Al son del cambio climático

 

Los 195 países del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el mayor órgano científico que evalúa este fenómeno, acordaron los esquemas de dos nuevos informes que ayudarán a diseñar políticas para combatir el calentamiento global, en reunión que tuvo lugar en Guadalajara, México.

Los expertos revisaron la información científica existente para la elaboración de dos informes especiales sobre cambio climático, uno enfocado en océanos y criósfera, y el otro en desertificación, seguridad alimentaria, manejo sustentable y flujos de gases de efecto invernadero.

Estos informes, que serán terminados en 2019, “proporcionarán la sólida evidencia científica que necesitan para formular políticas robustas que aborden el cambio climático y sus impactos y riesgos”, indicó en la conferencia de cierre Hoesung Lee, presidente del IPCC.

Se entiende que los informes permitirán a los gobiernos reflexionar sobre “cómo sostener la capacidad de los recursos de la tierra para mantener nuestras sociedades frente el cambio climático, y cómo pueden reducirse las emisiones del sector de la tierra sin comprometer otros objetivos de desarrollo”, precisó en un comunicado Youba Sokona, vicepresidenta del grupo.

En estos años hay parámetros de carácter político que han cambiado, habida cuenta de que por ejemplo en su quinto informe de evaluación, concluido en 2014, el IPCC dijo que limitar el aumento de la temperatura media global a dos grados para finales de siglo requeriría fuertes reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero.

Pero el advenimiento a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, entre otros factores, es sin dudas un impacto negativo en las proyecciones que han trazado los expertos, al punto que Trump prometió “poner fin a la guerra contra el carbón”, al ordenar una revisión del Plan Energía Limpia, que había sido lanzado por su antecesor Barack Obama y que impone a centrales eléctricas una drástica reducción de sus emisiones de carbono.

No es un tema menor por venir de donde viene, teniendo en cuenta que estamos ante la primera potencia económica mundial, y no puede extrañar que esta postura causa preocupación en Holanda y varios países latinoamericanos.

Sin embargo, Hoesung Lee se limitó a decir que el IPCC “no comenta sobre las políticas de sus miembros”, y abogó por “seguir trabajando en estrecha colaboración con las instituciones y los científicos estadounidenses”.

El IPCC es un grupo intergubernamental que fue creado en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) para ofrecer una visión científica a los países sobre el cambio climático. Su trabajo ha dado como resultado, entre otros, la firma de actos globales contra el cambio climático como el Protocolo de Kyoto, que entró en vigor en 2005, y los Acuerdos de París de 2015, pero el camino hacia el logro de las metas trazadas está plagado de dificultades y de avatares, incluso políticos, como es el caso de la postura de Trump.

Es que la variación de la temperatura dependerá en gran medida de la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera en las próximas décadas. La temperatura terrestre ya aumentó cerca de 0,8°C desde la época preindustrial.

El IPCC también revisó al alza sus previsiones sobre el aumento del nivel del mar, una de las principales consecuencias del calentamiento global. Los científicos creen ahora que el nivel podría subir entre 26 y 82 centímetros durante el siglo XXI, frente a los entre 18 y 59 centímetros que preveía en 2007.

Los climatólogos evalúan ahora mejor el fenómeno del deshielo de los glaciares de la costa de Groenlandia y de la Antártida, que hace subir el nivel del mar. Los expertos de la ONU también prevén que el cambio climático provocará nuevos fenómenos extremos, aunque se desconoce de qué magnitud.

“Las olas de calor se producirán con más frecuencia y durarán más tiempo. Con el calentamiento de la Tierra creemos que habrá más precipitaciones en las regiones húmedas y menos en las regiones secas, aunque habrá excepciones”, precisaron desde el IPCC.

Un acentuado cambio climático modificará la duración e intensidad de las estaciones, con perjuicios para la agricultura y la flora en general. Los animales, como peces y aves migratorias, también se verán afectados. De la misma forma, el cambio en el régimen de lluvias puede provocar desde inundaciones hasta sequías, según estiman expertos.

Las olas de calor o los fríos inesperados en estaciones alteradas representan una amenaza para la salud humana (también la de los animales). Pueden aumentar las infecciones, así como los problemas diarreicos debido a la degradación de los acuíferos. Sin contar las muertes por inundaciones, sequías o incendios, indican.

En lo que tiene que ver con evaluaciones y decisiones políticas, tenemos que si bien los países en desarrollo no son los principales responsables de las emisiones que causan el calentamiento global, sí son vulnerables y tienen serias limitaciones económicas para mitigar las consecuencias y actuar con una mirada preventiva.

En este contexto, las respuestas posibles por un lado refieren a poder acelerar las acciones para la incorporación de las energías renovables a la matriz, y pese a las dificultades que pueda implicar una redefinición del aparato productivo en base a la realidad a la que se pretende llegar, el mundo, incluidos los países en desarrollo, deben transitar inevitablemente por la vía de optimizar el uso de la energía.

Un aspecto positvo para América Latina es que teniendo en cuenta que en esta dirección debe apoyarse con énfasis el enfoque de sostenibilidad social y ambiental en la región, en los últimos años los bancos comerciales de la región también han descubierto las oportunidades de la denominada economía verde, con una oferta creciente de líneas de financiamiento verde y la presencia cada vez más notable de la banca local en infraestructura amigable con el medio ambiente, según la evaluación de expertos de la región.

Lo cierto es que aún con elementos disonantes, como el nuevo escenario político en Estados Unidos,  gradualmente va in crescendo a nivel mundial la concepción de que se requieren acciones para detener y en lo posible revertir la tendencia del cambio climático, y que por encima de intereses que hasta ahora han predominado, es preciso reafirmar líneas de trabajo, asumiendo responsabilidades y a la vez identificar y plasmar en los hechos nuevos estímulos para el pasaje a energías amigables con el medio ambiente.

Pese a la convicción que tienen muchos de los integrantes de la comunidad científica respecto a la pertinencia de ocuparse de la problemática, no hay todavía unanimidad sobre las eventuales consecuencias y hasta causas involucradas, por lo que es preciso afinar el diagnóstico y tener voluntad consensuada de llevar a cabo las acciones correctivas consecuentes.