Dr. Ricardo Diez: Carcinona hepatocelular (CHC)

El CHC es un cáncer del hígado que constituye el 80-90% de los tumores hepáticos malignos primarios. Su incidencia es más frecuente en los hombres que en las mujeres, generalmente entre los 50 y los 60 años de edad. Tiene una tasa bruta de 10,8/100 000 habitantes.

Este tumor se debe a una cirrosis hepática en alrededor del 90% de los casos. El CHC ocupa el séptimo lugar en frecuencia y constituye la tercera causa de muerte por cáncer en el mundo. En nuestro país, la incidencia de CHC es de 100 nuevos casos por año. Se plantea que se produce cuando las células hepáticas desarrollan un cambio (mutación) determinando que las células pueden comenzar a crecer fuera de control y con el tiempo pueden desarrollar un tumor.

Síntomas de CHC:

  • Al inicio asintomático.
  • La descompensación de un cirrótico debe hacer pensar en la aparición de un CHC entre otras causas de descompensación.
  • Adelgazamiento no explicado.
  • Pérdida de apetito.
  • Dolor en la parte alta del abdomen.
  • Náuseas y vómitos.
  • Debilidad y fatiga general.
  • Hinchazón abdominal.
  • Coloración amarillenta de la piel y mucosas.
  • Heces blancas o blanquecinas.

Factores de riesgo de CHC:

  • Infección crónica por el virus de la hepatitis B o C.
  • Cirrosis de cualquier causa (la más frecuente por alcohol).
  • Enfermedades hepáticas hereditarias.
  • Hígado graso no alcohólico.
  • Exposición a aflatoxinas, venenos producidos por mohos que crecen en cultivos mal almacenados.
  • Consumo excesivo de alcohol.

Complicaciones:

Hemorragia gastrointestinal, ascitis, insuficiencia hepática, las asociadas a cualquier proceso tumoral: pérdida de peso, astenia, metástasis a distancia.

Diagnóstico.

De laboratorio: Alfafetoproteína, función hepática.
Estudio del hígado mediante ecografía, tomografía computada o resonancia magnética con inyección de contraste.

Tratamiento:

Las opciones de tratamiento para el CHC pueden dividirse en quirúrgicas (resección, crioablación y trasplante hepático) y no quirúrgicas. Dentro de estas últimas están las terapias locales (etanol, ablación con radiofrecuencia, etcétera) y las sistémicas.

Conclusión:

Tareas como la prevención, la vigilancia, el diagnóstico precoz y el enfoque multi e interdisciplinario, en los distintos estadios evolutivos de la enfermedad, son algunos de los aspectos más relevantes; el accionar con el médico hepatólogo es fundamental.