River Plate argentino está sumergido en la desesperación. El miércoles a la noche se conoció que Lucas Martínez Quarta había dado positivo al control antidóping realizado luego del partido que por la Libertadores jugó el millonario frente al Emelec, lo que detonó como una bomba en Núñez.
Pero todo empeoraría ayer: Sebastián Driussi y el uruguayo Camilo Mayada también dieron positivo. El primero en el partido ante Independiente de Medellín, y el segundo ante el Melgar, todos por la Libertadores.
Todos habrían dado positivo a un diurético, el hidroclorotiazida, utilizado para eliminar sustancias como antiinflamatorios.
Las dudas no recaen sobre los jugadores, teniendo en cuenta la situación. Algunos apuntan al laboratorio encargado de realizar las pruebas, en Los Ángeles, al que el 14 de junio la Agencia Mundial Antidóping suspendió por tres meses por no cumplir con los estándares de seguridad. Otros, le apuntan al cuerpo médico de River.
Por lo pronto los millonarios solicitaron la contraprueba, argumentando que la sustancia no se encuentra dentro de los medicamentos de uso habitual en el club, y se pidió al Departamento Médico de la institución la realización de pruebas de laboratorio de los productos que consumen los futbolistas con el objetivo de descartar una contaminación.
River Plate arde: tres positivos
