Mañana no salen los diarios, en honor a Adrián Troitiño

Canillitas saliendo de EL TELEGRAFO, en los años cuarenta del siglo XX. Fotograma de “Paysandú bella y heroica”.

En la madrugada de cada 26 de mayo quedan en silencio las impresoras de los diarios de todo el país, ante una conmemoración muy importante para los vendedores de diarios y revistas, los canillitas como los bautizara Florencio Sánchez en su obra homónima, escrita en 1904. Se conmemora la muerte de Adrián Troitiño, ocurrida el 26 de mayo de 1941, fundador del Sindicato de Canillitas de Uruguay, así como uno de los más destacados sindicalistas de América Latina, anarquista y elocuente orador.

Adrián Troitiño nació el 3 de enero de 1869 en San Mamed de Moalde, Ayuntamiento de Silleda en la provincia de Pontevedra. Sus padres eran Ignacio Troitiño y Manuela Alcobre. En 1880 cuando tenía 11 años huyó del hogar familiar y emigró como polizón a Buenos Aires. Los primeros años fueron muy duros para este adolescente, que pronto empezó a trabajar de panadero y con otros compañeros gallegos del gremio comenzó a participar en el movimiento sindical.

Tras intensa actividad anarquista, el 30 de noviembre de 1902, Troitiño con su mujer y cinco hijos, fue expulsado de Argentina, por la entonces vigente “Ley de Residencia”, creada con el fin de reprimir las ideas anarquistas y socialistas que traían los trabajadores extranjeros. Volvió a España, por un corto periodo de tiempo, desde que 1904 –el mismo año que se estrenó “Canillita”– volvió a América Latina, pasando a vivir en Montevideo.

Comenzó a trabajar como panadero, oficio que conocía desde joven, pero por su militancia el sector patronal lo puso en una “lista negra” que le impidió seguir trabajando en el sector, por lo que comenzó a vender diarios. Por entonces, las condiciones de los vendedores de periódicos eran precarias, por lo que para unirse en las demandas, con otros compañeros funda el Sindicato de Canillitas, que luego pasaría a ser el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas (SVDR) del Uruguay. En 1923 fue su presidente, cuando el sindicato llegó a tener 3.000 afiliados. Fue gestor de la “Casa del Canillita”. En 1934 la dictadura de José Luis Gabriel Terra lo encarceló, pero la movilización popular consiguió su libertad.

En 1940 cayó enfermo y el 26 de mayo de 1941 Adrián Troitiño Alcobre murió en Montevideo. Fue enterrado en el cementerio del Buceo. Una calle de la capital lleva su nombre y en el barrio de Cordón hay una estatua que lo recuerda.

A 82 años de su muerte, su legado, su permanente defensa del trabajo de canillita lo mantiene vivo en la memoria y en su honor los vendedores de diarios detienen su tarea hoy y, en consecuencia, permanecen en silencio las impresoras.