Reconoció que seguramente no iba a dormir durante la noche. Es que al otro día tendría la posibilidad de dirigir el partido masculino entre Hungría y Sudáfrica y de yapa con su amigo, el argentino Germán Möller.
Daniel Daners es el representante número 12 de la delegación uruguaya, en los Juegos Olímpicos de Tokio, pero no como deportista sino como árbitro de waterpolo.
“Este objetivo es como impensado”, reconoció en diálogo con EL TELEGRAFO horas antes de que se confirmara que dirigiría el citado partido.
“Hasta ahora he tenido dos partidos de juez de gol, y hace un rato me confirmaron para Hungría – Sudáfrica. La verdad es que el objetivo era poder arbitrar un partido masculino, y se está cumpliendo. Y además me toca Hungría, el mayor medallista olímpico” de la disciplina, dijo a EL TELEGRAFO. “Hace una hora me llegó la designación, y me va a costar dormir”, agregó.
Finalmente Hungría venció 23 a 1 a Sudáfrica.
“Me había propuesto como objetivo primario arbitrar un partido de masculino”, que ya está cumplido. “Después, lo que venga es ganancia. Uno es competitivo, tiene aspiraciones de seguir pitando, pero hay muchos árbitros y es un deporte básicamente europeo, por lo que hay que ser realista”, dijo.
Pero remarcó que “ya era difícil cumplir este objetivo, aunque haberlo logrado no quiere decir que no quiera seguir” siendo requerido.
Daners fue notificado el 2 de noviembre de 2019 que sería de la partida en Tokio 2020. “Me sorprendió la posibilidad porque pensé que tendría chance en Rio 2016 por cercanía geográfica”, pero no se dio.
Pero llegó esta posibilidad en Tokio, por la que debió esperar más de lo previsto.
“Para los deportes que no son fútbol, el Juego Olímpico es lo máximo. No hay nada más importante. Y como árbitro, no hay un torneo más grande”, explicó.
¿Tokio? Daners y los deportistas están “bastante aislados, en el circuito del hotel, transporte y piscina, pero vemos por la ventana del bondi que es otra realidad”, remarcó para luego intentar conciliar el sueño.