Daño solar e insuficiencia cutánea

El organismo humano es una unidad indivisible que, en condiciones de salud, trabaja en forma armónica pero que funcionalmente está constituido por numerosos órganos, cada uno cumpliendo su función y que aportan a la economía general del organismo. Cuando falla algún órgano, inevitablemente repercutirá en el organismo todo y a la hora de realizar una evaluación médica se hace necesario intentar establecer dónde está esa falla.

Cada uno de los órganos principales son vitales y sin ellos no se puede sobrevivir; corazón, pulmones, hígado, cerebro, estómago, intestinos, piel, páncreas, sistema inmunológico y otros, que, cumpliendo funciones accesorias, su ausencia pueden generar importantes desequilibrios tales como órganos de los sentidos, el bazo, la tiroides, entre otros. Cada órgano tiene una reserva funcional muy importante; disponemos normalmente de dos riñones y con uno podemos sobrevivir, tenemos dos pulmones y uno podría ser suficiente, tenemos un kilo y medio de hígado y con la mitad podríamos sobrevivir.

El cuidado de cada sistema resulta fundamental y la agresión de cada órgano inevitablemente lleva a un deterioro en el tiempo que siempre tendrá sus consecuencias y en la mayoría de los casos a largo plazo.

Así sucede con los pulmones en los fumadores, con el hígado en los bebedores de alcohol, con el cerebro con el consumo de sustancias psicoactivas, el corazón y el sistema circulatorio por dietas desbalanceadas y el sedentarismo, que no solamente tienen sus consecuencias en forma inmediata sino que generalmente se constatan a largo plazo con deterioro progresivo de los órganos afectados.

Con respecto a la piel, que es el órgano más extenso del organismo y de mayor peso, es también el órgano más expuesto a daño ambiental y lo más riesgoso para su estructura es la exposición desmedida a la radiación ultravioleta del sol, que va alterando en forma progresiva su estructura produciendo cambios en la estructura de su ADN, lo que puede desencadenar lesiones tumorales y lleva a que los cánceres de piel sean los más frecuentes por lejos.

Al igual que en los otros órganos, las consecuencias suelen ser tardías y suelen expresarse varias décadas después, siendo la de peor consecuencia las quemaduras solares ocasionadas antes de los 18 años. Pero aparte de la presencia de tumores, la piel, por la exposición solar exagerada, sufre alteraciones de su estructura que le quitan elasticidad, hidratación, alterando la función barrera y generando síntomas molestos como la sequedad, la descamación, la picazón generadas por una insuficiencia funcional de la piel al igual que sucede en el hígado con una insuficiencia hepática, en los pulmones con una insuficiencia respiratoria, con el corazón con una insuficiencia cardíaca.

Es necesario tomar conciencia de la necesidad de cuidar a los niños y a los adolescentes de la exposición solar donde se juega el futuro de la salud cutánea en la madurez.

Dr. César Suárez Consejero Regional Note CMU