Se anunció hace pocos días que el próximo jueves 19, como parte de la temporada lírica de 2022 del Teatro Solís, se pondrá en escena la ópera Dido & Eneas, de Henry Purcell. La noticia es de interés para los sanduceros, ya que la dirección musical está a cargo de Cristina García Banegas, organista y directora de extensa trayectoria nacional e internacional que a través de los años ha forjado un fuerte vínculo con Paysandú. Durante mucho tiempo, García Banegas ha sido un apoyo fundamental para los ciclos de conciertos organizados por la Comisión del Órgano Histórico de la Basílica. Su aporte fue relevante también en la creación y desarrollo del proyecto Omnes, que impulsara en Casa Blanca el empresario Eugenio Schneider.
En Dido & Eneas, García Banegas dirigirá a la Orquesta Filarmónica de Montevideo y al Ensemble vocal De Profundis, que ella misma fundara en 1987. “El Teatro Solís junto con la filarmónica de Montevideo, me han invitado a dirigir esta ópera barroca, estrenada en 1698”, dijo la directora desde Montevideo. “También han invitado a mi coro De Profundis. Tendremos solistas vocales que vienen de Rusia, Brasil y Argentina, y varios uruguayos. Es posible que esta ópera nunca se haya presentado en el propio Teatro Solís. No obstante, es una obra que se representó en diferentes instancias en otros teatros de la capital. Sería maravilloso poder ir a presentarla a vuestro gran teatro”, agregó, en alusión al Florencio Sánchez.
“Estamos ensayando junto al gran maestro Igor Yebra, quien está a cargo de la hermosa puesta junto al vestuarista del País Vasco, Ángel Amor, bailarines y un equipo formidable de encargados de todo lo pertinente al movimiento escénico, iluminación y demás”, agregó. “Habrá solamente tres presentaciones, los días 19, 21 y 23 de este mes de mayo”.
Alegría e ilusión
A todas estas buenas noticias se suma otra: próximamente, Cristina García Banegas será declarada Ciudadana Ilustre de Montevideo. “Estoy viviendo este momento con alegría, ilusión y con los pies bien firmes sobre la tierra”, dijo al respecto. “La alegría es normal, porque estoy haciendo música a diario, a veces trabajando varias veces en el día, con los solistas, con el coro, con el vestuarista. Hablamos mucho con Igor Yebra, o con la organización, ya que hay dos o tres chicas que están al pie del cañón. Está todo muy previsto, muy estudiado, pero igual, siempre surgen inquietudes o cambios, porque nos gusta más esto o lo otro, o por el tipo de amplificación mínima o de retorno que van a tener los que están en el escenario, o nosotros, que estamos en el foso, con la orquesta”.
Todas estas tareas son parte de un lenguaje que como artista viene recreando desde hace años. Pero en este caso se suma la posibilidad de trabajar en un teatro que reúne las mejores características y las condiciones para desarrollarlo. Le ilusiona “que hayan confiado en mí para esto y en mi coro. Son muchas cosas que se unen. Y bueno, nos encantaría seguir. El coro no quiere irse más. Quiere estar residiendo en el teatro, y seguir trabajando. No deja de ser una linda ilusión”.
