Teatro para los más chiquitos ahora también en Paysandú

El teatro para bebés comenzó en Madrid, que fue la ciudad pionera en presentar en 2005 un programa estable de lo que se conoce como teatro para la primera infancia. Posteriormente la iniciativa continuó en Dinamarca, Italia, Francia y Bélgica, donde el desarrollo de este teatro ha sido excepcional. Desde hace un tiempo, también en nuestro país, en Montevideo, se ofrecen varios espectáculos para bebés, niños de 0 a 4 años.

En el caso de Paysandú es la primera vez que se presenta este tipo de propuestas. La idea de hacer teatro para bebés surge a raíz de la experiencia teatral compartida de Aída Cocchiararo y Karina Dorrego, a lo que se le sumó la formación de Aída en Teatro para bebés en un taller llevado a cabo en Arteatro por parte de un grupo italiano que estuvo en Paysandú en el año 2017.
Karina por su lado tiene formación docente como técnica en primera infancia, egresada del IFD; y además agrega Aída entre risas, “las dos somos abuelas de bebés”.

Cocchiararo habló con EL TELEGRAFO explicando en qué consiste el teatro para bebés: “es una propuesta para los más pequeños, donde se entremezclan música, danza, teatro y plástica. Se trata de un trabajo teatral para cultivar la imaginación y estímulos sensoriales desde los primeros días de vida. Una obra dirigida a introducir a los niños en el mundo de la cultura y la creación. Se busca hacer prevalecer un ambiente acogedor, amoroso, cuidado y personalizado para los pequeños espectadores”.

“Los bebés pueden escuchar el sonido de diferentes instrumentos y tocar la superficie de la escenografía. A través de los sonidos, colores, texturas, repeticiones, movimientos y diferentes recursos escénicos, combinados y adecuados para ellos, la propuesta tiene como principal objetivo introducir al niño desde su primera infancia a este fascinante mundo del teatro”, señaló.

La obra presentada el domingo pasado en Destino Final fue “Lluvia”, una experiencia interactiva donde se utilizan diferentes maneras de relacionarse con el público: “el no uso de palabras sino de sonidos o balbuceos, las escenas en las que los personajes experimentan con los sentidos y descubren que con las manos pueden aplaudir, con los pies pueden bailar y con la voz pueden cantar”, por ejemplo.

Aunque la obra tiene una historia y una dramaturgia, el objetivo final no es que los niños sigan el hilo o lleven una secuencia de imágenes sino que sientan y se sorprendan con cada situación que ocurre en escena. La obra tiene una duración máxima de 30 minutos, y se centra en la estimulación mediante los sentidos (sonidos, imágenes, texturas).
Fue estrenada el pasado 17 de agosto en el CAIF Independencia, con muy buena concurrencia de público, a la vez que los verdaderos protagonistas estuvieron muy atentos y concentrados durante el transcurso del espectáculo.