Esperada mejoría

Uno de los delitos más antiguos del país estaría disminuyendo sensiblemente según las cifras oficiales: se trata del abigeato que, en los últimos seis meses disminuyó un 43%, según lo expresado en el Prado por el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, durante un encuentro con directivos de la Asociación Rural del Uruguay.
Si bien reconoció que es necesario incrementar el número de camionetas y efectivos para que los buenos resultados continúen, sostuvo que la creación de la Dirección Nacional de Seguridad Rural, con sede en Florida, ha sido determinante para la mejora de la gestión en el combate al mencionado delito.

El abigeato no es un tema nuevo en nuestro país puesto que en diferentes modalidades ha existido casi desde que pasta ganado en nuestro suelo. Sin embargo, los contextos sociales e históricos han cambiado y continúa siendo un grave problema que deben enfrentar los productores, un asunto delicado con gran impacto económico tanto por el valor de los animales al precio de mercado como en la pérdida de la genética.
Numerosos casos –algunos de ellos tomaron estado público a través de los medios de comunicación– en los últimos años dan cuenta de la matanza de valiosos animales –reproductores ovinos y vacunos e incluso vacas de alto rendimiento lechero– para quitarles solo los cuartos. O el caso de también algunos productores ovinos que han liquidado sus majadas tras la deprimente situación de ver menguado sistemáticamente su capital y fuente de trabajo por la matanza de animales producto del abigeato.

El cuatrerismo ha dado lugar a la existencia de pequeñas, medianas y grandes organizaciones dedicadas al hurto sistemático de ganado y la ineficiencia de la policía para combatirlas ha sido objeto de numerosos reclamos dado que es igual de lamentable que un productor pierda 500 ovejas como que otro pierda dos o tres, porque si uno pierde dinero el otro quizá pierda el sustento.
Se trata de un problema de muchos años en el campo pero que en los últimos tiempos se acrecienta por la “modernización” de los “amigos de lo ajeno” y sus prácticas delictivas. Los productores, por su parte, poco pueden hacer más que indignarse al ver cómo el esfuerzo de su trabajo se esfuma en un abrir y cerrar de ojos.

Por otra parte, la existencia de bandas organizadas dedicadas a este delito es algo vox populi entre los productores, que han denunciado varias veces, al igual que agremiaciones que los nuclean, que hay grupos que trabajan por encargue y con nuevas formas de comercialización de la carne faenada en forma clandestina.
Tan grave es el asunto que hace un tiempo surgieron emprendedores tecnológicos que han diseñado mecanismos de alarma y aviso. Por ejemplo, una empresa vende un dispositivo de electrónico que transforma el alambrado perimetral del establecimiento en una barrera de seguridad. El sistema permite detectar el corte de alambrado e inyecta una señal en los hilos, que es monitoreada en tiempo real y en caso de detectar su ausencia (por corte), se dispara una alarma enviando el aviso correspondiente a los celulares programados (llamada y SMS). Además, acciona dispositivos disuasivos locales, como sirena y foco de luz.

Evidentemente, se trata de una solución tecnológica que no siempre está al alcance del productor ni soluciona el problema de raíz.
La desarticulación de estas prácticas delictivas es un tema complejo, máxime si pensamos en las grandes áreas geográficas que comprenden la mayoría de las jurisdicciones policiales así como el escaso personal y equipamiento que históricamente han tenido para emprender acciones efectivas.
Por otra parte, uno de los principales reclamos de productores y gremiales ha sido la necesidad de un marco legal más contundente, que castigue con severidad a los delincuentes, que operan generalmente en bandas organizadas y rápidas, con gran conocimiento de los movimientos de los productores y la propia Policía.

Ahora, el anuncio del ministro del Interior respecto a la disminución de este delito resulta no sólo una buena noticia sino una buena señal que permite cierto alivio y esperanza.
En este sentido, Heber sostuvo que la creación de la Dirección Nacional de Seguridad Rural “cambió sustancialmente lo que fue el abigeato en el país” y agregó que su trabajo es “formidable”.
La creación de dicha Dirección fue señalada por el presidente Luis Lacalle Pou como “una vocación del gobierno de tener clara la autoridad de colaborar y el rumbo de la libertad y la independencia”. Al momento de dejar operativa la misma recordó también “hoy el país tiene escrita una nueva normativa que respalda a los vecinos y le permite a la autoridad actuar”, siendo ésta una “legítima defensa rural ante la industria organizada del abigeato”.

En aquel momento el mandatario fue enfático al afirmar que el gobierno respaldaría el accionar policial y se protegería a los ciudadanos que cumplan con la ley. Añadió que se trabaja en la protección de los pequeños, medianos y grandes productores y afirmó que el que más sufre el delito de abigeato es el pequeño productor. En ese sentido, subrayó la voluntad de las autoridades del Ministerio del Interior para descentralizar la Dirección Nacional de Seguridad Rural, abrir más dependencias policiales en el país y mejorar la infraestructura y citó, como ejemplo, la incorporación de nuevos móviles.
Ya en el primer trimestre del año el Ministerio del Interior había informado un descenso del 38% en relación a 2020. En tanto, para el ministro Heber las nuevas estadísticas respecto a este delito indican que si bien no se ha erradicado, ahora la gestión es eficiente para combatirlo y también hizo referencia a la actuación policial, ya que, aunque se cometan delitos, la Policía captura a los delincuentes y obtiene elementos de prueba que permiten formalizarlos y condenarlos.

La situación de Paysandú está en sintonía con los acontecimientos nacionales, en la medida que el abigeato en el departamento de Paysandú bajó 45%, gracias al patrullaje que realiza la Brigada de Seguridad Rural, con 4 vehículos nuevos que fueron asignados el año pasado y un amplio despliegue que se realiza diariamente en el terreno, según señaló a este medio el Jefe de Policía de Paysandú, comisario general Eduar Álvez De Almeida Torres.
La disminución de un delito que tanto daño hace a los pequeños, medianos y grandes productores es no solo una buena noticia sino también una muy esperada. Es necesario seguir trabajando firmemente en este sentido y que se cuente con los recursos humanos y materiales suficientes para poder cumplir fehacientemente con la labor de posibilitar mayor seguridad para que los medios de sustento y producción de muchos uruguayos de tierra adentro dejen de estar permanentemente expuestos a la depredación de particulares y bandas organizadas para delinquir.