Cine en la Fiesta de la Prensa: Madadayo, el último filme de Akira Kurosawa

Este lunes 23 a partir de las 20, en el marco de la 35ª Fiesta de la Prensa, se podrá ver de forma gratuita Madadayo, la última película dirigida por Akira Kurosawa, en la Sala 1º de Julio de EL TELEGRAFO.
El significado del título resulta algo así como “Dios Buda, aún no”. El film puede considerarse el testamento moral y existencial del gran realizador del cine japonés. El anciano profesor que protagoniza el filme no es sino una proyección del propio Kurosawa, quien por medio de la historia que nos narra intenta transmitir un mensaje que trasciende el mero argumento de la película. A lo largo de su dilatada carrera, Kurosawa había reflejado en sus trabajos la esencia filosófica y teológica de la sociedad nipona, basada fundamentalmente en el budismo zen.

No obstante, en esta película el cineasta ofrece algo más, se trata de una reflexión personal en la que Kurosawa decide adentrarse en un terreno que escapa a la ortodoxia filosófica y religiosa de su país, sin traicionar por ello las raíces de su tradición cultural.
Los códigos éticos del budismo zen, contienen una filosofía moral en la que la muerte es la que la disolución del yo individual en la nada y no es entendida como una desgracia, sino como una liberación de los sufrimientos inherentes a la vida. Por ello, la muerte física no constituye para estas doctrinas un acontecimiento lamentable, sino el último peldaño de la escalera que conduce hacia la gloria eterna, o hacia la reencarnación, la nada y el nirvana.

Más allá de cualquier significación simbólica, Madadayo es también el grito vital del propio Akira Kurosawa, un grito que ya había lanzado previamente en “Los sueños”, y que es el grito de quien se decide a rendir un sentido homenaje a la vida desde el presentimiento de la cercanía de la propia muerte.

A lo largo de la totalidad de su obra fílmica, Kurosawa presentó la muerte como una faceta más de la vida, en conformidad con los postulados de la doctrina zen de la tradición budista nipona.
Sin embargo, en Madadayo parece romper con esa visión conformista, al dejar en el aire la posibilidad de interpretar el tránsito hacia la muerte como una puerta abierta a un nuevo universo.