COVID-19 puede dejar secuelas de todo tipo

La COVID-19 es una enfermedad nueva y como tal todavía hay mucho que se va conociendo de ella sobre la marcha y en base a la experiencia de países que tuvieron mucha incidencia al comienzo de la pandemia. Entre estas cosas que se van descubriendo, están los efectos a largo plazo que se están estudiando en aquellos pacientes de las primeras oleadas en Europa.
EL TELEGRAFO consultó al médico neumólogo sanducero Luis Araújo, quien, no obstante, enfatizó en que hoy la primera preocupación son los pacientes que están cursando la etapa aguda, que son la mayoría, pero que están apareciendo casos de síntomas que se extienden.
“Hay que distinguir el paciente en la enfermedad respiratoria aguda, que es un concepto que hay que tener claro que aparece desde que comienzan los síntomas y durante las primeras cuatro semanas, el primer mes. Después, estaría lo que se puede hablar en términos de COVID-19 persistente, o long COVID, y las secuelas de la COVID-19, que es lo que estamos empezando a ver en estos momentos”, precisó.
Se trata de pacientes que presentan alteraciones pasadas esas cuatro semanas, principalmente a nivel respiratorio, pero no solamente, “pueden tener síntomas o afectaciones en otras esferas del organismo: en lo neurológico, en lo psiquiátrico, en lo cardiovascular, en lo hematológico, en lo digestivo, en la piel y hasta alteración a nivel renal”, describió.
Después de transcurridos tres meses, los médicos ya hablan de secuelas posCOVID-19. “Hay síntomas que pueden ser variados, pero son síntomas que persisten con o sin alteraciones, por ejemplo imagenológicas, en una placa o en una tomografía. Esto se está viendo en desde un 10 a un 20% de pacientes que, superado el cuadro agudo, empiezan o continúan con síntomas, o alteraciones radiológicas, o alteraciones en la necesidad del oxígeno, de la saturación del oxígeno en la sangre”, explicó.

CON INTERNACIÓN O NO

Llamativamente estos cuadros se presentan independientemente de la gravedad con la que se haya transitado la enfermedad, “por lo menos eso dicen las casuísticas internacionales, por lo general se dan más en pacientes graves, que estuvieron ya sea en cuidados moderados, internados en sala, o más frecuentemente en pacientes con internaciones en cuidados intensivos, pero se ha visto también que hay personas que han cursado en domicilio y que a pesar de tener síntomas en principio leves, o moderados, que no necesitaron internación, que también adquieren este tipo de enfermedad persistente, o que también vayan a las secuelas”, señaló.
De acuerdo a los informes, las personas que tienen posibilidad de desarrollar síndrome posCOVID-19 son mayormente “personas de más de cincuenta años, del sexo femenino y con alteraciones o comorbilidad cardiovascular”. Esto se da a pesar de que la COVID-19 presenta cuadros graves con mayor frecuencia en el hombre.
Las alteraciones son variadas, sobre todo en pacientes adultos. “Puede tener afecciones a nivel general, que es el síntoma que más frecuentemente da, como cansancio, astenia como le llamamos nosotros; que continúe febril es muy raro. A nivel neurológico, una falta de concentración, trastornos de memoria, pérdida de memoria, un síntoma que lo refieren como niebla mental, o brain pox, en inglés, que refiere a que el paciente queda por momentos como suspendido a nivel de su razonamiento”, describió.
Desde el punto de vista psiquiátrico también se ha apreciado “trastorno del sueño, hay ansiedad, hay depresión, sobre todo por el cuadro traumático que ha vivido en los pacientes con ingreso a unidad de cuidados intensivos, y también en lo neurológico se pueden ver cefaleas persistentes, por un plazo en general de resolución espontánea, pero a veces continúa”.Pero principalmente se ven secuelas respiratorias. “Es muy importante la persistencia de la falta de aire. Tal es que muchas veces en los estudios, en las policlínicas que se dedican a posCOVID-19 es muy difícil diferenciar lo que el paciente refiere como un cansancio, diferenciarlo de la falta de aire”.
Esta falta de aire, disnea, puede tener múltiples causas: “desde la máxima expresión que es la fibrosis, hasta alteraciones inflamatorias en el tiempo, porque la causa de esta persistencia puede ser por el mismo proceso inflamatorio que el virus causó, aunque el virus ya no esté, o por secuelas que va dejando en el correr del tiempo”. Puede también dar lugar a cuadros crónicos, en los que los pacientes pasen a tener una dependencia permanente de oxígeno.
En lo cardiovascular también se pueden ver síntomas como “tendencia a presión torácica, tendencia a presión baja o taquicardia, frecuencias cardíacas elevadas en reposo, y aparecen otras alteraciones musculares, digestivas, cutáneas o renales”, sintetizó.

REHABILITACIÓN

Araújo dijo que esos pacientes deben someterse a procesos de rehabilitación “no solo en lo neurológico, en lo psiquiátrico; ni que hablar en lo respiratorio. Son pacientes que pasaron muchas veces mucho tiempo en CTI con la repercusión nutricional y muscular, entonces hay una rehabilitación de fisioterapia que va a haber que hacer”. Agregó que “ya estamos empezando a ver las lesiones, ya sea por COVID-19 persistente o por secuelas, que empezaron a aparecer, a medida que el tiempo pasa y de los cuadros agudos, ese porcentaje (de 10 a 20%) va a quedar o con un COVID-19 persistente por un tiempo, o como elementos de secuelas, cicatrices que generan una limitación funcional”.