Ladrillo a ladrillo, la Mayea se pierde lentamente

El asentamiento de La Mayea se ha ido extendiendo hacia el sur y la costa del río. Incluso los restos del antiguo parador han sido ocupados.

En nota concedida a EL TELEGRAFO el pasado 22 de junio, el secretario general de la Intendencia, Fermín Farinha, y el director general de Administración, Martín Thomasett, informaron que ya está definido lo que llamaron “el plan costero, si bien aún está en la fase de toma de decisión, viendo los proyectos que están sobre la mesa, como el de Distrito Park. Pero el Intendente está pensando en algo más amplio, el proyecto completo de la costa desde playa Mayea al Norte”.

Sobre este tema, el 25 de junio el intendente Nicolás Olivera ampliaba que “vamos a avanzar en un masterplan (antes conocido como Plan Maestro de la Costa) de las alrededor de 350 hectáreas que tiene la costa desde el Sacra hasta el puente internacional” que será realizado por “una empresa número uno a nivel mundial”.
De acuerdo con el intendente de Paysandú, esa empresa de exclusivo primer nivel “nos va a permitir una proyección de calidad pero también pondrá a Paysandú en el mapa nacional e internacional como posible atracción para lo que se va a venir”.

Sin dudas la iniciativa merece ser destacada, por cuanto la costa del río es quizás el patrimonio más importante de la ciudad desde el punto de vista territorial, un valor que nos distingue de las demás capitales del país y que une a todos los sanduceros. Nadie duda que Paysandú no sería lo mismo de no contar con esa costanera; si visionarios como el arquitecto Oscar M. Garrasino con la continuación y ampliación del arquitecto Walter Belvisi no hubiesen llevado a cabo obras que hoy seguramente serían tildadas de “faraónicas”, “innecesarias”, o incluso “un atentado al medio ambiente” pero que fueron mojones a los que prácticamente todas las intendencias han aportado en obras y mejoras, y que hoy disfrutamos todos los sanduceros por igual, sin distinciones políticas.

Pero para llevar adelante todas esas obras siempre se contó con el recurso principal, o sea la costa, el río y –por supuesto– la franja de terreno paralelo. Sin terreno, sin tierra o arena, no hay costa. O en todo caso, construir ahí cuesta mucho más caro.

Hay casos en que la actividad humana afecta estos recursos hasta un punto que puede terminar siendo irrecuperable en la práctica. Eso, por ejemplo, sucedió en algunos tramos del arroyo Sacra, donde por muchos años se instalaron familias en situación de emergencia social que extrajeron la tierra y lodo de las márgenes del arroyo para fabricar ladrillos. Hoy esas zonas son un gran pozo entre árboles que en cada tormenta corren riesgo de caer sobre las precarias viviendas de los ocupantes, multiplicando así los peligros de vivir en un lugar que además se inunda mucho más que antes, porque el nivel ahora es más bajo.

Justamente el mismo proceso se está dando en estos momentos en lo que fuera la playa Mayea. En varias oportunidades hemos escuchado voces reclamando la recuperación de este espacio que fuera tan bien aprovechado en otras épocas, incluso utilizando las estructuras del antiguo parador que podría ser utilizado como terraza para observatorio de aves u otros fines.

Sin embargo, actualmente es un terreno ocupado por un asentamiento emergente de donde se extrae la materia prima para la construcción de ladrillos. En cada uno de ellos se va un trozo de la Mayea, que lenta pero irremediablemente se transforma en una sucesión de cráteres hasta que en algún momento ya no sirva ni siquiera para este fin y se pierda definitivamente como espacio estéril.

Cuando en 2016 la Intendencia recuperó la costa del arroyo La Curtiembre al Este de Dr. Roldán, donde se ubicaba el antiguo barrio Los Álamos y se reubicó a sus habitantes, el entonces intendente Guillermo Caraballo anunció la creación de una “policía territorial” junto con la Unidad de Gestión Ambiental con el fin de evitar que los espacios liberados vuelvan a ser ocupados, así como impedir la formación de nuevos asentamientos irregulares. Sin embargo, a la vista está, la idea no funcionó del todo bien, por cuanto de esa fecha a esta parte La Mayea se ha poblado de construcciones precarias sin control, ni de la actual administración municipal ni del Ministerio de Desarrollo Social, tal como hemos podido comprobar tras varias consultas en dichos organismos.

La Mayea no está en el radar de la Intendencia ni del Mides, y por lo tanto se considera un asentamiento establecido de hecho, sin planes reales para su recuperación, más allá de estar dentro de lo que sería parte del “masterplan” que algún día podría ver la luz.

En todo caso, si no se toman medidas en un tiempo más o menos inmediato, puede que ya no exista una “Playa Mayea” para recuperar, sino un gran pozo junto al río, rodeado por un asentamiento irregular que se sirve de él, mucho más caro de regularizar y sostener tanto desde el punto de vista ambiental como urbanístico y social.