Presentaron en Guichón resultados del proyecto Control Biológico de Garrapata

Asistieron a la actividad realizada en Guichón participantes del proyecto de control biológico de la garrapata.

Fue presentado días atrás en las instalaciones de la Liga del Trabajo de Guichón, el Proyecto Control Biológico de Garrapata, a través de la utilización de hongos patógenos.
Desarrollo Rural y Liga del Trabajo de Guichón firmaron un convenio en octubre de 2021 para el escalamiento en el control biológico de la garrapata bovina, a través de hongos patógenos. Gracias a este convenio se realizó la compra de un baño de aspersión, que se adaptó para hacerlo portátil.
Además se realizó el contrato de técnicos veterinarios y de perfil social para trabajar en forma multidisciplinaria con los productores involucrados. La experiencia se realizó con el apoyo de la ingeniera agrónoma Alda Rodríguez, a través de BIO Uruguay.
De esta manera se buscó reducir el uso de químicos que viene generando mucha resistencia a la garrapata. A su vez, la Escuela Agraria Guichón realizó otro manejo, aplicando el producto en el campo, pero sin bañar los animales.
Desde Bio Uruguay se estudió el tema en cada uno de los productores involucrados. Estos hongos no sobreviven a las temperaturas que tienen los animales o los humanos, por lo que no hay un perjuicio para la salud. Otro aspecto a destacar es que no afecta la carne, ya que no ingresa en el animal, sino que actúa directamente sobre la garrapata.

Nelson Moncalvo, directivo de la Liga de Trabajo de Guichón, indicó que se buscaron seis productores que quisieran entrar en el proyecto y también se trabajó con dos veterinarios y una asistente social. “De esa manera se fue llevando el proyecto adelante. Contamos con un dinero que nos brindó la DGDR, y tuvimos que comprar un baño de aspersión, que hubo que ponerle ruedas, hacerlo portátil, para que cada productor lo pudiera llevar a su predio para bañar el ganado”.
“A nuestro entender”, Moncalvo sostuvo que “tuvo muy buenos resultados, quedando los productores muy conformes. El martes pasado se presentó el proyecto y la evaluación de lo que se hizo en un año fue muy favorable, así que como institución quedamos muy conformes con los realizado”, explicó. Agregó que los productores quieren seguir trabajando y utilizando el baño portátil. “La Liga va a seguir apoyando y ya están pensando en ampliar la propuesta”, acotó.

aporte técnico

María Noel Correa es una de las técnicas privadas que trabajó en la propuesta. Cuenta que comenzaron el trabajo en agosto de 2021, que fue cuando empezaron a trabajar en el rastreo de posibles productores candidatos. Se hizo una lista de seis productores (tres de la Colonia Juan Gutiérrez, uno de Ruta 4 sobre el Arroyo Santana, una productora de la zona de Guichón y otra productora de Paso de los Mellizos, del departamento de Río Negro).
“Todos tenían antecedentes de problemas con garrapatas y se mostraron muy interesados con la propuesta”, sostiene Correa, indicando que “todos sospechaban resistencia, y estaban dispuestos a utilizar la herramienta de control biológico”. Se hizo una capacitación sobre la biología del hongo, para replicarlo, integrarlo al medioambiente y cuidarlo. Además “se hicieron visitas a los productores, se llevaron muestras de suelo para aislar cepas de hongos para cada productor y al finalizar el proyecto se les ofrecieron como insumo a los productores para que ellos pudieran reproducir sus propios hongos”, explicó.
Junto con la Liga de Trabajo de Guichón “se intervino en todo el tema de la logística del baño de aspersión, que se hizo móvil para que lo pudieran usar los productores. Además se le hicieron rampas para que el ganado pudiera subir y bajar, y que además se pudiera adaptar a cada terreno”.
Explicó que “se hizo todo un circuito entre los productores. Cada 20 días había que bañar a 4 gramos por litro. La recomendación era por lo menos cuatro o cinco baños, para que el hongo se instaurara favorablemente en el ecosistema”.

Según María Noel, cuatro productores utilizaron el baño de aspersión y dos productoras lo hicieron con mochilas: “Empezamos con éxito, los primeros días de octubre. Teníamos una planilla de monitoreo con la que revisábamos 10 animales centinela de cada productor. Todas las veces que monitoreábamos anotábamos el grado de garrapata que tenían esos animales”, cuenta la técnica. Los monitoreos se hacían diez días después de los baños.
“En todos los productores hubo un monitoreo posterior al baño y el número de garrapatas disminuía”, cuenta Correa. La instauración de estos procesos biológicos lleva por lo menos tres años. En este caso se logró controlar la primera y la segunda generación en todos los productores; sólo en uno no pudimos controlar la tercera generación”, cuenta la técnica.

Para terminar el proyecto hubo capacitación en Tacuarembó, sobre el tema reproducción del hongo. Además se visitó el laboratorio. Cada productor se volvió con la cepa aislada, además de un estudio de patogenicidad de la cepa.
“La lectura de los resultados es justamente que el hongo es eficaz y los resultados son muy alentadores”, indica Correa. “La capacitación sobre la biología del hongo es fundamental, cómo se instaura en el ecosistema y que se le puedan dar las condiciones aptas para favorecer esa instauración”, agrega.
“Los productores trabajaron muy bien; todos fueron receptivos. Los resultados fueron muy alentadores y los productores quedaron muy conformes”, cuenta la técnica. Además se vio que hubo trabajo cooperativo entre los productores: “La intervención fue exitosa gracias al trabajo conjunto, la coordinación y la comunicación”, dice María Noel.