La Basílica

Así conocen los habitantes de Paysandú este emblemático edificio, que es orgullo genuino por su belleza, arte, historia, signo de la presencia de los cristianos desde el origen de la ciudad.
En 1805 se crea la Parroquia, en 1873 se inaugura el nuevo templo monumental y sus obras concluyeron en 1879.

Desde 1881 está confiado su cuidado pastoral a los hijos de Don Bosco por decisión del Obispo de la época, el Beato Jacinto Vera.

Hay que felicitar a todos los que han trabajado en esta obra de restauración que le ha devuelto su belleza a este monumento religioso, histórico y cultural.

Lo primero que designa la palabra “iglesia” no es un edificio material, sino una comunidad de personas, congregada en presencia de Dios. Desde hace ya mucho tiempo es también un nombre de aquellas casas en las que se reúne la comunidad cristiana.
En medio del ajetreo cotidiano, del trabajo, y del estudio, de momentos de alegría y tristeza el templo nos habla de la trascendencia y de la presencia de Otro que para nosotros es Jesús el Dios con nosotros. Como se decía estos días cada restauración es un acto de amor hacia la ciudad y las futuras generaciones. “Restaurar la Basílica es también restaurar nuestra memoria y nuestra identidad como ciudadanos y cristianos”.

Cada cristiano y cada comunidad en ese sentido debe una y otra vez ser restaurado por la Gracia de Dios, que nos devuelve a la imagen y semejanza del Creador. Decían los santos padres que” cada uno es pintor de su propia vida “

Invitados a visitar este Templo y a contemplar su belleza, que al cruzar este umbral levantemos la mirada y nos sintamos miembros de un pueblo en camino que comparte los esfuerzos en la construcción de esta Patria, peregrinos hacia la Patria eterna.