Dos buenas

En tiempos de críticas –con razón– de algunos manejos económicos de nuestras autoridades, en especial por el aumento de los impuestos, hay datos recientes que demuestran que las finanzas del país cuentan con algo de espalda y que los años anteriores de bonanza –pese al despilfarro en algunas ocasiones, sobre todo, en la época de la presidencia de José Mujica– aún brindan algunos réditos. Como la proyección de crecimiento que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) avizora para Uruguay y la última cifra de inflación brindada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La Cepal incrementó el jueves la perspectiva de expansión de la economía para Uruguay: hasta ahora estimaba un crecimiento de 2% para este año y ahora prevé que logrará crecer su economía un 3%. Además, mantuvo el jueves su proyección de crecimiento para América Latina y el Caribe en 1,1% en 2017, impulsado por la expansión de México, a pesar de un menor dinamismo de algunos países sudamericanos, donde destaca la crisis que golpea a Venezuela.
El organismo atribuyó la mejora del panorama regional “a un contexto internacional que, pese a los riesgos geopolíticos, muestra mejores expectativas de crecimiento y una mejora en los precios de las materias primas que exporta la región”, y una vez más Uruguay se ve beneficiado. El comercio mundial “comienza a repuntar, pero con niveles históricamente bajos, así que no podemos cantar victoria aquí”, matizó, no obstante, la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, al presentar el reporte en Santiago, sede de la entidad.
Entre los factores que afectarán positivamente el desempeño económico de la región, la Cepal destacó la moderada recuperación de la economía mundial –que cerraría 2017 con un crecimiento de 2,7%–, repunte del volumen del comercio mundial (2,4%) y un mayor nivel de precios de los productos básicos, que serían en promedio un 12% más altos que los del año pasado.
Desde la perspectiva del gasto, en tanto, se observa una ligera mejora de la inversión y un mayor dinamismo del consumo privado. Pero en un contexto de moderada expansión, el desempleo se mantiene como una gran preocupación, advirtió Bárcena. Se espera que el desempleo urbano se expanda desde el 8,9% al 9,4%, afectando a unos 23 millones de latinoamericanos.
De acuerdo con números del Banco Central del Uruguay (BCU), la economía uruguaya ya había mostrado su aceleramiento del crecimiento durante el primer trimestre del año, con una expansión en la mayoría de los sectores de actividad movidos principalmente por el consumo y las exportaciones. Según datos difundidos por el BCU en junio pasado, la actividad uruguaya creció 4,3% durante el primer trimestre del año, por encima del 3,4% del último cuarto de 2016.
El consumo de los hogares uruguayos se expandió 4,3%, mientras que las exportaciones de bienes y servicios se incrementaron 4,9% interanual. Esto permitió compensar con creces la caída de 1,1% en la inversión. En cuanto a los sectores de actividad, el logístico mostró el mayor dinamismo, con una expansión de 9,4% respecto al primer trimestre del año pasado.
En segundo lugar, se ubicó el comercio, restaurantes y hoteles, que a raíz de una gran temporada turística logró una expansión de 8,7%. En tanto, el agro mostró un dinamismo de 5,4% y la construcción recuperó el crecimiento con una expansión leve de 0,7% luego de ocho trimestres de caída. La industria fue el único sector en caída, con un deterioro de su actividad de 1,6% interanual durante el primer trimestre del año.
Y la otra buena noticia de estos días, en términos económicos, ha sido el último dato de inflación, que registró el mínimo desde 2005. Los precios al consumo subieron 0,32% durante julio, lo que implica un aumento inferior que el del mismo mes del año anterior. En este sentido, el registro de inflación interanual de 5,2% fue el menor desde diciembre de hace 12 años. Eso implicó una leve baja respecto al 5,3% acumulado a mayo, según los datos del INE.
La inflación acumula cinco meses dentro del rango objetivo trazado por las autoridades económicas, de entre 3% y 7%. La variación acumulada en el año es de 4,66%. El estancamiento en los precios de los alimentos que en los últimos 12 meses se encarecieron solo 0,12% ha sido fundamental para la moderación inflacionaria.
En su reciente Informe de Política Monetaria (divulgado el lunes), el Banco Central evaluó que aún “el incremento de precios continúa siendo bastante generalizado. En junio el índice de difusión (qué porcentaje del total de los precios relevados suben) se ubicó en 66% en tendencia-ciclo, manteniéndose en niveles inferiores a los observados un año atrás”. El Central señaló allí que prevé que “la inflación continúe cercana al rango meta”. La contraparte de estas buenas nuevas es el déficit fiscal, hoy en 3,4% y que 2016 cerró en 4%, el peor en 27 años. Fruto del despilfarro y que ahora los contribuyentes tienen que paliar, con las insoportables subas de impuestos. También para sostener un enorme Estado, ineficiente y fuera de moda. Es una pena. Porque todo el crecimiento, el buen trabajo de algunos, apenas llega a verse. Aún seguimos siendo un país caro, en el que por comprar tres cosas en el supermercado, se nos va buena parte del sueldo.