Nuevamente “jugando” con la fiebre aftosa

En un subcontinente sudamericano que tiene en la producción basada en recursos naturales la piedra angular de su economía, una de las premisas básicas es preservar y potenciar estas ventajas comparativas, más allá de que es preciso poner énfasis en priorizar el agregado de valor a esta producción para generar trabajo y riqueza dentro de fronteras, como fase impostergable.
Pero para avanzar primero hay que consolidar lo que se tiene sobre bases firmes y actuar, si bien pragmáticamente, sobre realidades y lo que enseña la experiencia en cuanto a fortalezas y carencias, para potenciar las primeras y hacer lo posible por superarlas en este último caso.
Esto es válido para todas las experiencias pero en este caso el tema central de la reflexión tiene que ver con la producción de carne, y sobre todo la coordinación de acciones por allende nuestras de fronteras, en tanto la región, mal que nos pese, desde los mercados es vista como un todo y cuando estalla la alarma por tal o cual amenaza la primera medida es de suspender importaciones desde todos los países circundantes.
En este panorama es que debe contextualizarse la intención de Brasil o por lo menos el anuncio del país vecino de dejar de vacunar contra la fiebre aftosa, y pasar al estatus de exportador libre de de la enfermedad sin vacunación. Nada menos que en el país-continente que es Brasil, donde la heterogeneidad de situaciones es una Espada de Damocles sobre cualquier intento de encarar las cosas. Y donde aún los niveles de corrupción comprobada en el gobierno parecen no tener límites, llegando a extremos como exportar carne podrida con la complicidad de políticos y funcionarios de todo nivel.
El Foro Mercosur de la Carne que se reunió este viernes en Montevideo ratificó que no están dadas las condiciones en la región para dejar de vacunar contra la fiebre aftosa, a raíz del plan puesto en marcha por las autoridades de Brasil para tomar una medida de ese tipo en forma gradual a partir del 2019, destacó a El Observador una fuente que participó en el encuentro.
En la actividad de carácter semestral del Foro cumplida en la sede de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), participaron delegados de los productores y de la industria frigorífica de la región, y se trató el planteo efectuado por los servicios sanitarios oficiales brasileños.
El foro ratificó que no están dadas las condiciones para que en el Mercosur los privados apoyen una interrupción de la vacunación contra la fiebre aftosa en este momento, evaluando que no están dadas todas medidas de salvaguarda ante cualquier contingencia que pueda aparecer, por lo cual se debería seguir vacunando hasta que se cuente con los presupuestos para enfrentar cualquier tipo de incidente sanitario que pueda ocurrir.
En consecuencia este ámbito de la producción exportadora de carne de la región habrá de insistir ante las autoridades de los gobiernos de la región (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) para que no se suspenda la vacunación contra la fiebre aftosa, en una medida que evidentemente reconoce una realidad que solo no ve quien no la quiere ver o no tiene presente cuales son los riesgos que se corren, infinitamente mayores que los beneficios que puedan surgir por el nuevo estatus.
En el caso de nuestro país, la dura experiencia que nos tocó vivir cuando la crisis de 2001 en que se propagó la aftosa por toda la región y se nos cerraron las puertas de los mercados de exportación fue la antesala de la debacle económica de 2002, justo cuando Uruguay pretendía consolidarse como exportador en su carácter de libre de aftosa sin vacunación, con la ilusión de ser una isla de producción de calidad dentro de una región donde este zoonosis es endémica; y así nos fue.
Y en una mirada retrospectiva que incluye ese período aciago, convendremos en que la vacunación contra fiebre aftosa ha sido clave para mantener el estatus sanitario ganadero del país, y surge que el pensamiento vigente desde entonces y hasta nuestros días se resume en que hasta tanto no existan certezas técnicas que incluyan la realidad sanitaria de los países de la región, Uruguay no dejará de vacunar contra la fiebre aftosa, según coinciden los principales actores vinculados a este tema, desde los servicios oficiales hasta los productores.
El presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Pablo Zerbino, participó la semana anterior en Buenos Aires, en la reunión de la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (FARM) y en la sesión del Consejo Agropecuario del Sur (CAS), que es el ámbito de los ministros de Agricultura del Mercosur, donde se evaluó la evolución positiva en el control de la fiebre aftosa en la región cuando precisamente existe la inquietud de Brasil de empezar a dejar de aplicar la vacuna como forma de acceder a más y mejores mercados.
El plan es progresivo a cinco años y por zonas.
Pero ya el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Tabaré Aguerre, dijo que si bien están dadas las condiciones para erradicar la fiebre aftosa, “no vamos a dejar de vacunar” en Uruguay, que tiene el estatus sanitario de país libre de la enfermedad con vacunación.
El secretario de Estado participó en la 43ª Reunión Ordinaria de la Comisión Sudamericana para la Lucha contra la Fiebre Aftosa (Cosalfa), y consideró que para erradicar la enfermedad es necesario tener las capacidades y la firmeza institucionales y de recursos humanos para hacer un seguimiento si se dejara de vacunar y admitió que es posible que Uruguay las tenga.
Sin embargo, el secretario de Estado aseguró que mirando la región y “en un escenario de desaceleración de la economía” no sería oportuno hacerlo en este momento. “No solo se necesita un control epidemiológico de la fiebre aftosa, sin también fortaleza institucional y capacitación. Está todo bien, pero no vamos a dejar de vacunar”.
El escenario regional indica que se constata un período de más de cuatro años sin aparición de nuevos casos de fiebre aftosa en la región libre de la enfermedad de Sudamérica y de más de dos años sin reportes de nuevos focos en las zonas y países que aún no tiene reconocimiento de su estatus sanitario.
Incluso se reconoce que el 85% del territorio y el 95% de la población bovina de la región Sudamericana alcanzó el estatus sanitario reconocido por la Organización Mundial de Salud Animal (OIE) de libre de fiebre aftosa con o sin vacunación, pero la decisión de Brasil, nada menos, entraña riesgos mucho más contundentes y demostrables que los beneficios.
Como indica la amarga experiencia, es de recibo la postura del MGAP y de las asociaciones rurales de que se siga vacunando hasta tanto no estén dadas las condiciones técnicas suficientemente demostradas para dejar de hacerlo. Es que la región es complicada y no es ningún secreto que hay zonas cercanas donde todavía los productores y autoridades sanitarias no han asumido enteramente sus responsabilidades, porque en los papeles asumen compromisos que luego la realidad se encarga de desmentir, cuando ya es tarde y el daño es irreparable, como ha pasado ya en reiteradas oportunidades.