Paysandú del 2050

A partir de una convocatoria denominada “Futurate”, que lanzó recientemente la Universidad de la República (UdelaR), “para diseñar objetos y mobiliarios para la Universidad del 2050” –de la que pueden obtener los interesados más información a través de los canales de esa institución en udelar.edu.uy/portal/2024/08/futurate-convocatoria-para-disenar-objetos-y-mobiliarios-para-la-universidad-del-2050— resulta un buen ejercicio ponerse a pensar en qué cosas podrían cambiar en Paysandú para tener una mejor ciudad hacia la mitad de este siglo. A ver, no falta tanto, quedan poco más de cuatro meses para que entremos en 2025 y empecemos a cerrar el primer cuarto del siglo XXI, ya pasamos la fecha de varias de las películas de ciencia ficción de nuestra infancia y adolescencia. El 2050 no es que quede a la vuelta de la esquina, pero si lo vemos en períodos electorales, estamos a cinco presidencias.
Hay construcciones, avances, de los últimos años que seguramente van a formar parte del paisaje de los próximos años. Seguramente la Torre de la Defensa seguirá reinando en el horizonte de nuestra ciudad para ese entonces, así como el Paseo Costero seguirá siendo el punto de encuentro, un balcón tendido hacia el río, para disfrute de las próximas generaciones. Lo mismo la nueva plaza Constitución, su nueva cara, que hemos de conocer próximamente, será la que presente a quienes lleguen a la ciudad.
La iniciativa de la UdelaR “busca estimular el intercambio de percepciones y visiones sobre el futuro de la Universidad y está orientada a la construcción colaborativa de soluciones para la mejora de la vida universitaria”. Del mismo modo nuestro ejercicio podría motivar la búsqueda de innovaciones urbanas, cambios que mejoren el funcionamiento de la ciudad, el confort para quienes la vivimos a diario y el mejor acceso a los servicios para quienes la habitan, para quienes viven en el centro y para quienes están en la periferia, hacer más óptimos y eficientes los desplazamientos y, por qué no, tratar de reducir los desplazamientos innecesarios.
Por ejemplo, durante las actividades de uno de los eventos Despertar emprendedor que organizaba la Agencia de Desarrollo Paysandú, eventos en los que se trabajaba junto a jóvenes de los diferentes institutos de enseñanza media superior de la ciudad, se planteaban desafíos de innovación y los jóvenes trabajaban en ellos durante todo el día con la asistencia de técnicos y expertos, para llegar a productos que podrían tener una vida en el mercado. Durante una de estas experiencias se presentó una idea para crear paradas de ómnibus inteligentes, que contarían con una pantalla que permitiese visualizar el recorrido de las unidades, es decir, ver cuánto demoraba en llegar el ómnibus. Eso no fue hace tanto, unos diez años, quizás, pero en ese momento la tecnología, aunque existía el GPS, no era tan accesible como lo es hoy, que alcanza con el celular que todos tenemos en el bolsillo. Hay aplicaciones que hoy presentan la información en tiempo real del desplazamiento de los ómnibus en el área metropolitana, es decir, se puede hacer y ni siquiera es tan caro como hace relativamente pocos años. Encima se pueden hacer independientes desde el punto de vista energético. Pero si nos ponemos un poco más ambiciosos esas paradas pueden también convertirse en un elemento informativo y solucionar una de las carencias que notó, en el poco tiempo que estuvo en Paysandú, el especialista en urbanismo Toni Puig, hace también algunos años, quien señaló que en nuestra ciudad el recién llegado no tiene información al alcance de la mano sobre las actividades que se realizan en la ciudad. Estas paradas –llamémosle tótems– podrían tener una pantalla táctil para que el usuario interactúe y se encuentre con la oferta de actividades artísticas y culturales, con los servicios gastronómicos, con los principales centros de interés turístico, los museos, los escenarios deportivos. Y podríamos detenernos allí, pero soñar es barato, y podríamos sumarles un asistente virtual que mediante inteligencia artificial conteste preguntas básicas. Se puede hacer lo que se quiera, hasta un dispensador de agua –fría y caliente– activado por tarjeta o escaneando un código QR se les podría colocar, licitándolo entre empresas de ese rubro.
Es solo un ejemplo, que sin embargo puede parecer muy lejano para una ciudad como Paysandú, en que las paradas de ómnibus brillan por su ausencia. Pero podemos pensar en innovaciones de otro tipo, del mobiliario urbano mismo; hace muy pocos días veíamos en una foto en Cortocircuitos ciudadanos cómo se están destruyendo las papeleras metálicas que llevan unos cuantos años en 18 de Julio al sur del microcentro, y sí, también podrían tener papeleras estas nuevas paradas, pero son elementos que van a requerir reemplazo, y abrir a la participación de los estudiantes el diseño del nuevo equipamiento puede ser una forma de involucrarlos también en la tarea de tener una ciudad más limpia. A veces, en especial en estas épocas de fervor electoral, nos distraemos y nos olvidamos que la actividad política va mucho más allá de los meros ciclos electorales y de usar la credencial para dar apoyo a alguien para que ejerza el gobierno durante cinco años. La participación, eso sí, requiere de que se generen los ámbitos necesarios y para ello no debería haber plazos.