasado, titulado “Covidiotas fifí”, donde se expresa “hemos escuchado todos los días frases covidiotas, algunas con tufos religiosos, como si esta voraz pandemia se resolviera con la fe (‘Todos nos vamos a morir’; ‘Me muero cuando Dios quiera’; ‘Ya estará de Dios’; ‘La manda es la manda’; ‘Es más grande la devoción que la enfermedad’; ‘De algo nos tenemos que morir’; ‘Yo no creo en COVID, creo en la Virgen’), y entonces, ante esas imágenes y frases, a muchos les dio en las redes sociales por afirmar que la gente más modesta es la más covidiota, pero no es así: los covidiotas también son fifís”.
Entre la familia de palabras derivada, describieron “covidiotez”, a la que definieron como la “actitud o cualidad de una persona que se niega a cumplir las normas sanitarias dictadas para evitar el contagio de la covid”. Como sinónimo puede utilizarse también el vocablo “covidiotismo”.
Pero la cosa no queda allí, ya que entre los nuevos términos figuran muchos que aluden a la pandemia, entre ellos nuevas joyas lingüísticas como “coronabebé”, “coronadivorcio” o “coronaboda”, que siguen la corriente muy porteña de unir dos sustantivos para dar a luz un nuevo término (“motochorro”=moto+chorro, “choripán”=chorizo+pan, “metrodelegado”=metro+delegado), algunas incluso ya incorporadas por la misma RAE.
Pero que no se piense que esto es algo nuevo. La Real Academia está permanentemente incorporando nueva terminología a su diccionario, y esto se debe a que su cometido, lejos de lo que la mayoría piensa, no es ser una especie de policía del idioma, sino reflejar y explicar cómo se está usando el idioma español alrededor del mundo. Sin ir más lejos, y a modo de ejemplo, a fines del año pasado se anunció la incorporación del sustantivo “trol” (con una sola “l”) y el verbo “trolear”. La definición del primero dice: “En foros de Internet y redes sociales, usuario que publica mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de molestar, llamar la atención o boicotear la conversación”, mientras que para el verbo explica: “En foros de internet y redes sociales, publicar mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de boicotear algo o a alguien, o entorpecer la conversación”.
Asumiendo que así funcionan las cosas, en la medida que su uso se extienda, y a pesar de que no nos guste, no nos sorprenda que la RAE –tan ágil de reflejos– en un futuro termine abriendo sus puertas al uso del denominado “lenguaje inclusivo”.