Alta capacidad financiera, negociadora y operativa son necesarias para instalar feedlot, dijo Santiago Da Cunda

En sistemas productivos que necesitan un alto grado de inversión, continua negociación de alimentos y ganado, y una ejecución de tareas permanente e intensa es imprescindible, para instalar un feedlot, disponer de alta capacidad financiera –o al menos adecuada a la escala–, alta capacidad negociadora (alimentos y ganado), y alta capacidad operativa, señaló el ingeniero agrónomo Santiago Da Cunda durante su exposición en el Simposio de Carne de las 45ª Jornadas Uruguayas de Buiatría.
El asesor privado uruguayo expresó que, en nuestro país, “hemos observado un crecimiento del uso del confinamiento de bovinos, para engorde principalmente, desde inicios de los 90”. El crecimiento más importante se dio a partir de 2006, siendo hoy la faena de animales terminados en confinamiento en el orden de 300.000 cabezas por año, de un total de 2.200.000 cabezas.
Reconoció que es un sistema de terminación de ganado, de una alta demanda de capital, trabajo, inversiones e insumos y que hace más costosa a la manera de producir carne. “Pero su crecimiento se explica por su alta estabilidad física e ingresos netos relativamente atractivos”, aclaró.
Es un sistema muy importante productivamente, pues es de alta velocidad de crecimiento/engorde y extracción. Los ocho a 12 meses que un animal en terminación necesita sobre pasturas, en un confinamiento le lleva 90 días.
Explicó que, para instalar un confinamiento, se necesita, primero un análisis de la conveniencia productiva-económica del confinamiento y su integración a todo el sistema. “Para esto, significa conocer el negocio y saber dónde se origina el valor. Luego de aprobada esta parte, se pasa a lo relativo a la instalación física del corral”.
Para instalar un feedlot, se necesita “conocer el negocio (qué significa), dónde se origina el valor, mercado: cuándo vender y comprar, registros y reglamentaciones, desarrollo de las instalaciones y capacidad operativa de hacerlo”.
Y puntualizó que el costo de producción de un kilo de carne “es superior a precio de venta, por lo tanto el valor se genera en el cambio de precio (valorización) de los kilos flacos”. En segundo lugar, consideró que después de ver que la actividad genera valor por sí misma, se debe analizar cómo se integra a toda la empresa y qué otro valor puede generar en forma indirecta.
“Puede integrarse a sistemas agrícolas ganaderos dentro de la rotación agrícola en la producción de alimentos para el confinamiento (fibra-granos), sistemas ganaderos con alta área de pasturas mejoradas capitalizando una buena recría de machos (crecimiento anual mayor a 150 kilos por cabeza por año), sistemas ganaderos con alta participación de la suplementación, otras situaciones donde se pueda capitalizar una alta calidad genética del ganado, uso de granos locales; etcétera”.
En tercer lugar, pero no menos importante, “conocer la características de los recursos (humanos, económicos, operativos) que permitan ejecutar exitosamente tal tipo de sistema intensivo. Conocidas estas etapas que hacen al negocio como tal y las características de la empresa, se pasa a la planificación del manejo del mercado, registros oficiales y adecuación a las normas relacionadas con la actividad y el desarrollo de las instalaciones.
Para Da Cunda, dado su alto costo de producción (dólares por unidad de producto), “se hace imprescindible la colocación previa del producto, con precio conocido, a los efectos de garantizar un resultado positivo mínimo. Pues los costos son conocidos, o de mejor estimación”.
Indicó que como en toda actividad ganadera formal, “hay que adecuarse a los registros y reglamentaciones que las afectan, en este caso particular del MGAP y de Dinama.
Consideró importante tener una suficiente pendiente que evite el estancamiento del agua de lluvia y tener una buena capacidad de escurrimiento. “También es importante que el terreno sea firme, preferiblemente superficial en su formación y evitar altos grados de rocosidad, para no tener problemas de patas en los animales”. Con respecto al agua, se debe garantizar el volumen y calidad de agua necesarias que no limiten el buen comportamiento animal. “La cantidad necesaria de agua por animal tiene relación directa con el consumo de materia seca, siendo de un litro de agua cada 4/5 kilos de materia seca consumida”.
Al referirse a la ventilación, manifestó que es muy importante en invierno para el secado del suelo o disminución del barro. Y en verano, para bajar el estrés calórico. Además, la sombra es muy importante en verano para este mismo aspecto.