“En estos momentos, el departamento de Paysandú tiene prácticamente todas las seccionales interdictas por la enfermedad de brucelosis; el problema de esta enfermedad –muy difícil de combatir– permanece”, señaló a EL TELEGRAFO el médico veterinario Roque Almeida.
El delegado de las Cooperativas Agrarias Federadas (CAF), en la Comisión Nacional Honoraria de Sanidad Animal (Conahsa), aclaró que el hecho de que esté casi todo el departamento interdicto puede deberse a que “sea solo un foco por seccional y no un problema muy serio, por lo que hay que ver cuál es la magnitud de los focos, y saber si en esa seccional hay más de un foco o un foco aislado”. Además, “muchas veces los focos que se detectan en la seccional están todos relacionados entre sí; o sea, un Dicose relacionado con los otros y eso genera un foco”.
Sostiene que “habría que hablar de cuántos predios son y cuántos animales involucrados tenemos para evaluar cuál es la situación real de brucelosis en Paysandú”. En estos casos, es “muy importante la información que sobre el particular brinden los servicios ganaderos departamentales, para que sepamos en dónde estamos parados para trabajar”.
Almeida sostuvo que “cuando uno dice ‘está todo el departamento interdicto’, se imagina que es un desastre, y tal vez no es tan así, y apenas en cada seccional tenemos un establecimiento y capaz son 10 o 15 bovinos que están afectados por seccional, y no es una gran cantidad de ganado”.
De acuerdo con la nómina de seccionales policiales caracterizadas como de riesgo por brucelosis bovina en el departamento de Paysandú, y según la resolución del 29 de setiembre de 2016, son: la 4ª, 5ª, 6ª, 7ª, 8ª, 9ª, 11ª y 12ª seccionales.
PÉRDIDAS
La brucelosis produce significativas pérdidas económicas, fundamentalmente por disminución de la fertilidad de los rodeos, por causar abortos, nacimientos de terneros débiles y merma en la producción de leche.
En caso de aborto, debe diferenciarse de la brucelosis las siguientes enfermedades: Leptospirosis, Tricomoniasis, Vibriosis y Neosporosis. Para ello, debe enviarse sangre y, de ser posible, fetos abortados frescos al Laboratorio Oficial del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
El profesional entiende que es importante “mantener los controles que se realizan en los movimientos de ganado, de los sangrados, además del trabajo de los laboratorios particulares”.
Para Almeida, es necesaria “una presencia mayor de los Servicios Ganaderos del MGAP, en todos los aspectos que hacen al trabajo que hacemos los veterinarios particulares y los laboratorios particulares sobre el tema brucelosis. Es posible que se nos estén escapando algunos animales y nos juega en contra de la campaña que se lleva adelante”.
El técnico opinó que “los escapes que podamos tener en los programas de control hacen que esto persista en el tiempo y que la enfermedad se difunda a otros lugares”.
ES POSIBLE
La disminución de los focos clínicos de esa enfermedad y la visión de la experta estadounidense Valerie Reagan reafirman la tesis de que eliminarla es posible –en el marco de un trabajo de varios años–, donde la concientización y el compromiso de todos los sectores es fundamental para lograr la meta.
La erradicación de la brucelosis bovina no se consigue en dos o tres años, a Estados Unidos le llevó más de una década conseguirla, explicó esta profesional en junio de 2011, cuando –invitada por el MGAP y el Centro Médico Veterinario de Paysandú– disertó en las Jornadas Uruguayas de Buiatría. Aunque tras analizar la realidad de Uruguay y recorrer varios predios, aseguró que es posible llegar a la eliminación.
LA BRUCELOSIS
La brucelosis es una enfermedad que afecta a los animales y al hombre (zoonosis), de evolución crónica, causada por una bacteria llamada Brucella abortus.
Provoca en los animales infertilidad, aborto en el último tercio de gestación, nacimientos de terneros débiles y disminución de la producción de leche. Ingresa a los establecimientos fundamentalmente por la introducción de animales infectados y se diagnostica por análisis de sangre o aislamiento de microorganismos.
La vaca preñada, infectada, aborta y libera al ambiente millones de bacterias a través del feto, placenta y flujo vaginal, contaminando los pastos y aguas con Brucellas.
Retirados los animales positivos del establecimiento y sacrificados, se deberá continuar con las pruebas serológicas periódicamente, a efectos de seguir eliminando los positivos. Solo así logrará un rebaño libre de brucelosis.
Cuando el productor adquiere reproductores (hembras o machos), debe hacerlo con diagnóstico negativo de Brucelosis y procedentes de establecimientos sin antecedentes de la enfermedad.
Si el establecimiento está ubicado en zona de riesgo y tiene que realizar movimientos de ganado, es obligatorio el sangrado previo de los animales a trasladar. En caso de tener la enfermedad, el productor debe vacunar y revacunar a las hembras mayores de cuatro meses, con la vacuna Rb51.