Niño de nueve años cayó de varios metros al quebrarse vidrio de claraboya en el shopping

Un corte profundo en la pierna izquierda sufrió un pequeño de nueve años al caer sobre una góndola del supermercado tras romperse una claraboya en el primer piso del shopping céntrico. El hecho, que ocurrió próximo al mediodía de la víspera, motivó la intervención de Bomberos a fin de constatar si existía peligro de derrumbe.
Alejo Nahuel Martínez Conti se encontraba junto a sus primos, también menores de edad, y luego de salir de la recreativa del proyecto Amanecer de Gurises que funciona en la Asociación Cristiana de Jóvenes decidieron ir a dar una vuelta al shopping. Al subir al primer piso, uno de los menores perdió una pelotita con la que iba jugando, la que quedó bajo el descanso de una escalera de madera que conecta el primer piso con el segundo.
Con intenciones de recuperarla, Alejo no advirtió el peligro. Traspasó la baranda de madera y al pararse sobre la claraboya de vidrio, de aproximadamente un metro por dos, que poseía pedregullo a modo decorativo, ésta cedió. Al romperse, el niño cayó varios metros, hacia la sala del supermercado que está en la planta baja, y se golpeó abruptamente sobre una góndola central.
HICIERON UN TORNIQUETE
Entre el asombro por el ruido y los nervios por la situación, personal del supermercado, entre ellos una de sus encargadas, fueron los primeros en asistir al pequeño que gritaba de dolor, comentó a EL TELEGRAFO un testigo del episodio. “Tenía un corte muy profundo en la pierna y le sangraba muchísimo. Lo primero que hicieron fue llamar a la emergencia médica que cubre el área protegida”, agregó.
Mientras el niño gritaba de dolor, sumado a los nervios por lo vivido, los empleados le aplicaron un torniquete en la pierna para lograr frenar la hemorragia. “Los otros niños que andaban con él, miraban desde arriba, desde el agujero que quedó, y lloraban. Fue una situación muy fea”, mencionó una joven que estaba en la planta alta y sintió el estruendo.
Paralelamente se dio aviso a la Policía, haciéndose presente un móvil de la Unidad de Respuesta Policial. Los efectivos solicitaron a la central poder utilizar la luz intermitente y la sirena para abrirle camino a la ambulancia en que se disponía trasladar al menor hacia el Hospital Escuela del Litoral. Fue acompañado por la encargada del supermercado mientras la Policía efectuaba las comunicaciones para notificar a su madre.
Minutos después se hizo presente una dotación de Bomberos que se encargó de inspeccionar el área ya que, luego de la caída, se desprendieron otros dos paneles de vidrios de la claraboya y –al haber pedregullo– se temió pudiera caer algo sobre alguna otra persona. Asimismo, la jueza penal de Cuarto Turno (que se encuentra fuera de turno), Elsa Montín, que acertaba pasar por el lugar tomó intervención como civil y consultó sobre lo ocurrido, a la vez que efectuó un par de llamados telefónicos para colaborar en la operativa.
MUCHOS “MIMOS”
Alejo fue atendido en el nosocomio y, al descartarse una fractura (que era el diagnóstico primario), fue dado de alta. En la ambulancia de ASSE, junto a su madre que ya había llegado para estar a su lado, fue llevado a su casa en Bolívar y Gutiérrez Ruiz. Precisamente allí, el pequeño recibió a EL TELEGRAFO.
Aún con dolor, debido a que la herida quedó abierta porque no se pudo suturar, asintió con la cabeza cuando se le preguntó cómo se sentía. Rodeada por los hermanos menores de Alejo, su madre, Alejandra Conti, agradeció el rápido accionar de quienes lo ayudaron al momento del accidente. “Como se le había formado como una ‘pelota’ en la pierna, en la misma herida, no pudieron ponerle puntos. Ahora tengo que llevarlo el lunes a la policlínica del hospital para que lo vea el cirujano. No tengo en qué moverme”, comentó.
La familia, de bajos recursos pero corazón grande, no pide colaboración pero sí agradece si “algún alma caritativa” les brinda una forma de traslado para llevarlo al médico, “porque además no puede apoyar la pierna para llevarlo en ómnibus”. “Gracias a Dios que no fue más grave”, indicó Conti.
“Él va a la escuela Nº 1, pero ahora por unos días va a tener que estar quietito”, dijo uno de sus hermanos. Los pequeños, entre sonrisas pícaras, prometieron no hacerlo rezongar y brindarle “muchos mimos para que se cure rápido”, dijo una de las niñas. Por cualquier colaboración, comunicarse al teléfono 092036731.