Fin de año con nuestro familiar con demencia

Estamos viviendo la última semana del año, y como es costumbre, se caracterizan por una gran cantidad de celebraciones, despedidas y reuniones, dentro de las que encontramos por supuesto las fiestas de Navidad (ya pasadas) y Año Nuevo.
Esta ruptura de la rutina del año que tan bienvenida es por muchos de nosotros, y que asociamos con encuentros familiares y de amigos, para nuestro familiar con demencia puede resultar muy confusa y agobiante.

Una persona con demencia puede llegar a perder la capacidad para desenvolverse cuando se dan cambios en su entorno, hábitos y costumbres. Recordemos siempre que este familiar que está atravesando una enfermedad neurodegenerativa puede tener disminuidas sus capacidades cognitivas, pero no su capacidad de sentir.

Si bien no hay una única receta para tornar estas fechas más disfrutables para este familiar, pues cada individuo es diferente, si me permitiré dar algunas recomendaciones generales que seguro tendrán un efecto positivo, no solo en esta persona, sino también en aquellas que lo cuidan, evitando, o al menos aminorando la aparición de situaciones indeseadas.

Minimizar los cambios ambientales ayudará al paciente a sentirse más cómodo y seguro. Por esto es preferible pasar las fiestas en su casa, en vez de llevarlo a la casa de un familiar, pero de ser así, debemos procurar que se sienta relajado. Trataremos de evitar el exceso de estímulos, pues esto puede provocar ansiedad, con lo cual la persona puede manifestar ganas de irse o ponerse de mal humor. Para esto reduzcamos los cambios en la disposición del mobiliario, ya que éstos, sumados a la aparición de nuevos elementos pueden desorientar a la persona.

Las típicas luces decorativas pueden asustarle o generar rechazo, por lo que es aconsejable bajar la intensidad de las mismas y que no sean parpadeantes. Por supuesto, evitar velas u otros elementos con los que puedan dañarse. La música muy estridente o demasiado alta tampoco es recomendable.
Si esta ansiedad de la que hablábamos aparece, lo más adecuado es separarlo físicamente del lugar donde está, acompañarlo a un sitio más tranquilo y realizar alguna actividad relajada, como leerle un libro, por ejemplo. Es importante tener pensados de antemano estos espacios y recursos, pues podemos también usarlos para darles un “descanso” de estas situaciones que para él resultan estresantes.

En las fiestas, familiares y amigos se reúnen; ante esto, debemos tener en cuenta que el olvido de nombres o no poder reconocer a alguien es síntoma de la enfermedad. De nada servirá, salvo para generarle incomodidad y ansiedad, el hacerle evidente sus olvidos con frases como “¿te acordás de él?”
Si el paciente puede involucrarse en las conversaciones, es importante que respetemos su ritmo y sus pausas. Recordemos también que muchas personas que atraviesan una demencia, a partir de cierto momento no detectan la sensación de estar llenos y continúan comiendo.

En las fiestas en las que la comida se presenta en abundancia, debemos prestar especial atención a lo que ingiere y cuánto, para evitar malestares posteriores. Es importante también tener precaución con la bebida, por los probables efectos adversos con la medicación.

Una manera de ayudarles a que se vayan adaptando a los cambios de esas noches de fiesta (además de apoyar su autoestima) es permitirles ser partícipes en la preparación de estas reuniones, delegándoles trabajos sencillos, como alcanzar algunas cosas (con las que no pueda lastimarse, por supuesto) o doblar servilletas y colocarlas en la mesa. Si la tarea conlleva varios pasos, siempre conviene discriminarlos, de modo de pedirle cumplir una sola cosa a la vez. Por ejemplo, si queremos que ponga las servilletas en la mesa, no alcanzará con pedírselo de este modo, sino que es mejor pedirle primero que vaya por las servilletas al cajón, luego que las traiga, posteriormente le pediremos que las doble y por último que las ponga las ponga sobre la mesa. Y por supuesto, no debemos regañarles si no pueden realizar bien alguna de esas tareas.

¿Y con respecto a los fuegos artificiales? Con las explosiones de los fuegos artificiales, las personas con algún tipo de demencia pueden padecer desorientación, nerviosismo, insomnio y malestar a nivel auditivo. También pueden perder el sentido del espacio y el tiempo, al punto de entrar en desesperación.
Por esto es importante, antes de que el reloj marque la medianoche, apartarlo de esa situación, nuevamente recurriendo a un lugar tranquilo, donde de ser posible, el estruendo de los fuegos artificiales llegue muy atenuado.

Es beneficioso que durante esta semana de fiesta, la persona continúe con sus rutinas de descanso y alimentación, así como mantener su actividad física y cognitiva.

Unas palabras finales, pero esta vez respecto a los cuidadores. Las fiestas deben ser un momento de disfrute para todos, por lo que el cuidador principal debe poder apoyarse en los demás. Es importante dejarse ayudar y que otros se pongan a disposición, para así poder organizarse de modo que no recaiga todo constantemente en una misma persona.
Espero que estos consejos puedan serles de utilidad. Solo me resta desearles una ¡Un excelente 2022 para todos!