Durante dos días seguidos, se llevaron a cabo los talleres de aproximación a la danza organizados por la Comisión de Cultura de la sede Paysandú del Cenur Litoral Norte. En ambas jornadas, por la mañana se trató de danza contemporánea y por la tarde danzas folclóricas.
La sede de la Asociación Lucana de Paysandú (antiguo Círculo Napolitano), recibió en cada una de las instancias, una considerable cantidad de público, variado, ávido por participar de los talleres que estuvieron a cargo de Valentina Dávila, egresada de la Escuela Nacional de Danza del Sodre, estudiante avanzada de la Licenciatura en Danza de la Facultad de Artes UdelaR y estudiante de la Escuela Nacional de Danza del Sodre de Danza Contemporánea; quien es bailarina y docente en diversos ámbitos. Su trabajo se inscribe en un enfoque de la danza “como un espacio de autoconocimiento, conocimiento en sí mismo y también de inclusión a las distintas posibilidades y sensibilidades, singulares y de las propias comunidades en las cuales se mueve y resignifica”.
El taller de danza contemporánea se propuso como una invitación a conectar con la escucha, la expresión y la sensibilidad del cuerpo; desde un lenguaje que promueve la reciprocidad, la investigación y también la técnica como herramienta. Por otra parte, el taller de danza folclórica propuso volver sobre las bases del lenguaje folclórico dialogando con metodologías contemporáneas. Un espacio para compartir saberes y redescubrir espacios habituales, desde consignas y dinámicas creativocompositivas también diferentes.
Adriana Dávila de Cenur, dijo a EL TELEGRAFO que “la concurrencia fue muy buena, en los talleres de la mañana el público fue más joven y concurrieron muchas personas que practican otras danzas en nuestra ciudad, así como estudiantes de la universidad, en especial de Educación Física. Tuvo una parte dedicada a la improvisación, de exploración de movimientos del cuerpo, conocer los límites, trabajar la expresividad, hacer aflorar las capacidades de cada uno y vencer las vergüenzas; posteriormente se comenzaron a marcar algunas “frases de la danza contemporánea”, trabajando los desplazamientos por el piso, alturas, diagonales, espirales, y al final del taller se logró armar el concepto. Ambos talleres de danza contemporánea dejaron la experiencia del contacto con uno mismo, y el contacto con los otros ya que hubo ejercicios que eran en duplas, colectivos”.
En cuanto a los talleres de danzas folclóricas, “fueron muy diferentes, en primer lugar porque convocaron a un público intergeneracional, que incluyó desde niños hasta adultos de la tercera edad. La particularidad de los asistentes es que en su mayoría había tenido contacto en algún momento con la danza folclórica. Concurrieron algunos estudiantes de otras regiones, de otros departamentos, que cursan sus carreras en nuestra ciudad: Durazno, Artigas, Rivera, habían practicado danza en sus lugares de origen y no encontraron en Paysandú donde practicarlo, en la actualidad por lo menos. También otro grupo de gente que sí bailan estos ritmos, como los miembros del taller de danzas de Ceupa, incluso su docente Carolina Herrera. Se trabajó sobre las danzas más conocidas como el Gato o la Huella, con nuevas herramientas, detalles, variantes; y por supuesto la expresividad”, agregó Dávila.
El espacio de evaluación que se brindó a todas las instancias, permitió llegar a una conclusión común, y es la avidez existente por tener más espacios de este tipo.
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