“Fue, o es, de las personas que ya nos está haciendo falta, por el lugar que ocupaba y su personalidad. No se encontrará otro igual”, dijo el intendente departamental Nicolás Olivera ante el fallecimiento de Jorge Larrañaga. “Desde lo institucional se fue un señor servidor público y desde lo político se fue alguien con un honor que no es común, que es el valor de caudillo”, agregó.
Olivera destacó que “si se junta la figura del caudillo con la del servidor público aparece una cosa que era recurrente en él y que surgía siempre que hablábamos: entre lo conveniente y lo correcto hacía lo correcto. Eso creo que lo define como un gran servidor público, como un hombre de mil batallas dadas y que ante cualquier revolcón se paraba y la daba. Se fue –ni que decir– un gran Intendente de Paysandú. Creo que no hay rincón del departamento que no tenga su impronta. Un hombre que nunca perdió su ligazón con el departamento que más allá de sus responsabilidades siempre estuvo presente. Se fue alguien siempre presente”. “Jorge Larrañaga estaba en un gran momento, siendo en el Ministerio del Interior fiel a sus convicciones, dando la pelea contra quien tenía que darla. Se estaba metiendo con el narcotráfico, con la delincuencia. La verdad que nos golpeó por lo súbito de la noticia. Se fue un caudillo, un hombre de referencia, faro, luz, fue alguien que deja un legado en Paysandú que no se olvidará nunca. Porque su gobierno de diez años tuvo un efecto de liberación prolongado hacia el futuro. Su impronta siguió sucediendo y transcurriendo con el correr de los años. La gente aun se acuerda. El que no lo vivió, lo sabe por tradición oral y eso hace grandes a las figuras públicas. De hecho, Jorge Larrañaga está hoy en Paysandú como una de las principales figuras de toda la historia sanducera”, destacó más adelante el Intendente de Paysandú. Y lo recordó como “un hombre frontal, visceral. Murió como vivió, haciéndose cargo de todo, soportando todas las presiones. Quizás eso le jugó en contra. Pero él era así”.