Escribe Ernesto Kreimerman: Alemania nacionaliza la mayor empresa de gas

Escribe: Ernesto Kreimerman

Una y otra vez, Putin de manera directa o alguien de su entorno inmediato, advirtieron a Europa, a Estados Unidos, a China, que su arma más poderosa no era su ejército y su armamento, sino su condición de proveedor privilegiado de gas y también petróleo para importantes países de su entorno.

En febrero Rusia informaba que en el 2021 el gasoducto Nord Stream, que atraviesa el mar Báltico, exportó a Alemania 50.200 millones de metros cúbicos (bcm). Para este año, Moscú esperaba duplicar la ruta con el gasoducto Nord Stream 2, pronto para entrar en operaciones, aguardando las aprobaciones de la UE y de Alemania para comenzar a funcionar.
Alemania, en el 2021, consumió 100 bcm. Sin un plan de emergencia, de prioridades, Alemania no podría hacer frente al otoño e invierno. Bundesnetzagentur, el ente regulador de la red alemana, anunció hace unos meses un plan de escalada en tres etapas con el objetivo de racionalizar la distribución de gas. La crítica situación se ha precipitada y la afectación de actividades industriales es una realidad. Los primeros golpeados han sido químicos, acero, vidrio y papel. Pero ya es cuestión de poco más para que se extienda a la alimenticia.
Sólo a vía de ejemplo, la industria del aluminio, que alcanza ventas por 22.000 millones de euros y da empleo directo a 60 mil personas, depende del gas para cuestiones vitales como la fundición y el reciclaje.

El gas como sector estratégico

Las actitudes de Rusia han desorientado a muchos analistas internacionales y confundido a gobiernos que se han visto directa e indirectamente involucrados por este conflicto. Lo que empezó de una manera, se ha empantanado, y ha recorrido senderos inesperados, de consecuencias imprevisibles.
El mayor importador alemán de gas, Uniper, se ha sumergido en una crisis profunda cuya continuidad operativa está severamente cuestionada. Al cierre de junio, los medios alemanes informaban que la empresa había solicitado al gobierno un rescate por 9.000 millones de euros. Inmediatamente después, se conoce que otras empresas energéticas estaban en situación similar y que mantener la operativa de todas demandaría, por lo menos, unos 20.000 millones de euros. Sin embargo, se teme que estas cifras sean “por lo menos” optimistas, y que la inyección de recursos sería mayor.

El gobierno federal ha reconocido que en las actuales circunstancias, y de cara al futuro, se debe reflexionar sobre la debilidad estratégica de un sector elemental para el desarrollo de la vida social y productiva, que como consecuencia de un exceso de confianza, se descuidó el análisis acerca de la certeza de su abastecimiento, exponiéndose a un desequilibrio en el esquema de proveedores, debilitándose la defensa de la estabilidad de suministros. La guerra, algo ajena, ha expuesto esta flaqueza conceptual del esquema energético alemán.Ahora, en la incertidumbre del suministro de gas ruso, el gobierno federal alemán se ha convertido en el accionista mayoritario del mayor importador de gas del país, Uniper. Una vez que se implemente el acuerdo, el gobierno alemán será el propietario de aproximadamente el 99% de las acciones de la filial alemana de la empresa finlandesa, que será nacionalizada. El Ministerio de Economía ha explicado que el acuerdo incluye un paquete de estabilización con la empresa matriz finlandesa Fortum.

Nacionalización del gas

Ya Fortum y Uniper han confirmado el acuerdo: “se crea una estructura de propiedad clara para asegurar Uniper y, por lo tanto, el suministro de energía para las empresas, los servicios públicos y los consumidores”, informó el ministro alemán de Economía Robert Habeck. El paquete de estabilización consta de tres patas: aumento de capital, recargo por gas y una línea de crédito KfW. Es bueno recordar que el paquete de estabilización pasado 22 de julio, incluía un aumento de capital de alrededor de 300 millones de euros y un instrumento financiero, convertible, obligatorio, de 7.700 millones de euros.

Pero hay más costos: se anunció también una ampliación de capital de 8.000 millones de euros a un precio de emisión de 1,70 euros por acción, excluidos los derechos de suscripción de los accionistas. El propósito es sanear los préstamos y garantías proporcionados por Finlandia desde principios de año, condición primera de Helsinki para avanzar en esta solución. Adicionalmente, las acciones a emitir, como aumento de capital, serán suscritas únicamente por el gobierno federal. En la liberación de las responsabilidades finlandesas, también se acordó el reemplazo de una línea de crédito de Fortum, un préstamo de accionistas de 4.000 millones de euros, que será sustituida por una llamada “línea de garantía” por el mismo monto. Ahora “Uniper pertenece al estado alemán”, al decir del ministro Habeck, pero ello no resuelve el problema porque “no ha fluido gas a través de Nord Stream 1 desde el 1º de setiembre. El país ha manejado la situación muy bien hasta ahora, pero la situación ha empeorado para Uniper”.

Un paliativo, que no solución

Alemania ha dado un paso sustancial para la reconfiguración del sistema energético federal pero no se traduce en una solución inmediata. Quizás, lo más duro de asumir, sea el hecho de descubrir el talón de Aquiles de la cuarta economía del mundo y motor económico de la Unión Europea, la fragilidad del suministro de gas y petróleo.
Entre 2010 y 2016, según Uruguay XXI, nuestro país transformó completamente su matriz energética y actualmente el 95% de la electricidad se genera a partir de fuentes renovables. Y hoy, el país sigue avanzando en nuevas apuestas cuyos objetivos no se limitan a la utilización de tecnología más amigable con el medio ambiente y de menores costos, también hacen foco en la soberanía energética.